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DIECIOCHO AÑOS DESPUÉS...

Doyoung se encontraba en un lugar de la vida donde las sombras del pasado ya no lo atormentaban como antes. Había superado los momentos oscuros, aprendiendo a no mirar atrás con amargura. Aunque los detalles de cómo era su vida en el pasado a menudo se desvanecían en su memoria, una cosa permanecía clara y constante: su determinación de no rendirse y seguir adelante.

Esta determinación tenía una razón en particular: su hijo mayor, Jeno. Era su fuente de motivación y orgullo, el recordatorio constante de que incluso en los momentos más difíciles, había una razón para luchar y avanzar.

A pesar de los cambios y desafíos, Doyoung encontró en Jeno un compañero y confidente. Los dos habían construido una relación sólida y especial, basada en el amor y el respeto mutuo. Jeno era la prueba viviente de que había hecho lo correcto al enfrentar su pasado y tomar el control de su vida.

Sin embargo, había una figura ausente en esta historia de redención y crecimiento: Jaehyun. A lo largo de los años, Jaehyun nunca había dado un paso adelante para preguntar por su hijo ni para intentar establecer una relación con él. A pesar de que Jeno llevaba su apellido, Jaehyun parecía haber elegido mantenerse alejado de su vida.

Doyoung había aceptado este hecho con resignación. Si bien podría haber esperado que Jaehyun mostrara algún interés en Jeno, había decidido no esperar ni depender de él. La vida de Doyoung había avanzado y florecido de manera sorprendente, y lo había hecho sin la presencia de Jaehyun. Esta historia de superación y resiliencia era una demostración de que a veces, las personas más importantes no son necesariamente aquellas que comparten tu sangre, sino las que están dispuestas a estar a tu lado cuando más las necesitas.

Ahora tenía a su lado a Jeno, su hijo que había crecido en un joven apuesto e inteligente, y a Minjeong, su adorada hija, quien lamentablemente había perdido a su padre cuando tenía dos años.

La vida había llevado a Doyoung por un camino de crecimiento y logros. Con determinación y esfuerzo, se había convertido en uno de los abogados más reconocidos de Corea, ganándose una reputación por su éxito y habilidades excepcionales.

Su despacho era el epicentro de casos importantes, y su nombre resonaba en círculos legales y empresariales. La tenacidad que había demostrado en su lucha personal se había traducido en su carrera profesional, demostrando que podía superar cualquier adversidad.

Pero el éxito no era lo único que había cambiado en su vida. Doyoung también había aprendido a sanar las heridas del pasado, a perdonar y dejar atrás el dolor. Aunque el camino no siempre fue fácil, su amor por sus hijos y la fuerza interior que había desarrollado lo habían guiado hacia un lugar de paz y felicidad.

La semana siempre comenzaba con el pie izquierdo. Doyoung se mantenía ocupado con asuntos del trabajo y sus hijos, por su parte, ya estaban en la universidad. El martirio de la secundaria se había quedado en el pasado, y ahora Jeno y Minjeong estaban inmersos en un mundo de nuevos desafíos académicos y sociales.

A pesar de las mañanas agitadas y el bullicio constante de la vida urbana, la familia Kim se las arreglaba para mantener una conexión sólida. Los momentos compartidos en la mesa del desayuno, incluso si eran rápidos y llenos de prisa, eran oportunidades para mantenerse al tanto de las novedades y compartir sonrisas y anécdotas.

—¡Jeno! —exclamó Doyoung, llamando la atención de su hijo mientras se preparaba para ir al trabajo. —Te toca a ti llevar a tu hermana a la universidad hoy.

Jeno, aún adormilado, respondió con voz somnolienta: —Papá, son las 6:30 am, ¿de verdad me vas a hacer esto tan temprano? —Frunció el ceño mientras añadía resignado—. Está bien, lo haré sin problema.

Like A Tattoo; jaedoWhere stories live. Discover now