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how can you miss someone you've never seen?
oh, tell me, are your eyes brown, blue, or green?
and do you like it with sugar and cream?
or do you take it straight, oh, just like me?
yeah, lately it's been hard
they're sellin' me for parts
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Observas tu reloj de bolsillo. El dial es azul, como las rosas que bordas en un mantel blanco, las manecillas plateadas marcan la media noche.
Deberías estar durmiendo, incluso tu cuerpo se siente cansado, exhausto, aunque no era debido a la falta de sueño, ya no completamente. Tu tumultuosa mente te atormenta cada instante que cierras los ojos a un punto más que insano. Sabes que son terrores nocturnos, concluidos con un alarido, siempre, sin falta, pero terrores nocturnos al fin y acabo, nada es real.
El grito en partícula es todo lo que puedes recordar al despertar, junto al dolor.
Todo ese teatro venía acompañado de unos intensos dolores de cabeza que aumentaban con el pasar de los días. Más pronto de lo que dijo el doctor, la medicina dejó de surtir efecto alguno.
Cuando antes una pastilla alejaba las punzadas y las pesadillas, ahora ni siquiera te adormecían, en cambio, las punzadas solo aumentaban de intensidad.
Fue por eso que decidiste hacer una pausa en tu trabajo como amanuense. Eso se sintió como un golpe bajo, no lo hacías para satisfacer una necesidad, tu esposo ganaba más que suficiente, lo hacías por verdadera iniciativa tuya.
Dormir se convirtió en una tortura y desde hace días, cada vez que tenías la intención de hacer algo, lo que sea, simplemente entraba un sentimiento de desgana profundo a tu sistema. Cosas que disfrutabas hacer perdían tu interés cada vez más, porque el dolor, junto al ocasional pitido que golpea tu cabeza, te hace imposible concentrarte, y a su vez, como no puedes hacer otra cosa que no sea sentarte o recostarte, te es imposible distraerte del resquemor.
