2. Estoy en Barcelona

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📅 UNA SEMANA DESPUÉS

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📅 UNA SEMANA DESPUÉS

📍HOTEL ARTS, BARCELONA

Presto suma atención a como la mousse de chocolate, deconstruida, va cogiendo forma gracias a los movimientos envolventes del cocinero que la hace. La forma tan sutil como mueve su mano y gira la muñeca es algo que me fascina. Yo, que soy creativa por naturaleza, ver esto, es como ver el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona.

- ¿Ves las burbujas como se unen con los trozos de chocolate? -Andrés, el pastelero del Hotel Arts tiene bastante paciencia conmigo, sobre todo cuando le he preguntado lo mismo ochenta veces.

- Las veo y las deseo -le respondo riéndome.

- ¿Y sabrías hacerlas? -su directa pregunta, me hace dudar unos segundos, porque, quieras que no, él es un experto cocinero y yo acabo de llegar, como quien dice. 

- Bueno, iguales, iguales, no... pero seguro que parecidas, si -le admito encogiendo mis hombros. Soy una esponja cuando me explican las cosas, y también la persona que menos sigue las recetas del mundo.

-Mientras no lo hagas con chocolate con leche -su advertencia me la tomo a risa, pues la mousse que me está enseñando a hacer, usa como ingrediente principal, el cacao puro. 

Mi teléfono suena en ese instante interrumpiendo este momento de éxtasis, pero, al ver quien me llama, mi excitación aumenta, pero, de otra manera totalmente diferente.

- Lo siento, tengo que cogerlo. Ahora vengo -me disculpo con Andrés, y antes de contestar salgo de la cocina dirigiendo mis pasos hacia el jardín que la rodea. Cojo aire y en cuanto descuelgo una tonta sonrisa se forma en mi rostro- Marcus.

- Señorita Sunny, ¿Cómo se encuentra hoy? -su tono despreocupado de voz hace que me muerda los labios de manera algo nerviosa, siendo esto algo estúpido, pues él no puede verme. Ha pasado una semana desde la última vez que coincidimos en aquella cocina, y aunque tonta de mi, pensaba que me llamaría antes, no lo ha hecho hasta, precisamente ahora.

- Bien, trabajando. Creando. ¿Y tú? -cojo uno de los mechones de mi pelo, retorciéndolo como si fuera una tonta colegiala. Al momento me doy cuenta, y lo suelto poniendo cara de asco al ser consciente de mi acción. 

- Me acabo de dar una paliza en el gimnasio de dos horas y ahora lo único que quiero es morirme -me confiesa medio riéndose. Jodido Marc, que hasta su risa es bonita. 

- Te diría que te entiendo, pero, soy más de pilates y esas cosas -mis pasos me llevan hacia la piscina, sentándome en una de las hamacas que me permiten tener una vista privilegiada del Puerto de Barcelona. Iria fue la que insistió en venir aquí, y a la jefa no se le puede discutir nada cuando te invita a un hotel de lujo.

- No sé porqué, pero te imaginaba más, haciendo danza clásica o algo así.

- Eso si que no. Soy demasiado torpe para usar zapatillas de ballet -le confieso pues soy una negada en el tema del equilibrio. 

93 Razones - Marc MárquezWhere stories live. Discover now