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Habían pasado unos cuantos días desde el inicio de los nuevos empleados en la empresa

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Habían pasado unos cuantos días desde el inicio de los nuevos empleados en la empresa. Decir que se habían acoplado rápidamente, sería mentir de parte de Miguel.

Bueno, no sabía qué tal les iría a sus compañeros veteranos en las otras áreas capacitando a los nuevos, pero en lo que respecta a la zona que tenía a su cargo, pues...

―No vas a creer lo que le sucedió a Peter ―sonó la jocosa voz de Jessica, que miraba divertida hacia un lugar en particular, el cual desde antes que ella le dijera, sabía a donde tenía que ver.

Con cierto temor, Miguel levantó la mirada y luego la bajó, murmurando un "no puedo más, no puedo más". 

― ¿Ganaste, Peter? ―Oyó preguntar a la morena.

―Tengo buenas y malas noticias ―Respondió con su típico tono alegre―. La primera es que logré sacar las copias que necesitaban, aquí madame ―Le dio los papeles a Jess, quien reía bajito por cómo se veía el castaño.

― ¿Y la mala?

―Necesitamos impresora nueva ―acotó―, la anterior me atacó y pues tuvo que morir a tinta fría ―señaló sus lentes salpicados y camisa entintada de negro y parte de su mejilla manchada de colores magenta y cían.

Una carcajada resonó, la pobre omega no se pudo contener ante la mala suerte de Parker y al ver la expresión de hastío de O'Hara.

―Bueno ―Balbuceó segundos después― Al menos ahora habrá una razón más de peso para que los directivos oigan la petición de nuevos equipos ―añadió como para restarle importancia a lo sucedido, retirándose con sus papeles y dejando a ambos hombres atrás.

―Lo lamento ―Se disculpó el mayor―. Entenderé si me descuentan por ella ―musitó mientras miraba su camisa ya no tan blanca y se quitaba su corbata, dejándola en su escritorio.

Aún en silencio, y manteniendo una expresión estoica, el pelinegro solo fijó su mirada de arriba a abajo con algo de resignación sobre Peter, quien le sonrió levemente y miró con ojos de cachorrito culpable.

Suspirando, solo dijo:

―Ve a limpiarte.

Y haciendo un saludo militar, el castaño se retiró.

Miguel rodó los ojos y se pasó la mano por la cara, exhausto.

Lo peor del caso es que en realidad, aunque por fuera se viera fastidiado, no se sentía de esa forma del todo. Es decir, inconscientemente, desde el día en que el castaño había llegado, Miguel estaba en búsqueda constante del aroma de Peter y, por ende, siempre se encontraba a sí mismo persiguiéndolo con la mirada y viendo cada movimiento. 

Al pasar los días, se dio cuenta de que no entendía cómo Parker había logrado sobrevivir hasta ese punto de la vida, ni cómo era posible que ambos pertenecieran al mismo rango alfa. Que sí, Miguel comprende que todos son diferentes a su manera, pero hay ciertas cualidades o características propias que definitivamente como alfa tienen que poseer. O sea, ¿qué alfa era así de patoso? Por ejemplo, desde el momento en que entraba, ya fuera por la agujeta de su zapato o porque chocaba con la secretaria o porque el piso estaba recién encerado o por cualquier otra estúpida razón, Peter parecía tener tanta atracción por el suelo, que tenía que caer de cara o sentón para saludarlo. Tanto así que un día incluso lo oyó decir riendo mientras se sobaba la mejilla "es que estoy aprendiendo a caer con estilo", ganándose un par de risitas en respuesta por un par de omegas que le ayudaban a levantarse. 

A tráves del instinto → o'hara x parkerWhere stories live. Discover now