Capitulo #4

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Le costó bastante volar entre los árboles, chocando y rasguñándose con las ramas y sus alas topándose con enredaderas y telarañas.

Un ave lo hostigo tras chocar y caerle en la frente un nido pequeño, él se disculpó colocándolo de nuevo, pero se llevó unos picotazos en los cuernos del ave que parecía bastante temeraria para atacar a un dragón que podría comérselo de un bocado.

Lo hubiera hecho si no hubiera desatado una risa de Frutilla de lo más tierna que lo hizo reaccionar con una sonrisa avergonzada tras el "feroz" ataque del ave.

<Esta sonrisa te salvo pajarito, ten más cuidado si te vuelvo a ver> Pensó Inventor, pero en un tono divertido.

Llegaron al borde de la selva y ella aterrizo entre un montón de arbustos, el aroma de fruta madura y el ruido de los pájaros plagaban la zona, como si se concentrara gracias a la lejanía de ambas aldeas de dragones.

- ¡Mira acércate a ver esto! – Grito Frutilla con emoción y gran ánimo.

Él se acercó a donde ella se encontraba moviendo los arbustos abundantes y plegando las alas en la espalda para evitar los bichos en las ramas.

Cuando miro donde ella le indico fue raro al principio, un grupo de arbustos bajos, que estaban plagados de gránulos rojos por montones, parecían simples bayas.

- ¿Ehhhh un grupo de bayas raras? Bastante interesante, si -. Dijo ladeando la cabeza tomando una de las bolitas rojas en sus garras.

-Adelante, pruébala -. Dijo sentándose ella colocando su cola entre las garras mirándolo con una sonrisa pícara y divertida.

Él se encogió de hombros, ya había comido bayas, pero parecía animada por esto así que arrojo dos bolitas a su boca, en el momento que sus dientes aplastaron y las hicieron soltar el jugo de adentro sus ojos se abrieron de par en par.

Escupió de golpe tosiendo, apartándose un poco de los arbustos.

Sintió un enorme ardor en su lengua, picoso era la palabra, como si su boca hubiera sido picada por hormigas y luego pasada por el fuego de una antorcha.

Frutilla estaba riéndose senada mirando la escena de forma divertida.

- ¿¡EHTO QUE EHHHHH!? -pregunto con la lengua de fuera colgándole mientras la cepillaba con una hoja que supo identificar como una hoja de menta, comenzaba a calmar el ardor y quitar ese sabor tan picante que le dejo.

-Orquídea lo llamo Fuego de lengua, pero yo digo que le queda más como Fuego de dragón, o Baya de fuego, ¿tú que dices? -.

-Ho ehgundo – aún tenía su lengua de fuera hasta que el ardor paso, lo había hecho salivar tanto que su baba cubría sus garras y la tierra bajo ellas, se relamió dejándose la hoja de menta que se comió, le gustaba ese sabor fresco.

<Estas bayas sí que son interesantes, picosas, muy picosas, ¿se podrían comerciar como fruta exótica?> Pensó mirando una bolita detenidamente en sus garras.

-Que sabor más agresivo – dijo finalmente tras pensar en varias posibilidades de comercio.

-Lo sé, la pareja de Orquídea comió un manojo pensando que eran bayas simples, ¡Imagina el dolor de estómago y su boca ardiendo después! Ambas nos reímos bastante – Dijo ella sonriendo colorando sus escamas con amarillo chillón y motas rosas.

Él sonrió divertida con ella y saco un pequeño frasquito de tinta de su bolsa colgada al cuello, siempre la traía por si se le ocurría algo en el momento, también saco un pergamino pequeño y busco donde extenderlo hasta encontrar una roca junto a un árbol grande y frondoso.

Wings Of Fire - La Nueva EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora