Capítulo 26

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—Lucy.

Después de la conferencia, fue cuando le pedí a Melissa que me acompañara hoy.

—¿Liel? ¿Has venido a verme?

—Sí

Liel vino a mi aula para ver si mi clase había terminado.

'¿Pero cómo sabía que yo estaba en esta aula?'

Melissa se apresuró a salir del aula junto a Liel mientras que yo me le acercaba inquisitivamen.

Era casi como si estuviera huyendo. 

Mirando la espalda de Melissa con ojos decepcionados, me volví de nuevo hacia Liel.

—Espera un momento, Déjame recoger mis cosas primero.

Cuando volví al asiento donde me había sentado y salí con un libro y un bolígrafo, Liel cogió mi bolsa como si fuera algo natural.

—¿Por qué la has cogido?

Al preguntarle con expresión perpleja, Liel también respondió con una expresión similar a la mía.

—¿Por qué lo llevas tú?

¿Qué clase de conversación es ésta?

—Tus manos aún no se han curado.

Miré a Liel con cara de desaprobación. Entonces preguntó, levantando la bolsa roja que cogió de mis brazos como si quisiera cambiar de tema.

—¿Qué es esto?

—Ah, eso.

Cuando vi la bolsa roja en la mano de Liel, se me escapó una sonrisa de felicidad.

(...)

Entrando en el salón a poca distancia del aula, abrí la bolsita por lo que preguntó Liel con cara de orgullo y se la mostré.

—¿Una galleta?

—Sí, me la ha hecho Melissa

—¿Melissa?

—Es alguien a quien he tratado de acercarme últimamente.

—Ella pasó antes a tu lado. ¿Recuerdas a la chica pelirroja?

Liel negó con la cabeza ante mi pregunta.
Por supuesto, yo tampoco esperaba que Liel se acordara. Ni siquiera yo recordaría a todos los que pasaban a mi lado.

Tendré que comerlo con cuidado.

Mientras me acomodaba en una silla de madera, Liel me siguió hasta el asiento contiguo.

—¿Qué clase de persona es Melissa?

Liel preguntó por Melissa como si de repente se hubiera interesado por ella.
Mis ojos brillaron mientras respondía con el rostro iluminado.

—¿Oh? ¿Tienes curiosidad?

—¿Un poco? Porque estás mostrando interés.

Su razón era un poco extraña, pero no importaba porque de todas formas estaba interesado en ella.

¡No esperaba hablar de mi nuevo amigo con un amigo!

Mi corazón latía con fuerza porque no sabía que llegaría este día.
Con emoción, hablé animadamente de mi primer encuentro con Melissa, y de lo que había pasado en los últimos cuatro días.

En realidad, cerca del 90% de mis historias eran sobre mí persiguiendo a Melissa.

—Así que incluso conseguí comer juntas

Levanté el pulgar y continué con orgullo. Liel se quedó mirando mi pulgar sin decir una palabra.

—La próxima vez le pediré que nos sentemos juntas en clase.

Antes lo intenté varias veces, pero los límites de Melissa eran tan firmes que todas fracasaron.
Pensé que podía sentarme a su lado porque hoy me había dado galletas. Como era de esperar, Melissa no era fácil.

Sin embargo, no tenía intención de rendirme. Si lo intento, algún día lo conseguiré al menos una vez.

Reflexionando sobre la sensación de desafío que llevaba dentro, me llevé a la boca las galletas bien horneadas. 

Podía sentir la mirada de Liel desde el costado.

—¿Quieres un poco?

Le pregunté a Liel, empujando hacia él una galleta que estaba comiendo.

—¿Esa la hizo la chica llamada Melissa?

Entonces Liel se quedó mirando la bolsa de galletas y volvió a preguntar.

—Sí, yo pagué el almuerzo de Melissa ayer. Entonces ella me dio esto esta mañana.

Después de masticar las galletas con fuerza, empujé la bolsa de galletas de nuevo a Liel, indicando que podía comer.

—Estoy bien... No hace mucho acabo de  comer.

Ya ha pasado la hora de comer.

¿Comió tarde?

—¿De verdad? Está delicioso...

Dijo que estaba lleno, así que no puedo hacer nada.
De hecho, no quedaba mucho en el recipiente mientras seguía metiéndome galletas en la boca mientras hablaba con Liel.

Melissa no sólo era lista, sino también diestra, ya que hacía unas galletas tan deliciosas.

Me enteré de que Liel también es el mejor alumno de segundo curso. Además, me enteré de que la hermana mayor de Liel, Dioletta, siempre ocupó el primer puesto, salvo unas pocas veces.

Ahora que lo veo, parece que sólo personas inteligentes y diestras se reúnen a mi alrededor.

—Lucy, Melissa...

Crunching-

—Parece que sus palabras y acciones no coinciden.

Crunching...

—Normalmente, no le das algo que has hecho a alguien a quien no quieres acercarte a cambio.

Crunching-

Asentí a las palabras de Liel mientras masticaba con avidez las galletas.
Estoy de acuerdo con Liel. 

Ella me dio galletas caseras a cambio de invitarla a comer que casi la obligué.
Me las comí todas. 

Me eché a la boca todas las migas que quedaban.

—¿Verdad? Melissa también debe querer estar cerca de mí. Así que no me voy a rendir.

Diciendo esto, me limpié la boca con cara de orgullo.
¿Cómo voy a rendirme ante alguien que siempre me dice que no, y sin embargo me da galletas caseras a cambio?

Pensé que ésta también era la torpe forma de expresarse de Melissa.
Cuando me estaba frotando la boca con las manos , Liel, que me estaba mirando, me bajó la mano y me limpió la boca con las suyas.

Solía hacer esto mucho por Liel.
Iba a hacerlo, pero pensé que volvería a enfadarse, así que lo dejé estar.

—Lucy, ¿por qué haces eso?

Finalmente, el pulgar de Liel presionó el extremo de mi boca y se cayó.
No parecía entender mis esfuerzos.

—Bueno... quiero tener una amiga que sea una chica y de la misma edad que yo...

—¿Una amiga que sea una chica y de la misma edad?

—Sí. Tú eres mi amigo, pero eres mayor que yo y eres un chico. Ni siquiera puedo meter a Dioleta en la categoría de amiga.

—Entonces no tiene por qué ser Melissa, ¿verdad?

Preguntó Liel, alzando ligeramente las cejas hacia arriba.

—Al principio, sólo era una vecina, así que intenté acercarme...

Hay algo en Melissa que me hace sentir impaciente.
Mientras sacudía la bolsa vacía contra los ojos de Liel, sus ojos se movieron a lo largo de la bolsa.

—¿Sabes qué? Es como si estuviera a punto de atraparla y de repente se me escapa. ¿Sabes lo que quiero decir?

Melissa es así.
Era así cuando no le gustaba caminar a mi lado, pero seguía esperando cuando yo me quedaba atrás.
Por no hablar de las galletas hechas a mano que se me metieron en el estómago.
Lo más gracioso es lo que dijo Melissa cuando me dio las galletas.

—No sé si será de tu gusto, pero... Es a cambio de la comida. Soy plebeya, así que no tengo mucho dinero como tú. Así que...

—¿Lo hiciste tú misma?!

—¡Sí! ¿Por qué? ¿Qué? ¡No he añadido nada raro!

Casi me lo tiró y volvió a su asiento.
Su cara estaba tan roja como su pelo mientras hablaba.
Cuando recordé la cara roja de Melissa, Liel, que me escuchaba en silencio, dijo con voz extraña.

—Sí..., creo que sé lo que es.

Cuando recobré el sentido y le miré, Liel tiró del lazo de mi uniforme escolar a cámara lenta.
Entonces, la cinta que até con fuerza por la mañana se soltó.

—No tengo más remedio que saberlo.

Poco después, Liel volvió a anudar la cinta maravillosamente. Quizá seguía preocupándose por la cinta que yo había atado mal.

—Me ha pasado mucho.

Murmuró con una leve sonrisa.

—Desde que era joven.

¿Lo ha pasado desde que era pequeño? ¿Qué le ha pasado?
Ladeé la cabeza y miré el lazo bien atado una vez mas  y pensé en ello.
Lo que me vino a la mente fue-

¿No estará hablando de Dioletta...?

No, no lo creo. No he visto ningún signo de eso todavía.
Incluso cuando se le confesaran a Dioleta, Liel parecía mejor de lo que yo pensaba.
Además, Dioletta y Liel ni siquiera se han visto mucho en los últimos cuatro años.

Sí, estoy segura de que es sólo mi delirio irracional.
Por eso los prejuicios dan miedo
Sin darme cuenta, sigo pensando en ello porque está relacionado con ese lado.
Con mi palma, presioné la cinta atada por Liel.

—¡Bueno, ahí está...! ¡Liel!

Tan pronto como estaba pensando en cómo responder a las palabras de Liel, oí la voz de una mujer que escuché por primera vez por encima de mi cabeza. 

Levantó la cabeza con naturalidad.

—¿...?

Una chica de pelo rosa con el mismo uniforme de la academia que yo, miraba a Liel con aire nervioso.

Viendo que era completamente desconocida para mí, había una alta probabilidad de que no fuera una estudiante de primer año.

—¿Qué?

—Ahora, necesito hablar contigo un momento....

La mirada de mi superior se quedó conmigo una vez y luego cambió. Al mismo tiempo, Liel me miró una vez. 

Ah, es esto. 

Tan pronto como me di cuenta de la sensación incómoda, me levanté de mi asiento y recogí mis pertenencias.

—Tengo algo que hacer.

Cuando hablé con una expresión adusta a propósito, los ojos de Liel se abrieron de par en par y se puso detrás de mí.

—¿De verdad? Entonces me uniré a ti...

—¡No!

No puedo interrumpir la confesión de mi amigo. 

Realmente no tenía nada que hacer en primer lugar. Era sólo una excusa que me apresuré a soltar para levantarme de mi asiento.

—Puedo ir sola.

—¿Lucy?

—¡Me voy! Hasta luego!

Liel podría seguirme, así que no esperé su respuesta y me fui.

Está recibiendo una confesión. 

¡Una confesión!

 (...)

Traducción y corrección: Eve. 🐝


Mi amigo se volvió un villano | Rof@an Where stories live. Discover now