Capítulo 11

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Todos sabían que llegaría este día …
Solo que no esperaban que fuera hoy.

Striker observó en un silencio atónito mientras Chuck caminaba hacia él.

– Hola, Striker –, sonrió su piloto más joven.

– E-Estás muerto –, tartamudeó Striker.

– Estaba.

Striker parpadeó, tratando de contener las lágrimas. No dejaría que Raleigh y Gipsy lo vieran perder el control … se negaba totalmente …

– Gips –, dijo Raleigh, – Vamos a … darles algo de privacidad.

La Jaeger estadounidense asintió y puso una mano sobre el hombro de Striker.

– Tienes mucha suerte –, dijo.

Y con eso dicho, Raleigh y ella se fueron.

Striker miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera mirando …

Y, practicamente, se tiró sobre los brazos de Chuck.

– Yo también te he echado de menos –, murmuró Chuck, palmeando torpemente la espalda del Jaeger mientras Striker hundía la cabeza en el hueco del cuello de Chuck.

– No me vuelvas a hacer eso nunca más –, amenazó Striker entre sollozos.

– No tengo pensado hacerlo –, se rió Chuck, – Ahora … ¿por qué no le damos un buen susto al viejo, eh?

Los ojos dorados de Striker se iluminaron y los dos bajaron sigilosamente a la habitación de Herc.

Encontraron al Mariscal sentado en su escritorio trabajando en el papeleo. Striker entró primero seguido por Chuck.

– ¿Qué estás haciendo viejo? – Chuck preguntó suavemente, imitando la voz de Striker.

Herc se puso rígido.

– ¿Cuántas veces tengo que decírtelo, Striker? – Gruñó Herc, levantándose y dándose la vuelta, para encarar al que creía que era solo su Jaeger – Qué no …

Se quedó helado, mirando a su hijo y su rostro se puso mortalmente pálido, comenzando a temblar.

– Mi chico –, murmuró, y luego corrió hacia él para abrazarlo, – ¡Hijo mío!

Striker observó cómo sus dos pilotos mostraban el mayor contacto físico entre ellos en mucho, mucho tiempo.

El Jaeger sonrió suavemente y comenzó a alejarse para a darles privacidad …

Cuando algo atrapó su camisa.

– Ven aquí, cubo de tornillos –, bromeó Chuck, incorporando a Striker a su familia.

Nunca había sido tan feliz …

Hasta que un chillido agudo cortó el aire.

~ o ~

Mako estaba mirando algunas de sus fotografías cuando Chuck hizo su aparición. Escuchó la conmoción afuera y trató de salir a ver … pero regresó a su habitación cuando Raleigh y Gipsy le dijeron que era un problema de Striker y que el Jaeger australiano necesitaba resolverlo por su cuenta.

Por eso, Mako pensó que sería mejor quedarse en su habitación.

Sacó sus fotos y empezó a mirarlas. Fue cuando ella era apenas una niña, diez años para ser exactos, parada con Pentecost y Tamsin frente a Coyote Tango. Recordó ese día … ese día fue cuando podría haber jurado que vio el casco de Coyote moverse un poco … o sus servos temblar.

Pacifc Rim: A new chanceWhere stories live. Discover now