『PARTE 11』

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Escuchaba a los paramédicos correr por la habitación, sus ojos me veían fijamente mientras retorcía su cuerpo de dolor, su mirada mostraba que esta situación dolía y también la ponía nerviosa.
Nos encontramos en una cena por su cumpleaños atrasado, ya que yo me encontraba fuera de la ciudad, al terminar la traje a su departamento porque comentó que se sentía mal y no podía caminar del todo, su vientre era enorme, estaba en la última fase de su embarazo.

Entró inmediatamente en labor de parto, pues reventó su fuente, pero algo estaba mal, podía notarlo.
Tomé sus pertenencias inmediatamente y me fui con ella en aquel vehículo en dirección al hospital, aunque ella hiciera señas, entendía perfectamente que lo ocultaba.

Las horas en las que estuvo dentro eran una eternidad, aunque pagué un hospital para estar junto a ella, lo impidió. Me causaba frustración, quería destruir algo a mi alcance, su vida y una nueva vida estaban en peligro. Ella, ella me preocupaba, sentía mi corazón latir a mil por segundo, en cualquier momento saldría de mi pecho.

—Satoru, vas hacer un hoyo en la pared si la sigues viendo así —comentó.

—Estoy preocupado.

—Lo sabemos —suspiró—, te entendemos, pase lo que pase, sabes que te apoyamos.

¿Pase lo que pase?

Noventa y siete minutos después me llamaron en recepción para decirme que el bebé había nacido muy sano. Pero, ella estaba en un hilo de suerte. Explicaron su situación y todo empezó a tener sentido, sus cartas, sus fotos, sus videos, todo para el futuro, pero nunca me dijo que era sin ella.
No pasó mucho tiempo cuando me dejaron verla, sus ojos se veían opacos, sus labios al igual que su piel estaban sin color alguno.

—Satoru... —mencionó con dificultad—, sueno igual a una trágica novela.

—Haremos lo posible por...

—Es un hermoso niño —sonrió—, físicamente tiene tus facciones.

—No hables...

—Decide un nombre, no abrió sus ojos aún, seguramente serán igual de bonitos que los tuyos...

—Dije que no...

—Yo lo sabía, era un embarazo peligroso, aún así lo quise a mi lado, pero eso no pasará.

Tomé su mano, quería llorar. Me sentía culpable ante esto...

—Gracias Satoru, fui tan feliz en esta vida.

—Yo debería agradecer

Sus ojos se cerraban poco a poco, quería gritar, dejarla descansar, pensar que iba a despertar. Pero aquella máquina me informó que su corazón se detuvo. Sacudí su mano lentamente, la llamé una y otra vez por su nombre, comencé a sacudirla, no había respuesta. Las enfermeras me escucharon, intentaron reanimarla pero fue en vano, los doctores no lograron hacerlo.
Deje de escuchar a mi alrededor, mi mejor amigo tomó mi cuerpo alejándome de ella, pero me negaba. Es alguien importante en mi vida, como cualquiera de ellos, yo reaccionaría igual.

Pero no solo era mi mejor amiga, era un amor complicado y la madre de mi hijo, mi primogénito.

—¡Despierta! —comenzaron a salir lágrimas—, ¡Despierta, Amanai!

A pesar de que no lloré lo suficiente cuando partió, me duele su partida

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A pesar de que no lloré lo suficiente cuando partió, me duele su partida. El tiempo que tiene de vida mi pequeño, siempre será el tiempo en que ella lo abandonó. Deseaba que ella hubiera luchado más, pero quizás era algo imposible. No éramos pareja, no le debo luto en forma de querer seguir mi vida amorosa. Pero si lo pienso, me es complicado en un futuro darle una madrastra a Riku.
Amanai siempre me lo dijo, que a ella nunca le importaba mientras yo fuera feliz. Ese maldito amor por mi te cegaba y te haría demasiado, física y emocionalmente, yo lo sabía.

Juntos, el dos sonaba a ser un número impar, juntos, si éramos un equipo. Pero me quedé sin compañera, dejándome una inseguridad de que una nueva compañía se aleje de mi lado. Que deje a Riku sin amor, sin atención y desprotegido.

Bueno, el destino es cruel y sabio.
De nada sirve lamentar el futuro incierto que existe, creo que me toca esperar a vivir una nueva aventura junto a alguien más. Quizás no hoy, no mañana, quizás en un tiempo inseguro.

—Riko Amanai, dejaste una copia tuya con facciones mías —tomé su pequeña mano—. Gracias, deseo que tenga tu corazón y actitud más que la mía.

Sentí unas manos sobre mis hombros, besó mi mejilla y cargó a Riku. Nuevamente caía en lo mismo, aún no era algo formal, pero sabía que sí planeaba hacer lo correcto cuando ambos decidimos que es el momento.

Amanai, gracias por todo. Jamás te podré olvidar por todo el amor y apoyo que me diste. Y por este gran lazo que nos unirá por la eternidad.

¿Es el final de una historia para iniciar otra nueva?...

Número impar (Satoru y tú)Where stories live. Discover now