VI.

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Día 6: Herida

Contempló las letras escritas en el papel y como de alguna manera hacían un ruido insoportable

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Contempló las letras escritas en el papel y como de alguna manera hacían un ruido insoportable. Cerró los ojos un instante, en búsqueda de que aquellos sonidos a su alrededor se detuvieran y dejaran de martillarle la cabeza.

—Alteza, esto le ayudara.

Abrió los ojos contemplando a Jeeves entrando por la puerta de su habitación y cerrando la puerta detrás suya, haciéndola resonar tanto que Damian estaba seguro que si su cabeza no fuera a explotar, lo hubiera matado. Le había dejado en claro, cuando acudió a su habitación un tiempo atrás, que debía ser cuidadoso y que corriera las cortinas, porque el sol lo estaba matando. Jeeves mantuvo toda la habitación a oscuras. Los papeles de Damian solo eran alumbrados por una luz tenue de una lampara de mesa.

Observó la taza de té que el hombre le dejó en la mesa.

—¿Qué es eso?

—Un té que le ayudará con la resaca. —El hombre se quedó de pie viendo al rey tomar la taza, dar un trago y parecer menos malhumorado. —Me sorprende que bebiera considerando que sabe que no tolera muy bien el alcohol.

Damian observó la taza en sus manos y la colocó en el plato que veía en conjunto. Realmente él más que nadie era consciente de la poca resistencia que tenía al alcohol. Podía tomar un poco de vino en la cena, que hacia un contraste agradable con la comida. Tomaba champagne en fiestas o reuniones y en pláticas con algunos aliados solía tomar Vodka, al menos una copa por cortesía, tres era su máximo. Pero por decisión propia no tomaba y menos tanto...no podía recordar cuanto había tomado.

—Simplemente lo necesitaba. —Mencionó sin darle demasiadas vueltas.

Podía recordar a duras penas ver la botella a la mitad y el agradable color verde observándolo.

—¿O tal vez buscaba impresionar a la señorita Clanblosson?

Damian levantó su mirada con el ceño fruncido hacía Jeeves, ¿Cómo se atrevía a decir algo como eso? A pesar de que conocía a Jeeves desde que era niño, eso no le daba el derecho de decir cosas como esa. Además ¿cómo sabía que él había tomado con ella?

—Se encontraron dos copas en la cocina. —Sonrió de tal forma cordial, como si leyera su mente ante su pregunta, Damian pensó que lo estaba probando.

—Cuida tus palabras Jeeves y retírate. —Desvió la mirada, se sentía algo perturbado al pensar en eso.

El hombre obedeció, dando media vuelta, llevándose la bandeja con la que había traído el té. Abrió la puerta y justo cuando iba a salir, se detuvo.

—¿Comerá en el comedor o en su oficina?

Básicamente aquella pregunta se resumía al hecho de si él comería con Anya en el comedor o ella nuevamente se negaría a comer juntos. La primera vez que comieron juntos fue por orden de él, pero desde la plática con Ewen donde quería hacer las cosas diferentes...él había decidido enviar a Jeeves para que le preguntara que es lo que ella quisiera. Cada día, ella se había negado. Damian estaba perdiendo la cabeza con esa situación y esa había sido la razón de tomar la noche anterior. O al menos una de las razones.

Corazón de hierro y cenizas || Damianya week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora