16. Petter Pettigrew

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—Pero es casi imposible eso, Emma —. Intervino Hermione. Rezando para que su amiga no cayera en la trampa de los dos hombres. —Si Peter Pettigrew hubiera sido un animago, las personas lo habrían sabido. Tengo entendido que el Ministerio vigila a los magos que pueden convertirse en animagos. Hay un registro que indica todos los datos de eso.

—Tienes razón, Herms —. Murmuró la pelirroja. —Sin embargo, el ministerio ignora la existencia de animagos que se hayan convertido de forma...

—Ilegal. Correcto, Emma —. Asintió Sirius.

—Así como dice Emma, Hermione. El ministerio ignora la existencia de tres animagos. Los cuales se convirtieron de manera ilegal, aquí, en Hogwarts.

—¿Les contarás lo que sucedió, Remus? —Preguntó Sirius. Al recibir un asentimiento por parte de Remus, el hombre de pelo oscuro suspiró, demasiado aburrido. —Qué sea rápido. No tenemos mucho tiempo, Remus.

El profesor Lupin comenzó a relatarles sus años en Hogwarts, revelando cómo él y sus compañeros, «Los Merodeadores» solían molestar a Snape, lo que eventualmente llevó al odio del profesor de pociones hacia todos ellos. También compartió anécdotas sobre las bromas pesadas que les gastaban y como Lily, la madre de los mellizos, solía intervenir para defender a Snape, dado que eran mejores amigos. Aquella confesión era impactante para el cuarteto de oro.

Después de la explicación, Sirius se puso de pie y comenzó a pasear de un lado a otro de la habitación, con la mirada perdida en sus pensamientos, quizás buscando una solución a su situación.

En ese preciso instante, apareció Snape, subiendo las escaleras con pasos rápidos y decididos. Al ver a Sirius, levantó su varita y pronunció: —Expelliarmus.

La varita de Sirius salió disparada y todos en la habitación dirigimos nuestra atención hacia él.

Snape esbozó una sonrisa llena de satisfacción y dijo: —La venganza es dulce, Black. Esperaba ser yo quien te atrapara.

—Severus, yo —. Comenzó a decir Remus, aunque fue interrumpido rápidamente.

—Le dije a Dumbledore que estabas ayudando a un viejo amigo en el castillo y ahora aquí está la prueba, Lupin —. Confesó, acusadoramente. Su mirada delataba la furia que sentía.

—Brillante, Snape. Volviste a emplear tu mente aguda y penetrante —. Sonrió Sirius, con el sarcasmo arrastrando en su voz. —Y como siempre, te equivocaste con la conclusión, ¿no? Ahora si nos disculpas, Remus y yo tenemos un asunto pendiente que...

Sirius se vio interrumpido en medio de su frase por la presión de la varita del profesor Snape contra su cuello, una amenaza silenciosa, pero palpable. La mirada fría y penetrante de Snape parecía atravesar hasta lo más profundo de Sirius, dejando claro quién tenía el control en ese momento.

—Dame una razón para matarte ahora mismo y te juro que lo hago, Black ─. Susurró, casi loco.

—Severus, no seas tonto ─. Advirtió, suavemente el profesor Lupin.

—No puede evitarlo, Remus, siempre lo es—. Interrumpió Sirius, aún con la varita en el cuello.

—¡Sirius! ─Regañó Lupin. ─Cállate. No ayudas.

—¡Cállate tú, Remus! ─Exclamó el hombre de cabello oscuro, frunciendo totalmente su ceño.

—Escúchense ─. Soltó Snape, con una risa burlona. ─Ambos peleándose, al igual que un viejo matrimonio.

—¿Por qué no te vas a jugar con tu juego de química en vez de meterte, eh, Severus? ─Espetó, con un tono desafiante, mientras su mirada chispeaba con un destello de provocación.

just the way you are ━ oliver woodWhere stories live. Discover now