Capítulo 25 - No podía quedarme atrás

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Todos los días el despertador sonaba a la misma hora. Llevaba casi tres semanas aumentando los entrenamientos todo lo posible y me sentía exhausto. A pesar del esfuerzo que tuve que hacer para incorporarme de la cama, conseguí ponerme la ropa de deporte y salir al jardín. Quise hacer un par de estiramientos, pero tenía tantas agujetas por todo el cuerpo que pensaba que me partiría en dos. Finalmente eché a correr un par de minutos después.

Notaba los pinchazos en las piernas y tropecé tres veces en el trayecto hasta la colina. La semana anterior llegué a la conclusión de que mi poder podría aumentar si conseguía tener un cuerpo capaz de aguarlo. Nunca fui un chico fuerte, más bien todo lo contrario. Con mi técnica era suficiente para sobrepasar cualquier obstáculo que me encontrara... hasta que apareció Aiden. Con él nada parecía suficiente.

Entrenaba con él a diario y solamente me estaría engañando a mí mismo si dijera que su progreso no era visible después de cada entrenamiento. Era algo extraordinario y a la vez muy confuso. ¿Nunca se había puesto a entrenar en serio hasta aquel momento? Siempre decía que su sueño era convertirse en un gran duelista pero, con la educación que recibió, debería de ser mejor de lo que era. Muchísimo mejor. Cuando desplegaba su magia, toda la habitación se llenaba de esos hilos dorados. Tenía tantísimo poder... Pero él no parecía ser consciente. O le daba igual, lo cual me parecía todavía peor. Siempre estaba sonriendo, calmado, como si nada fuera mal y a pesar de eso, en estos dos meses, había progresado tanto como yo en varios años de entrenamiento. Me fastidiaba demasiado la facilidad que tenía para todo.

Esa era una de las razones principales para autoexigirme más. Si me descuidaba, acabaría siendo mejor, y yo dejaría de ser útil para el Kettou... y eso no lo podía permitir. No podía dejar que me superara. No podía aceptar que alguien con dos meses de entrenamiento fuera mejor que yo después de diez años.

Después de descansar unos minutos, decidí emprender el camino de vuelta. Si me quedaba mucho tiempo más acabaría llegando tarde a clase y los profesores ya me habían avisado varias veces. No podía seguir descuidando los estudios, pero cada vez que me sentaba en mi habitación para aprenderme la lección o hacer los deberes, me quedaba dormido. Daba igual que posición mantuviera, estaba rendido.

Empecé a correr de nuevo. Los pinchazos en las piernas se volvieron cada vez más intensos y no tuve más remedio que ralentizar el paso para evitar una lesión. Si me seguían temblando las piernas de aquella manera, acabaría pisando mal y forzando un tobillo... Y aquello era lo último que quería que me pasara. La competición estaba demasiado cerca y yo no estaba a la altura.

De repente me vino a la mente la conversación que había tenido con Aiden la hacía un par de noches. Todavía no se había recuperado de lo que fuera que le hubiera pasado en la azotea y, por alguna razón, me irritaba verlo alicaído. Todavía recordaba su expresión y el sentimiento de vacío que vino después. Parecía tan solo... ¿Por qué me importaba tanto? Estaba claro que no quería hablar conmigo cuando me dijo que estaba bien. Mentía y él sabía que me daría cuenta. Y, aun así, lo hizo. ¿Eso era lo que me molestaba tanto? ¿Qué me mintiera? ¿No saber qué le pasaba? ¿Que sus emociones contagiaran a las mías? Tenía demasiadas preguntas y ninguna respuesta y eso me frustraba.

Victoria ColateralTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon