Odio los hospitales

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Hoy ha sido posiblemente uno de los días más random de mi vida. Esta mañana cómo de costumbre, me he levantado bien temprano, he desayunado y he ido a trabajar al hotel. Al llegar, me he cruzado a mi madre en la entrada de la cocina y me ha soltado repentinamente que Juan, el jefe de cocina, dejaba
el trabajo porque había conseguido un puesto mejor en un restaurante en Marbella. Yo me alegro mucho por él, pero me da miedo pensar quién puede ser el sustituto, al fin y al cabo, llevaba mucho tiempo trabajando con él y aunque a veces era un poco desastre, era un gran chef.
Este tema es algo que se ha quedado en segundo plano al recibir la llamada del hospital diciendo que mi padre estaba ingresado debido a una pulmonía. Al enterarme, mi hermano Jon, mi madre Silvia y yo hemos salido corriendo al hospital. No es nada grave, pero nos ha dado un buen susto, ahora todo nuestro tiempo libre lo dedicaremos a cuidarle y a estar con él, aunque nunca me han gustado los hospitales, desde pequeña me producen una angustia que hasta me da ganas de vomitar.
Hoy, hemos hecho turnos para estar con el porqué con todo esto del Covid no puede haber más de un acompañante por habitación por lo que cuando no me tocaba procuraba salir fuera a la entrada del hospital a tomar el aire y así reducir un poco mi ansiedad.
En mi segundo "descanso" me he sentado en uno de los escalones de la entrada, me he encendido un cigarro, me he puesto los cascos y he entrado en mi mundo mientras escuchaba Coldplay, que es un grupo que me apasiona especialmente. Ya llevaba unos 10 minutos fuera cuándo de repente noto que alguien intenta llamar mi atención. Levanto la vista y veo a una mujer más o menos de mi edad, unos 25, pelirroja y delgadita que no tenía muy buena cara. Su cara me era familiar, pero no conseguí adivinar de que la conocía.

- Hola, puedo ayudarte en algo - pregunté un poco preocupada por la palidez de su rostro.

- Estoy buscando las urgencias, llevo un rato dando vueltas y estoy desesperada, me encuentro bastante mal y siento que me voy a desplomar en cualquier momento - respondió casi sin aliento.

- ¿Estás bien? Puedo acompañarte yo si quieres, conozco bastante bien este hospital.

- Te lo agradecería mucho- me dijo intentando sonreír.

La acompañé a urgencias, se veía que apenas podía andar y me dio mucha pena que estuviera ella sola, aparte de que sentía que en cualquier momento se desmayaba. Aproveché el momento de espera para hablar con ella y así poder mantenerla despierta.

- ¿Cómo te llamas?

- Ainhoa, Ainhoa Arminza

- Wow, ya decía que me sonaba tu cara, ¿eres la famosa chef que ha trabajado en los mejores restaurantes de Europa?

- Sí, soy yo, aunque ahora mismo no estoy en uno de mis mejores momentos laborales.

Me extrañó mucho recibir esa respuesta porque Ainhoa era una de las chefs más nombradas en todas las escuelas en las que había estudiado debido a su amplia formación a pesar de su juventud.

- Por qué dices eso?

- Bueno, digamos que no hice las cosas bien y me despidieron de mi último trabajo.

- Cómo es posible que te despidieran siendo quien eres, algo muy malo tuviste que hacer...

- No creo que sea el momento de hablar de eso ahora, es un tema que no me apetece mucho tocar.

Esta última respuesta me pareció un poco borde, pero enseguida cambió de tema.

- Oye, se me ha olvidado preguntarte, ¿cómo te llamas tú?

Me puse muy nerviosa al pensar que alguien como Ainhoa Arminza se estaba interesando en saber cómo me llamaba. Había escuchado hablar de ella mil veces en la tele, en la radio y en mi entorno cómo cocinera. A la vez, me parecía una mujer muy atractiva y muy profesional, algo que hace que me fije más en ella.

- Yo...... me llamo.... Luz, Luz Romaña- respondí con una risa nerviosa.

- Y tu luz, ¿a qué te dedicas ?

- Soy cocinera, trabajo en el hotel de mi familia, el Hotel Lasierra, ¿te suena?

En ese momento me puse más roja que un tomate, soy muy impulsiva y a veces digo las cosas sin pensar. En este caso, porque le estaba preguntando si conocía el hotel cuando estaba claro que no lo conocía, o eso creía yo por lo menos....

- Si, por eso estoy en el pueblo, una tal Silvia me llamó para hacer una entrevista para el puesto de jefa de cocina del hotel y aquí estoy, rezando para que el puesto sea mío. Me apetece cambiar de aires y creo que Vera es un buen sitio para ello.

Me quedé asombrada, una de las mejores chefs de España iba a ser mi jefa. Era una gran oportunidad para mí, una gran oportunidad para aprender de ella y conocerla un poco más, me estaba cayendo muy bien. Mi madre lo tenía muy callado y me jode un poco que no me lo dijera antes, aunque supongo que lo tenía a modo de sorpresa.

- En serio?!!! - Dije entusiasmada. Si te dan el puesto seremos compañeras y la verdad es que me encantaría porque Juan se ha ido hoy y el caos en la cocina ya es notable. Si quieres te doy mi teléfono y me cuentas cómo va la entrevista con mi madre.

Otra vez, otra vez mi impulsividad jugándome una mala pasada. ¿Qué hago pidiéndole el teléfono si no la conozco de nada? De verdad que a veces me odio. Finalmente salió bien y me dejó su teléfono, cosa que no me esperaba. La agregué al momento y me fijé en su foto de perfil de WhatsApp. Sin querer, me reí por la ternura que me daba la foto que tenía de pequeña haciendo un castillo de arena en la playa.

Cuándo me dirigí a hablar con ella de nuevo, la miré y vi que estaba aún más pálida que antes y medio dormida. Me asusté y llamé rápidamente a las médicas para que la atendieran inmediatamente. Finalmente se la llevaron y me quedé bastante preocupada, pero me dijeron que al saber alguna noticia me dirían algo.

-Luz Romaña - Gritó una enfermera.

- Sisisi, soy yo.

- Ainhoa está muy débil, tiene la tensión y el azúcar bajos por lo que deberá permanecer ingresada hasta mañana por la mañana para que así pueda recuperarse completamente. Me ha dicho que no tiene familia aquí en el pueblo, ¿le parece si les dejo su contacto por si pasa algo para que le avisen a usted?

- Sisi, claro, por supuesto! Si ocurre cualquier cosa llamadme por favor!.

Me fui de allí bastante rayada pensando en todas las cosas que habían pasado en tan solo 15 minutos. A la vez, me quedé pensando en cómo no había nadie con ella ni nadie que diese su teléfono a las enfermeras antes que yo. ¿ Estaba sola? ¿ Tenía familia? ¿ Porque le habían echado del trabajo? Tenía muchas preguntas y ninguna respuesta.

Después de todo esto se me había llegado a olvidar lo más importante y es el porqué estaba en el hospital que era para cuidar a mi padre.
Y es que ciertamente odio los hospitales, pero lo ocurrido hoy allí me había gustado.

Planta 2 Where stories live. Discover now