Capítulo 23 - Un entrenamiento especial

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Las competiciones estaban a la vuelta de la esquina. Apenas quedaban unas cuantas semanas y necesitaban subir el nivel de los entrenamientos. Por ese motivo, Loan les había organizado un entrenamiento con uno de los equipos de la zona. Les había dicho que la única forma de prepararse para un duelo era tener uno.

El sábado por la mañana, dos magos de la escuela Mitsuru llegaron al Bhainn Daiocht. Vega y Misaki eran dos magos de último año de la escuela superior. Habían ganado dos veces el campeonato nacional y ese año no se presentaban porque se habían clasificado para el mundial de duelos. Que un equipo de ese nivel hubiera aceptado a entrenar con el Kettou era algo que Aiden todavía no lograba entender. Era cierto que la reputación de su equipo era buena, pero llevaban un par de años sin tener buenos resultados. A pesar de ello, él no iba a ser quien se quejara de la oportunidad.

Después de unas presentaciones bastante rápidas, Loan los había puesto a entrenar en duelos individuales. En aquel momento, Aiden estaba compitiendo contra Vega. A pesar de la diferencia de edad y de experiencia, no se estaba quedando atrás, al contrario. Estaba haciendo pasar a su contrincante por muchas dificultades para hacerse con la victoria.

Ambos jadeaban por el esfuerzo. Llevaban casi veinte minutos lanzando ataques y bloqueando la ofensiva del rival, pero parecía que ninguna opción era lo suficiente buena para dar por zanjado el enfrentamiento.

El resto de los miembros del Kettou los miraban con atención. Rian estaba con los brazos cruzados y el semblante serio, atento a todos sus movimientos. Loan, por el contrario, anotaba continuamente en su libreta. Era como si pudiera apreciar a la perfección cualquier error que cometieran y no dudara en apuntarlo para poder discutirlo con ellos después.

—Vaya, Aiden, sí que eres bueno. Te falta mucha técnica, pero tienes muchísimo poder...—reconoció Vega, secándose el sudor de la frente—. Me llego a despistar y ya me habrías vencido.

Aiden sonrió ante el halago.

—Mis compañeros no me permiten quedarme atrás. Necesito mejorar cada día para no convertirme en un estorbo en los entrenamientos.

—No te rindas. Pase lo que pase, sigue luchando. En un par de años te convertirás en uno de los magos más poderosos que haya.

Aiden lo miró perplejo. No estaba acostumbrado a tantos halagos.

—Creo que exageras.

—Para nada. Aunque tienes mucho que mejorar. Espero que te esfuerces.

—Lo haré.

—Bien. Bueno, estoy cansado—dijo Vega un par de segundos después—. Vamos a terminar con esto.

Vega levantó las palmas de las manos y empezó a lanzar ráfagas de energía de forma indiscriminada. Aiden tuvo que levantar los dos brazos para levantar un escudo a su alrededor y, aun así, sus pies resbalaban por el terreno sin que pudiera hacer nada para evitarlo.

Los ataques no eran muy poderosos, pero eran precisos. Era como si Vega encontrara todos los puntos débiles de su escudo y lanzara los ataques exactamente hacia ellos.

Aiden notó un ligero temblor en una de sus manos, lo que hizo que tuviera que cerrar los ojos, buscando la concentración absoluta. Sabía que permitirse perder de vista al rival en medio de un combate era un error. A pesar de eso, era la única opción que tenía. Si no se concentraba perdería sin remedio.

De repente, los ataques se detuvieron y llegó la calma. Cuando Aiden buscó con la mirada a su rival, no lo encontró por ningún lado, hasta que fue demasiado tarde. Vega había aprovechado los destellos de los ataques para desplazarse hasta un lateral y atacarlo en el momento en el que bajó la guardia. El hechizo golpeó a Aiden en el costado, lanzándolo contra el suelo sin remedio. Ni siquiera tenía fuerzas para evitar el golpe. Por suerte, Rian estaba preparado y lo salvó del impacto milésimas de segundo, antes de que pasara.

—¿No sabes activar un mísero escudo antes de estamparte contra el suelo? ¿Qué se supone que has aprendido los últimos quince años de tu vida? —le recriminó Rian con mala cara.

Al mismo tiempo, Misaki se acercó hasta su compañero que yacía tumbado, boca arriba en el suelo, intentando recuperar el aliento después de su victoria.

—Vaya actuación más lamentable. Has estado a nada de perder contra el novato de primero—dijo tendiéndole una mano y ayudándole a incorporarse.

—Bueno, ya has visto lo que hay... Es algo increíble—dijo mirando a Aiden, quien solo se mantenía en pie porque Rian le había pasado su brazo por los hombros, agarrándolo con fuerza. Aiden se dejaba sostener sin poner muchos problemas al respecto. Estar así de cerca con Rian era extraño y cómodo a partes iguales.

Loan les había dejado un par de botellas de agua y un poco de fruta en una de las mesas del fondo de la sala. Ambos necesitaban alimentarse y descansar para recuperar toda la energía que habían perdido.

Después llegó el turno de Rian contra Misaki. Los dos magos trasmitían una serenidad fuera de lo normal. Sabían que eran buenos, que eran muy buenos y a Aiden le dio rabia no estar a su nivel. Querer ser como Rian era parecido a intentar coger el aire con las manos. Algo imposible.

El duelo empezó poco después. Rian lanzaba hechizos con una técnica perfecta. No desperdiciaba energía, sus movimientos eran precisos y los ataques certeros. Aiden, que estaba sentado en uno de los bancos de la zona intentando recuperar el aliento, no perdía de vista ningún movimiento. Sus pies se movían en la misma dirección que su cuerpo, tal y como Loan les había indicado constantemente en los entrenamientos. A pesar de ello, en más de una ocasión, a Aiden le dio la impresión de que los ataques de Rian perdían potencia. Era como si le faltase algo de energía para convertirse en el mejor duelista.

Diez minutos después, Rian se hizo con la victoria. Le había ganado a un mago que estaba clasificado en el mundial de duelistas. Aiden no se lo podía creer. El talento de su compañero estaba en otra dimensión. Cuando se acercó a donde él estaba y se sentó a su lado se dio cuenta de que Rian tenía el pelo empapado de sudor y jadeaba ligeramente. Había ganado, pero se había tenido que esforzar al máximo.

—Buen combate.

—Espero que hayas aprendido cómo se hace. Te recuerdo que estamos a nada de la competición. Si te vas a dejar ganar de esa manera, no vamos a lograr nada. Necesito que te esfuerces más.

Aiden puso los ojos en blanco y desvió la mirada. A veces le daba la sensación de que para Rian, competir con él suponía un suplicio. Una obligación. Otras veces, llegaba a la conclusión de que podía dar la talla y convertirse en un compañero adecuado... Solo necesitaba un poco más de tiempo.

Durante el resto de la tarde siguieron compitiendo sin parar. Fueron alternando duelos individuales y por parejas, incluso se intercambiaron los compañeros en más de una ocasión. Al final del día, Vega se había hecho con la victoria de la mayoría de los duelos, independientemente de quién fuera su compañero.

Cuando Aiden llegó a su cuarto aquella noche, no se podía sentir más feliz. Tener la oportunidad de entrenar con magos tan sumamente buenos era un sueño hecho realidad. Antes de meterse en cama, les mandó un mensaje a Leo y a Lily por el grupo que compartían y se quedó dormido esperando una respuesta.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora