『PARTE 01』

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Me sentía asustado, cargaba con cuidado aquel pequeño bebé mientras caminaba detrás de Shoko, veía a mi alrededor pensando que todo era un peligro para él

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Me sentía asustado, cargaba con cuidado aquel pequeño bebé mientras caminaba detrás de Shoko, veía a mi alrededor pensando que todo era un peligro para él. Soy un papá primerizo y para colmo, estoy solo en esto, no entiendo nada, no sé absolutamente nada, mi única ayuda me está haciendo caer en desesperación y volverme loco. No hablaba en absoluto.

Cargaba en mi espalda una mochila con las cosas necesarias que mencionó en una lista para el bebé, comenzaba a dolerme la cabeza de tan solo pensar. No han pasado ni tres horas desde que salí de aquel hospital y ya estoy cayendo en la locura de qué hacer.

Me llevaba a una agencia de niñeras en donde estaban disponibles las veinticuatro horas del día, mencionó que podía traerlo a cualquier hora o incluso pagarle a alguien que asistiera a mi hogar.

Era un lugar parecido a una escuela, pero mucho mejor. Había personas de ambos sexos cuidando a los niños, se escuchaban las risas de todos, los llantos de bebés en una habitación mientras trataban de arrullarlos. Di un largo suspiro, ¿no es más fácil buscar un manual para ser un padre perfecto y listo?

Tocó aquella puerta de un cubículo, por lo que leí, era el director de toda la agencia. Abrió la puerta un hombre de alto de cabellos negros con unos cuantos mechones plateados, alrededor de unos cincuenta años. Sonrió al vernos y nos hizo una seña para dejarnos pasar, lo cual hicimos gustosos.

—Bienvenidos, por favor adelante —comentó—. Soy el director Sakai, contamos con servicio de guardería y niñeras.

—Buen día señor Sakai, él es Satoru, el padre soltero que le comenté.

—Mucho gusto señor Satoru, comprendo su difícil situación como padre soltero.

—Quería preguntarle por alguien que pueda ayudar desde casa —me miró—, así aprende él también.

—Señorita Shoko, gracias a que ha ayudado demasiado a los niños en la enfermería, tengo la persona correcta para ayudarle.

Ayudarme y entrenarme más bien.

Derrotar demonios y estar al tanto de una empresa no era tan difícil comparado con criar a un ser humano, es estar al pendiente en todo momento.

—La señorita Sakai —anunció—, estará encantada de apoyarlo en esta situación.

—Y es la persona más que perfecta —respondió—, nos puede proporcionar el contrato por favor.

¿De verdad era la mejor opción?, bueno, si Shoko lo dice debe ser por algo. Me entregaron en menos de cinco minutos un contrato donde era el pago de mis servicios de niñera por un mes, el cual sí estoy satisfecho debo renovar.

Me explico el costo por el servicio.

Shoko le explicó que se quedaría en casa todo el día, por lo que los gastos de alimentación y vivienda eran por mi cuenta. Firme una vez que me la entregaron, no podía dudar. Era mi única solución, dejarlo en un orfanato me hizo llorar de tan solo pensarlo, estoy solo y por la misma razón no quiero hacer lo mismo con otra persona.

—Bien, señor Satoru, en unas horas se encontrará ahí la señorita Sakai.

—De acuerdo, muchas gracias.

Salí de ahí con Shoko que a pesar de todo, me ayudó estos días que él permanecía en la incubadora del hospital. Era mi mejor amiga después de todo y la única que sentía su apoyo. Camine en dirección a casa a dejar al pequeño Riku en la habitación donde dormiría con su niñera.

Me detuve a verlo, respiraba tan tranquilo. Su piel era demasiado blanca, sus mejillas se teñían de un color rosado, sus cejas eran tan bonitas, su cabello era negro. Se parecía más a ella que a mí, la diferencia es que sus ojos son iguales a los míos.

¿Cómo puedo verlo tan normal sin imaginarme que ella está ahí?, me culpo de que quizás si todo hubiera sido distinto, ella estaría viva disfrutando junto a alguien que sí la amara para toda la vida. Hubiera viajado como quería, hubiera hecho todo lo que soñó. Me sentía culpable de cortar su vida, el último año se dedicó a llorar por mi, a cuidarse de no caer en depresiones y cuidar de un futuro ser humano que fabricó dentro de ella.

Impresionante. De esa manera la describía.

Recordaba el como anhelabas conocerlo, pensando que curaría tu corazón lleno de soledad, pensando en que podríamos intentar formar una familia, lo cual sabía perfectamente que no pasaría. Te dejé soñar, pues eras feliz y así nació él, siendo feliz.

Escuché el timbre del departamento, caminé un tanto rápido a la puerta. Al abrirla pude encontrarme unos ojos miel frente a mí, su cabello era negro que incluso podía verlo brillar de lo sedoso que se veía, detrás de ella había una maleta y un gran bolso. Vestía ropa cómoda, deduje que era la niñera.

—Buenas tardes señor Gojo —saludó—, soy Sakai, (T/n) Sakai. Quien estará cuidando a su pequeño...

—Riku, se llama Riku —mencioné—. Adelante por favor, te ayudo con tus pertenencias.

Entró observando el departamento con cuidado, no es que fuera muy pequeño, pero tampoco era enorme. Solo vivía yo, ¿para qué quería algo gigante? Continuamente estuvo aquí la madre de Riku para poder cuidarla, ella en una habitación y yo en otra, donde hoy le pertenece solo a él. Le indique la habitación donde se quedaría, por lo que ella entró observando tiernamente a dicho bebe que se encontraba en la cuna.

—Es muy bonito —se acercó—, ¿cuánto tiempo tiene de vida?

—Doce días —respondí—, me dieron una receta de que alimento ofrecerle.

—De acuerdo, ¿llora por la noche?

¿Llorar por la noche?, solo sé su nombre y que es niño. Después de la receta, se que alimento debe tener, no sé si llora, no sé si le molesta algo, no se absolutamente nada de él. Son preguntas tan sencillas que no puedo responder con facilidad, el silencio en la habitación fue la respuesta para ella.

—Tranquilo, entiendo —comentó—. Te ayudare a que aprendas algunas cosas de él.

—Eh —la mire—, ah. Sí, te lo agradecería demasiado en verdad.

Y esa noche descubrí cómo lloraba con todo su corazón en un ataque de desesperación, descubrí que dormir de noche no era igual en lo absoluto. No era lo mismo, por que aunque durmiera estaba al pendiente escuchando cada respiración que daba, cada pequeño quejido. ¿Esto es ser papá?

Número impar (Satoru y tú)Where stories live. Discover now