CAPÍTULO XVIII: El tormento de Greyslan.

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Los tres se quedaron sumidos en un largo silencio durante varios minutos, Greyslan, quien aún se mantenía por los alrededores, al darse cuenta de que todavía estaban despiertos, fue a decirles que debían ir a descansar

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Los tres se quedaron sumidos en un largo silencio durante varios minutos, Greyslan, quien aún se mantenía por los alrededores, al darse cuenta de que todavía estaban despiertos, fue a decirles que debían ir a descansar. Draven y Julian no se opusieron en lo absoluto, tras lo que Emerald acababa de decir, no traían los ánimos suficientes como para dar la contra.

Desde aquel lugar donde ella se encontraba vio como sus amigos se alejaban, lo siguiente que escuchó fue las bisagras rechinar, y tras unos segundos, el sonido del pestillo siendo colocado le indicó que ya se habían encerrado dentro de sus habitaciones.

—Ha sido un día horrible —le dijo a su maestro mientras escondía el rostro entre sus manos.

—Dormir te hará bien —respondió él con voz paternal—. Vamos, te acompañaré a tu cuarto.

—¡Kaia!

—¿Qué tiene tu Hipermeria?

—Me olvidé de recogerla cuando terminaron las clases, por los dioses, debe estar muy molesta.

—Es una criatura mágica... no creo qu...

—No, No, es que no la conoces —afirmó a medida que se ponía de pie—. Tiene un carácter muy complicado. Es testaruda, se pone irritable y se enoja con facilidad.

—Básicamente me estás describiendo a un adolescente —él rio—. ¡Felicidades, ya eres una orgullosa madre! —aunque aquello no hubiera querido hacerle gracia, Emerald terminó riendo un poco—. Voy a traerla, si los cuidadores te ven nos meteremos en graves problemas.

—No creo que a ella le guste mucho la idea...

—Descuida, las criaturas mágicas me adoran, nada malo va a pasar.

—Gracias.

Luego de decirle esto Greyslan se fue en dirección a la puerta, desde donde ella se encontraba logró ver como él sacó una especie de talismán que le colgaba en el cuello, y luego de extenderlo apenas un poco en dirección al escudo protector, este disminuyó ligeramente su brillo, permitiéndole de esta forma cruzar al otro lado. Tenía bastante lógica, Greyslan no podía usar magia, así que esta era una forma de ayudarlo a movilizarse por todos lados sin que dependiera de alguien.

Diamond, el príncipe corrupto [Saga: Los malditos #2]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant