9. Sigue haciendo lo que haces

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📅 AL DÍA SIGUIENTE

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📅 AL DÍA SIGUIENTE

Mis manos se pierden en su cuello enredando mis dedos en su pelo. Está recién duchado y huele a fresco y a limón. Mi boca se abre disfrutando del sabor de sus besos y de como su lengua busca la mía. Recibo la suya dándole pequeños toques y enredándola una y otra vez con la de él. Sus manos se pierden en mis caderas, amasando los cachetes de mi trasero en cuanto se posan en el. Me levanta del suelo y me sienta en la mesa que hay justo detrás de él, sin abandonar mis labios ni una sola vez. 

- Hola, Sunny, ¿tuviste un buen día hoy? -sus dedos me apartan el flequillo de la cara mientras su boca se posa en mi cuello. Sus labios lo recorren despacio. Dejando pequeños besos que alteran cada centímetro de mi cuerpo.

-Creí que lo había tenido, pero resulta que estos besos son lo mejor de mi día -le confieso tan perdida en él y en lo que su boca hace conmigo. 

-Debo sentirme halagado entonces -la boca de Marc baja hasta mi escote. La punta de su lengua recorre la unión de mis pechos, logrando que mi vientre sufra un espasmo a causa de la excitación, y si, de las ganas que le tengo.

Sus manos se deslizan por mis muslos hasta alcanzar la unión de estos. Un profundo gruñido sale de su garganta cuando mis labios toman los suyos y abro más mis piernas para que pueda estar más cerca de mi. Me maldigo por usar pantalones y no una puta falda que le facilite el trabajo. Porque estoy tan cegada por el deseo que siento por él, que no me importaría hacerlo encima de esta mesa. Ahora.

-¡Marc! ¿Dónde cojones te metes?

Una voz masculina me deja paralizada, al igual que le pasa a él. Marc chasquea su lengua con fastidio separándose de mi para encarar al recién llegado. Un muchacho de gran parecido a él, baja los escalones del comedor luciendo una gran sonrisa. Nos mira a ambos mostrándose sorprendido, aunque no recibe el mismo gesto de Marc, el cual lo mira bastante enfadado, a juzgar por como luce su rostro.

- ¡Hostias, Marc! No sabía... -intenta disculparse el muchacho castaño, algo más delgado que Marc, cuya aparición parece molestarle.

- Si en vez de creerte que ésta casa es tuya, llamaras a la puerta, como todo el puto mundo, no pasaría esto -le recrimina Marc cruzando sus brazos alrededor de su pecho.

93 Razones - Marc MárquezWhere stories live. Discover now