Hijos de puta.

Ahogo un gruñido y me dirijo al armario para recoger unas cuantas prendas.

- Seojoon, ¿Cuántos días estaremos fuera? - pregunto tímidamente. - Es para calcular cuanta ropa me llevo.

- Un par de días - se encoge de hombros. - Aunque deberías de llevártelo todo, para que ese imbécil se crea que le has abandonado - dice rabioso.

Me encojo dentro de mi propia ropa y dejo escapar un sollozo. Rápidamente Seojoon se acerca a mí y me abraza.

- Lo siento Tae, no debería haber dicho eso - se disculpa.

- No pasa nada. Sé que tienes razón, pero yo... yo - lloro sobre su hombro. - Estoy completamente enamorado de él.

Seojoon me abraza, sin decir nada más, mientras acaricia mi espalda con parsimonia. Puedo sentir la lástima que me tiene en este momento y me felicito por lo bien que finjo.

- Lo siento - me disculpo. - Me siento ridículo - intento bromear.

Me doy la vuelta y rápidamente termino el equipaje. Deliberadamente, agarro una camisa de Jungkook y la huelo como si la vida me fuera en ello. Suspiro pesadamente, fingiendo estar realmente agotado con esta situación. Con cuidado, doblo la camisa y la meto en mi equipaje, para que Seojoon me vea hacerlo. Voy al baño y recojo mi neceser. Lo guardo y cierro la bolsa.

- Lo tengo todo - le digo cargando la bolsa en mi hombro.

- Yo lo llevaré - me dice Seojoon con una sonrisa, quitándome el equipaje.

Salimos y le sigo. Cuando llegamos a mi nueva habitación, me devuelve mis cosas.

- Si necesitas algo, cualquier cosa, mi habitación es esta - dice señalando a la puerta contigua a la mía.

- Muchas gracias por todo - le digo tímidamente. - Gracias por sacarme de aquí.

- De nada, Tae - me tiende una mano para que se la estreche.

Despacio, agarro su mano, me acerco a él y le doy un beso en la mejilla. - Hasta mañana.

Puedo sentir su debate interno. Le gusto, de eso no hay duda, pero no quiere precipitarse y decide no mover ficha. Sonrío internamente porque me encanta descolocar a la gente. Además, saber que tengo este poder sobre él, me da una pequeña ventaja que no dudaré en utilizar si, llegado el momento, me hiciera falta.

No puedo olvidarme de que son peligrosos y que, si se llegan a enterar de todo, soy hombre muerto. Sin decir nada más, abro la puerta y entro en mi suite. Es aún más grande e impresionante que la que teníamos. Fiel a mi papel, me doy una ducha y me acuesto. Lloro en silencio hasta que me duermo por si alguien está mirando o escuchando.

A la mañana siguiente, los golpes secos de unos nudillos me despiertan. Corro a la puerta. Al abrir me encuentro a Seojoon, impecablemente vestido, como el día anterior. Sonríe cuando me ve. Su mirada me recorre de arriba abajo. Llevo tan solo la camisa de Jungkook, que me llega la mitad del muslo.

- Buenos días Taehyung - me acaricia el pelo revuelto por dormir.

- Buenos... días - trago en seco fingiendo que su proximidad, y que me vea así, me afecta. - Perdóname - digo bajándome la camisa. - Me arreglo en seguida.

- Estás perfecto - susurra. - Pero será mejor que te vistas para desayunar. Iremos al comedor privado del Sr. Lee.

Me sonrojo porque noto las ganas que me tiene. Agacho la mirada y pestañeo sabiendo que no está perdiendo detalle de nada.

- Dame 5 minutos - le pido finalmente.

- Los que necesites.

- Pasa - le invito a entrar.

- No te preocupes, te espero aquí - sonríe.

Le agarro del brazo y lo meto dentro. Se ríe y se sienta en una de las butacas.  Rápidamente elijo un pantalón de lino y una camiseta fresca y me encierro en el baño. Me aseo, me visto y salgo en seguida.

- ¡Estoy listo! - le digo al salir.

Seojoon carga de nuevo mi equipaje y me guía hasta la zona residencial del Sr. Lee. Es un edificio anexo al resort, completamente oculto del resto, parapetado entre enormes palmeras. Es una villa de dos plantas, completamente blanca. Me recuerda el estilo de Nueva Orleans. La primera planta tiene una enorme terraza corrida. Es una edificación preciosa.

Un par de hombres de seguridad, trajeados, nos dan la bienvenida y nos llevan con el anfitrión.

- ¡Bienvenidos, queridos! - nos saluda Lee poniendo en pie.

Desayunamos los tres, en la preciosa terraza. Lee está realmente emocionado porque les acompañe. Intento sonsacar algo de información sobre la isla a la que vamos, en un intento de poder informar a Nam, pero el hombre es implacable y no suelta prenda. De vez en cuando pillo a Seojoon mirándome de soslayo. Creo que también está encantado de que les acompañe.

Cuando terminamos, tres maromos nos están esperando. Nos llevan a un embarcadero privado, a pies de la casa. Allí nos espera un yate de lujo. Es simplemente extraordinario.

- Sr. Lee, ¿este yate es suyo? - digo sin poder cerrar la boca.

- Bienvenido al 'Masusta'. Es mi pequeño bebé - sonríe feliz, señalando al navío.

- ¿Bebé? - le digo jocoso - Es impresionante.

- Espero que disfrutes de la navegación, Taehyung.

Decir que el barco es lujoso es, quedarse muy corto. Lee nos lleva a la popa del yate donde hay unos impresionantes sofás de cuero.

- Ponte cómodo Taehyung, tardaremos unas 3 horas en llegar a nuestro destino.

La travesía es amena. Hace un día precioso, el mar está en calma y disfruto de la compañía. En todo momento, absorbo todos esos sentimientos que llevan en su interior los que me rodean. El personal de seguridad está alerta, Seojoon, también, pero de vez en cuando puedo entrever su curiosidad por mí. El Sr. Lee está feliz de que les acompañe, pero también puedo sentir que tiene algo muy importante que hacer allá donde vamos.

El tiempo se me pasa volando, y para cuando quiero darme cuenta, el yate aminora la velocidad y se aproxima lentamente a una pequeña isla. Es realmente pequeña y muy agreste. Me estaba esperando una islita paradisíaca con un palacio a orillas de una playa, pero nada más lejos de la realidad. Es como una roca oscura flotando en el mar. No tiene ni playa ni ninguna construcción. No tendrá más de 400 metros de largo, por 200 de ancho.

- Bienvenido a Oblong Cave, Taehyung - me dice Lee cuando entramos a una pequeña gruta. Una vez la embarcación está dentro de la isla, escucho un mecanismo activarse.

- Tranquilo - me dice Seojoon al oído - Es una exclusa.

Veo como una pared metálica se levanta frente a nosotros y empieza a desalojarse agua a gran velocidad mientras el nivel del agua baja y desciende le yate. Miro toda la maniobra con asombro. Descendemos unos 150 metros y puedo ver una gran puerta metálica que se abre. Cuando se abre, el yate avanza por una gran laguna. Miro maravillado ese mundo subterráneo. Es un edén enorme, con una hermosa playa, miles de plantas y árboles. Me sorprendo al ver pájaros sobrevolarnos. El techo en una bóveda celeste que parece el cielo. Parece imposible, pero lo estoy viendo con mis propios ojos. Me vuelvo a mirar al Sr. Lee, con los ojos abiertos como platos por lo que estoy viendo.

- Bienvenido al paraíso, Tae.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Where stories live. Discover now