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sometimes i wonder if i should be medicated
if i would feel better just slightly sedated
a feeling comes so fast and i cannot control it
i'm on fire, but i'm trying not to show it
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—... Tenemos remordimientos... pero sin duda... detuvimos el retumbar... —La voz de Connie se escucha lejana, incluso si solo está a pocos pasos de Mikasa.
Ella no sabe qué hacer. No conocen a nadie aquí. No hay compatriotas, ni camaradas. Son personas completamente ajenas a ellos.
La Ackerman se pregunta si Reiner, Bertholdt y Annie se sintieron de este modo cuando los vieron interactuar con sus familias en Paradise... como intrusos, es una extraña sensación de culpa e incomodidad, es estar desconectados de todo.
Aislados.
Es una reflexión que dura poco, porque Mikasa necesita asegurarse de que Armin sobrevivió, no confía en que pueda seguir si pierde a alguien más. Es solo cuando ve al titán colosal y al titán acorazado emerger de entre una nube de tierra que puede respirar.
Reiner tiene tantas flechas del endurecimiento clavadas en su cuerpo titán que es casi un milagro verlo de pie, pero logra caminar de todos modos. Armin sale de su titán aun con una distancia segura entre ellos, como si temiese que el viento tirase el colosal cuerpo una vez deshabitado, incluso si es imposible, pero después de todo esto, nadie quiere más muertes.
El rubio se desliza torpemente con su equipo, hasta llegar a Reiner, quien lo lleva en su mano para terminar de acercarse.
Todos observan en silencio la niebla y tierra levantada, como si no pudieran creer que realmente ha terminado todo y ellos sigan vivos. Mikasa misma aún considera que esto es irreal, porque por alguna razón un mal presentimiento la inunda, un pequeño dolor de cabeza, incluso si se siente como un zumbido distante.
Son los quince o veinte minutos más silenciosos de su vida, mientras su cerebro se siente aturdido entre el miedo, la euforia, el dolor, el alivio, la pérdida y la inseguridad.
