XXI.

461 56 27
                                    

Giró su cuello en un intento de liberar el cansancio que tenía después de la larga jornada donde una ola de gripe estaba rondando en el pueblo

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Giró su cuello en un intento de liberar el cansancio que tenía después de la larga jornada donde una ola de gripe estaba rondando en el pueblo. Además de algunos accidentados por un altercado en el mercado. Nunca se aburría en su trabajo.

Giró la puerta de su casa, ingresando con la imagen mental del sillón de la sala.

—Yor, estoy en casa. —Dejó su sombrero en el recibidor.

Cuando la puerta cerró detrás suyo escuchó algo rompiéndose, un cristal estrepitosamente en el suelo. El sentido de alerta y el miedo lleno a Loid. Después de los eventos pasados de soldados de Priwidor atacando la aldea y el disturbio que hubo con Anya, la idea de la seguridad de su esposa y su futuro hijo era algo que lo tenía demasiado inquieto.

Corrió sin pensarlo hasta la cocina que estaba en el fondo, ¿alguien estaba ahí? ¿un intruso? Su corazón latió fuertemente en esos cinco segundos que le tomó llegar a la cocina. Sin embargo, cuando llegó vio a Yor sosteniéndose de la barra de la cocina y un plato roto en el suelo.

—¡Yor! —Se acercó con premura hacia ella. —¿Qué sucede? ¿te duele?

Su mano se dirigió enseguida a la panza de siete meses de su esposa, con el miedo recorriendo sus venas.

—Estoy bien... —Ella se irguió en su sitio.

Loid no estaba tranquilo, no cuando todo parecía estar inestable últimamente. Por lo que la ayudó para sentarse en la silla del comedor próxima. Tocó su frente con preocupación y se aseguró que sus ojos no estuvieran dilatados.

—¿Qué sucedió?

—No fue nada, solo...tuve un mal presentimiento.

Loid la observó, tenía un gesto preocupado y ansioso, lo cual podría afectar al bebe, pero no podría culparla.

—¿Estará bien? — Yor preguntó al aire

—No hubiera permitido que se la llevara si no pensara que estaría segura a lado de...ese.

Loid sonó mucho más seguro de lo que realmente se sentía, aunque ese era su objetivo. Necesitaba que Yor estuviera tranquila, había sufrido un sangrado cuando todo eso inició y lo que menos necesitaba eran preocupaciones.

El día que habían atacado la aldea, con una Yor de 4 meses y con él siendo golpeado, temió lo peor. Había terminado malherido, por lo que Yor tuvo que curar sus heridas externa y su malestar general. A pesar de eso él no quería quedarse quieto, al menos no los primeros días. Por qué no sabía si esos hombres regresarían y su deber era cuidar a su esposa con su propia vida. Algo que no le importaría arriesgar para mantener a su familia a salvo, pero que dejar a Yor sola con la responsabilidad de su hijo era un peso que no quería experimentar.

Por eso mismo Yor le hizo jurar que no volvería a ser imprudente.

Aunque sabía que solo lo había dicho por los nervios de verlo en cama y ante la idea de que le hubiera pasado algo. Porque sabía que nunca podría recriminarle o culparlo por lo que hizo. Él lo hizo por Anya. Ambos, ante la muerte de su madre, se prometieron en cuidarla. Era una niña incomprendida dulce y ocurrente, que habían llegado a querer como su hija.

Corazón de hierro y cenizas || Damianya week 2023Onde histórias criam vida. Descubra agora