VII.

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Día 7: Universo alterno- Celos

Día 7: Universo alterno- Celos

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La puerta sonó tres veces, resonando en la habitación en silencio. Anya detuvo los dedos en su cabello un segundo viendo a través del espejo de su tocador la puerta y en un ágil movimiento terminó su peinado. Se había sujetado el cabello en un moño, pero había dejado mechones cayendo por su rostro, enmarcándolo. Al verse al espejo recordó tanto en Yor y en como solía peinarse.

Se colocó algunas flores falsas en el cabello, cuando la puerta se abrió a su espalda.

Anya no entendía porque tocaban si al final iban a terminar abriendo de todas formas. Pero Jeeves siempre parecía desesperado, posiblemente entraba para asegurarse de que no hubiera escapado. O quizá eso mismo hacia con el rey. Cuando giró sobre su lugar, aún sentada en el tocador, se quedó totalmente quieta.

Porque no era Jeeves, sino Damian Desmond quien había entrado a su habitación.

Sus ojos se encontraron un segundo, segundo que bastó para que Anya recordara su cuerpo en la cama y sus pensamientos ante lo atractivo que era. Se sintió acalorada, por lo que desvió la mirada.

—No suelo tocar las puertas de mi palacio.

Anya se levantó, intentando despejar aquel sentimiento en la boca de su estómago, se distrajo rebuscando en el armario, aunque más que nada estaba haciendo tiempo para calmarse. A pesar de que habían pasado dos días desde que ella curó las heridas de Damian, no lo había visto hasta ese momento. Y verlo detonó que su corazón se agitara.

—Y yo creo recordar que deberías estar en cama al menos una semana más.

Ella giró una vez que notó que no podría seguir fingiendo y se acercó hasta él, lo más lejos que pudo. Se sentó en el sillón que había en su habitación, aunque la realidad quería salir al jardín.

—Eso fue una sugerencia y estoy mejor. —Él estaba de pie, cerca de ella y algo incomodo. —¿Tienes planes hoy?

Anya levantó su ceja.

—Estar aquí, caminar en el jardín, nada importante, no hay mucho que hacer aquí.

Él recordaba vagamente lo que sucedió cuando llegó después del enfrentamiento. Recordaba verla ingresar a su habitación, su voz sonaba demasiado lejos, sabía que podría desmayarse en cualquier momento si no curaba su herida. No tenía fuerzas para pedirle que se fuera.

Hasta que sintió las manos femeninas en su cuerpo y un sentimiento cálido en su pecho. Esos ojos esmeraldas resplandecer y su nariz percibiendo el aroma dulce femenino. Damian pensó que era un sueño y que era ella quien los protagonizaba. En sus delirios no dejó de ver los labios femeninos, hasta que finalmente perdió la consciencia. Se había quedado un día en cama gracias a los analgésicos que el medico le dio al día siguiente. Pero no se quedaría más tiempo ahí, había cosas que hacer.

Corazón de hierro y cenizas || Damianya week 2023Место, где живут истории. Откройте их для себя