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Miguel O'Hara se casó joven, a los 20 años, y, justo antes de cumplir los 21, fue que nació su preciosa Gabriela. Una niña alegre que, como una broma del destino hacia su esposa ―que la tuvo en su vientre por nueve meses―, lo único que sacó de ella fueron el color verde claro de sus ojos y unos tiernos hoyuelos, que se mostraban cada vez que sonreía o hacía algún puchero, de ahí el resto de la pequeña era un vivo retrato de Miguel.

Ahora, a sus 30 años, casi 31, Miguel no paraba de pensar entre las similitudes de Peter con su cachorra. Las cuales realmente no eran tan notorias, y lo que le llevaba a la simple conclusión que, sin duda, se parecería a su madre. Asimismo, tenía rondando insistentemente la duda de ¿dónde está la madre de la niña? Y así pasó, dándole vueltas a la misma interrogante, incluso días después de la fiesta y todo lo ocurrido.

También, cabe mencionar, se sintió avergonzado de su actitud y acciones de esa noche, pues más recuerdos ―aunque distorsionados― se habían incorporado a su memoria. Su propio vecino, que se lo encontró cuando estaba saliendo del elevador, le dijo más que preguntarle si había pasado una buena noche, pues olía diferente. Miguel solo le gruñó antes de azotar su puerta.

Debía admitir que admiraba la capacidad del castaño para sobreponerse a este tipo de situaciones bochornosas. No era mucha la diferencia de edad entre ellos, pero los 3 años que le llevaba Peter de ventaja en madurez, se demostraban. Es decir, el castaño le explicó calmadamente lo que pasó esa noche, igual le dio unos cuantos consejos en cuanto a la tolerancia del alcohol, y andaba como si nada. Como si Miguel no le hubiera vomitado encima o mordido varias veces o llamado alfa... El moreno tuvo que aclararse la garganta al sentir como el calor de la vergüenza le subía en el rostro, sin duda ruborizado.

Pero tuvo que aceptar que después de ese día, el ambiente parecía más ameno. No sólo para ellos, si no para todos en esa área.

Prueba de ello, fue el día que llegó de visita Anthony Stark, el famoso omega dominante de la nación, conocido no sólo por sus múltiples amoríos, si no, también, por ser un genio, filántropo y multimillonario extravagante; quien, además, era uno de los principales inversionistas en ese proyecto. El omega echó la broma a Bruce Banner por el vídeo que le habían compartido de él en el karaoke, cantando con el corazón y sus cuerdas vocales destrozadas, haciendo reír al personal que los rodeaba, incluyendo al moreno. Mientras que el doctor Banner solo suspiró resignado con una sonrisa apenada. 

Claro que la risa se esfumó del rostro de Miguel cuando reparó en cómo Stark, tan carismático y social como solía ser, se adelantó para acercarse a Parker, quien estaba acomodando algunos archivos, no muy lejos de donde ellos estaban. 

― ¿Eres dominante también? ―Oyó indagar al pelinegro, y lo vio olfateando descaradamente a Peter. 

¿Que nunca le habían dicho que eso era de mala educación?, pensó O'Hara frunciendo sus labios. Aunque su propia conciencia luego mofándose de él con un "¿Y quién fue el que se acurrucó en el hombro de ese mismo alfa, oliéndolo y marcándolo sin su permiso?", lo que solo logró irritarlo. 

―Por lo general, suelen preguntar primero mi nombre ―bromeó―, pero sí. Un honor conocerlo, señor Stark ―le tendió la mano. ― Peter Parker. 

― ¡Ay, por favor! Puedes llamarme Tony ―Estrechó el saludo que le ofrecía el castaño.― No es muy común tener otro alfa dominante por acá, aparte de un par de corporativos y mi amigo más sonriente de ahí ―comentó sarcástico el ojiazul, señalando al alfa pelinegro. 

Miguel solo rodó los ojos cuando Peter rió ante eso. Y es que, en más de una ocasión, el impertinente alfa le había dicho algo similar. 

Seguido de más chistoretes ―sin gracia a su parecer― y otras opiniones, Bruce destacó la importancia de la labor de Peter y compañeros, así como todos sus estudios y demás recomendaciones. Por su parte, Miguel solo se puso al lado del mayor, que lucía tan tímido como complacido ante los elegios que estaba recibiendo.

A tráves del instinto → o'hara x parkerWhere stories live. Discover now