Miguel O'Hara, un alfa solitario desde hacía varios años, nunca habría pensado que perdería el control nuevamente. Que aquella chispa que creyó perdida cuando su esposa y su hija se fueron, volvería a existir. ¿Quién creería que sí renacería? Miguel...
Posibles errores ortográficos | Incoherencias | Capítulo largo No estaba segura de publicarlo, peroespero que les guste aunque sea un poquito y no les aburra :'c y también espero que se den gusto comentando y/o votando! Eso anima muchísimo a seguir (๑˃̵ᴗ˂̵)ﻭ ♡
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La mañana de un sábado siempre era bienvenida. Bueno, eso por lo general pasaba con la mayor parte de la población trabajadora, que lograba amanecer hasta un poco más tarde dormida, descansando.
Sin embargo, cuando Miguel se despertó, un dolor terrible de cabeza punzó, especialmente, en sus sienes. Su estómago estaba revuelto y las náuseas incipientes tampoco ayudaban mucho a que la mañana fuera mejor.
Pero lo que hizo que saliera rebotando fuera de la cama, de hecho, fue que aquella ni siquiera era su habitación y que la que creía era una de sus almohadas, en realidad, era el brazo y la otra a la que se aferraba era la cintura de alguien más.
― ¿Pero qué...? ―Siseó aún en el suelo con media sábana enredada en sus piernas. Casi en automático, aunque aún aturdido por el despertar tan abrupto, volvió a ver a su parte inferior, rogando que tuviera ropa puesta. Sintiendo como su estómago se revolvía cada vez más.
―Ay, Dios ―Suspiró, con alivio, en español, al notar en que al menos conservaba su ropa interior.
No recordaba absolutamente nada de lo que pasó la noche anterior. Así que, acercándose a la orilla de la cama, vio por encima, quien fuera la persona que estaba ahí tenía el sueño bastante profundo.
El alfa en Miguel aulló y se removió tan nervioso como emocionado.
Pronto comprendió por qué. Las feromonas aromáticas que impregnaban en la habitación, e invadían su sistema, le dieron una pista.
Y así fue como Miguel O'Hara se fue de sentón una vez más antes de siquiera poder ponerse de pie.
¡¿Por qué estaba Peter Parker ahí?! ¡¿Y por qué tenía varias marcas de mordidas en sus hombros?!
Y, ya que estaba en ello, también vio algunos moretones en sus propios brazos y piernas.
¿Qué caraj...?
Unos ligeros movimientos interrumpieron la línea de su pensamiento.
Al parecer Peter estaba empezando a despertar. Miguel pudo sentir como su lobo se sentaba y empezaba a agitar la cola feliz al sentir con más agudeza el aroma del castaño. Maldición... el moreno solo parpadeó un par de veces más, intentando con todas sus neuronas recién activadas recordar qué había pasado anoche.
Un resoplido a su lado llamó su atención, y pronto tuvo encima suyo una mirada color miel. El cabello despeinado en todas direcciones y la voz ronca del otro le saludaron.
―Buenos días... ¿Se siente bien?
Entendiendo la simple pregunta del castaño en una manera más compleja de la que era, lo llevó a palidecer.
