O8 ꔛ memory reboot

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Cuando Minjeong cumplió los dos años, Jaesang empeoró en su lucha contra la enfermedad. Doyoung se esforzaba al máximo para brindarle tiempo y cuidados de calidad. Aunque tenían una enfermera de confianza, Kim también deseaba estar involucrado en el cuidado de su esposo.

El cáncer de Park avanzaba inexorablemente con el tiempo, y las noches eran testigos silenciosos de su sufrimiento. Las malas noticias siempre nos golpean en la cara y son las que menos queremos escuchar, pero hay situaciones donde estas noticias resultan salir bien. Eso esperaba, porque sino se sentirá culpable por dejarlo encerrado en cuarto paredes haciéndose chequeos todo el tiempo.

—Doie, por favor, cuida de Minjeong por mí. Es tan linda, y quisiera verla crecer, pero mírame, mira en qué estado estoy —dijo Jaesang, acostado en su cama, con un tono de resignación en su voz.

Doyoung lo miró con ojos llenos de amor y tristeza. Sabía que Jaesang estaba llegando al final de su batalla contra la enfermedad, y lo único que podía prometer era que Minjeong recibiría todo el amor y cuidado que necesitaba.

La familia enfrentaba tiempos difíciles, y Doyoung estaba decidido a cumplir la promesa que le hizo a su esposo.

—Nunca nos casamos... creo que él no quería que yo quedara como un viudo. Por eso nunca lo propuso. —dijo Doyoung, con un tono nostálgico en su voz.

Taeyong asintió comprensivamente. Sabía que la relación de Doyoung con Jaesang había sido única y significativa. Después de un breve silencio, preguntó con delicadeza:

—¿Cómo te sentiste cuando Jaesang se enfermó? Debió de haber sido un momento increíblemente difícil para ti, Doie.

Doyoung cerró los ojos por un instante antes de responder, reviviendo aquellos momentos dolorosos en su mente. Taeyong lo miraba con empatía, consciente de que estaba tocando una herida antigua en el corazón de su amigo.

—Fue devastador, Taeyong. Ver a Jaesang luchando contra el cancer, viendo su salud deteriorarse lentamente... fue una agonía. Pero él siempre fue valiente, nunca se quejó ni una vez. Las quimioterapias las llego a soportar. Incluso cuando sabía que no había esperanza, mantuvo su espíritu fuerte por Jeno, Minjeong y por mí.

Doyoung recordaba las noches en vela, cuidando a Jaesang mientras Minjeong dormía en su cuna. La sensación de impotencia lo invadía cada vez que veía sufrir a su amado, sin poder hacer nada para detener la enfermedad.

Jeno tenía apenas siete años en ese momento, y su mente infantil no comprendía completamente lo que estaba ocurriendo. De repente, un día, Jaesang desapareció de su vida, y nadie le explicó adecuadamente lo que estaba sucediendo.

Preguntaba por su padrastro, pero las respuestas eran evasivas, y los adultos trataban de protegerlo de la verdad.

La ausencia de Jaesang dejó un vacío en la vida de Jeno, y aunque era joven, sentía que algo importante le había sido arrebatado sin una explicación adecuada. A medida que creció, comenzó a preguntarse más sobre su padrastro, pero a menudo sentía que su familia estaba ocultando algo. Esta sensación de misterio e incertidumbre nunca lo abandonó del todo.

La adolescencia de Jeno estuvo marcada por una intensa búsqueda de respuestas. Cuando cumplió quince años, su deseo de saber más sobre Jaesang y su relación con Jaehyun se convirtió en una obsesión. Se enfrentó a su padre, Doyoung, con una explosión de emociones.

Like A Tattoo; jaedoWhere stories live. Discover now