02. Dementores

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—¿Ustedes me dijeron su nombre? —Preguntó Stan, el ayudante del autobús.

—No, no te lo dijimos —. Respondieron ambos, sentándose en una de las camas del autobús.

Stan asintió ante la respuesta, restándole importancia al asunto. Con aburrimiento, abrió su periódico y se dispuso a leerlo mientras el autobús iba a toda velocidad.

En la portada de este, los mellizos notaron un gran letrero que decía «SE BUSCA» junto a un señor con apariencia desalineada.

Harry, sin querer aguantarse la curiosidad, habló: —Oye, ¿quién es ese hombre?

Frunciendo el ceño, Stan respondió. —¿No lo conocen? Es Sirius Black, un asesino y criminal peligroso, todo gracias a los errores de su juventud.

—¿Cómo escapó? —Preguntó la pelirroja, llena de curiosidad.

—Muy buena pregunta —. Dijo el pelirrojo, comenzando a contarles, con voz misteriosa. —Eso es lo curioso. ¡Es el primero que lo logra! Fue un fiel partidario de ustedes saben quién. —Hubo un silencio, hasta que él lo rompió, con burla. —¿O me dirán que a él tampoco lo conocen?

—Sí —. Afirmó Harry, viendo hacia la ventana. —Hemos escuchado de él.

Dando por finalizada la conversación, Stan regresó su vista hacia su periódico.

El trayecto continúo, hasta que el bus se detuvo en el Caldero Chorreante. Las puerta se abrieron, dejando ver a un señor de estatura muy baja, con la espalda encorvada.

—¡Ah! —Exclamó fascinado. —Señor Potter, señorita Evans. Al fin llegaron... Síganme —. Pidió, mientras terminaba de hacer una pequeña reverencia.

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Tom, quien parecía ser un ayudante del lugar, los condujo hacia la oficina del ministro de magia, o al menos eso era lo que Emma había entendido, porque aquel hombre encorvado no decía casi ni una sola palabra.

Dentro de esa oficina, el Ministro Cornelius Fudge les informó que sus pertenencias, incluida su lechuza, ya se encontraban en los dormitorios que habían tenido que alquilar, así que no tenían de qué preocuparse.

Como era de esperar, el Ministro de Magia les comunicó a los mellizos que habían logrado recuperar a su tía, quien hace unas horas se encontraba flotando en Privet Drive. Con tranquilidad, les contó cómo le habían alterado la memoria para evitar que un muggle descubriera la existencia de la magia.

Además, les aseguró que podrían regresar a la casa de sus tíos al finalizar su año en Hogwarts. Aunque a ser verdad, a ninguno le agradó la idea, pero Fudge les recordó que ese era su único hogar, ya que no había nadie más que pudiera cuidar de ellos.

—Necesitan cuidarse —. Advirtió severamente, ordenando algunos papeles de su escritorio. —Más cuando Sirius Black se fugó, está libre y eso significa que...

De inmediato, Cornelius se dio cuenta de su error. Él no debía decirles nada a los mellizos sobre aquel hombre, por lo que prefirió callar.

Al notar el comportamiento raro del ministro, Emma decidió preguntar: —¿Qué tiene que ver Sirius Black con nosotros?

Esperó varios segundos para responder, y cuando lo hizo, tartamudeó en el proceso. —Solo lo decía por precaución. No pueden estar solos por el mundo mágico si un fugitivo de Azkaban está suelto —. Con un suspiro pesado, el ministro continuó: —Es mejor que descansen un poco. Ya es muy tarde.
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just the way you are ━ oliver woodWhere stories live. Discover now