CAPÍTULO XXVIII: La brisa de Aretusa.

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Volaron durante horas hasta llegar a unas montañas cerca de la frontera de Navidia, y únicamente luego de asegurarse de que estaban a salvo, descendieron, Kaia ayudó a Emerald y Ferco a bajar de su lomo, Julian por su parte se apoyó sobre el suelo...

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Volaron durante horas hasta llegar a unas montañas cerca de la frontera de Navidia, y únicamente luego de asegurarse de que estaban a salvo, descendieron, Kaia ayudó a Emerald y Ferco a bajar de su lomo, Julian por su parte se apoyó sobre el suelo y espero que Draven terminara de bajar junto con Diamond.

El castaño, luego de que Julian petrificara al rubio lo dopó con un somnífero, pero este no duraría demasiado, los efectos pasarían pronto y debían de encontrar alguna forma de evitar que pudiera atacarlos.

—Sallow, ponle esto en las muñecas —diciendo esto el peligro le tiró unos grilletes gruesos junto con una llave a Draven, este lo observó—. Estuve trabajando en eso los últimos meses, las cadenas tienen dentro el corazón de un hada, evitará que Diamond pueda usar magia y logre lastimarnos —explicó Julian, e inmediatamente Draven le colocó los grilletes—. Debes cuidarlo a cualquier costo, ¿entendido?

El castaño lo observó atento mientras asentía suavemente, Kaia se quedó en la entrada vigilando, debido a su tamaño ya no entraba dentro de la cueva, por su parte Emerald y los demás ya habían ingresado y ella había logrado encender una pequeña fogata. Una vez que estuvieron todos dentro de esta Julian tomó asiento en el suelo y comenzó a sujetar su brazo, una mueca de dolor se hizo presente.

—¿Estás bien? —preguntó Draven al ver como su mano temblaba.

—Llevo todo el día utilizando mi magia —dijo mientras sujetaba con fuerza su muñeca—. No tengo fuerzas, y si sigo usándola, podría generar daños irreparables en mi cuerpo.

—Pondré un sello en la entrada —añadió Emerald mientras se ponía de pie, traía una mirada sombría, su gemelo simplemente la observaba callado para luego dirigir su vista a la fogata.

Estando nuevamente en la entrada Emerald aprovechó para acariciar a Kaia, ella la acarició con el pico y la muchacha rompió en llanto en ese momento.

Sentía demasiada rabia e impotencia, todo se había venido abajo como un castillo de naipes en apenas un día.

—Emerald —escuchó a Julian a sus espaldas y ella se limpió las lágrimas con fuerza.

Diamond, el príncipe corrupto [Saga: Los malditos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora