Cínica apatía; 20 - Iván

3 0 0
                                    

Cuando noto que su llanto empieza a restarse a sollozos, me siento preparado para analizar lo que ha ocurrido

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando noto que su llanto empieza a restarse a sollozos, me siento preparado para analizar lo que ha ocurrido. La única palabra que me dirigió fue una orden para que vengamos al sofá, antes de abalanzarse sobre mi regazo y descargar su melancolía en mi pecho. Lo ha hecho por largos minutos hasta ahora.

La incertidumbre acecha mi corazón desde que descubrí que sus recuerdos acerca de lo sucedido con el profesor de Psicología se habían borrado. No debería sorprenderme tanto siendo que rato atrás vi a Even intentando acabar con su vida, pero… nunca imaginé que todo se haya acumulado aquí. Mientras seco lo que parece ser su última lágrima, pienso que todo lo malo que pudo suceder le sucedió a él y solo a él. Es en vano preguntarme si tuvo alguna compañía en todo este tiempo; la respuesta es obvia. Si jamás contó con apoyos psicológicos o emocionales, se me hace raro que no llore por horas hoy. En cambio, su respiración se serena y decide enderezar su espalda, separándose un poco. Se talla los párpados, para luego dejar ver sus ojos entrecerrados y perdidos. Me preocupa lo que pueda estar pasando por su mente. No es para menos: teniendo en cuenta su manera de afrontar los conflictos, ha de estar pensando en las conclusiones más catastróficas. Me mira fijamente, reavivando su temor, y confirma mis sospechas:

—¿Estoy loco? —murmura casi para sí.

Sí, básicamente.

Pero no es algo que le diría. Considerando que nuestra acepción de «locura» es bastante distinta, afirmársela es una idea fatal. Por eso decido mentirle.

—No. Tranquilo, se trata de…

—Mientes —me interrumpe con voz severa y entrecortada. Me eriza la piel, sin embargo, no reduzco mi compostura—. ¿Por qué mientes?

Escondo los labios; me arrepiento, pero entonces recuerdo sus nulos conocimientos sobre lenguaje corporal. Entiendo que la mejor estrategia es ignorar el concepto de estar “loco” e irme por un camino en el que pueda ser franco:

—Fue un trauma. Algunas personas, de forma inconsciente, olvidan su trauma para intentar proteger su salud mental —expongo de la forma más simple posible. Frunce el ceño y aprieta los dientes, como si le pareciese inaceptable mi explicación—… No es demasiado inusual. Calma, no estás…

Sin querer iba a volver a poner la locura a colación, pero lo omito. En cuanto ordena sus pensamientos, niega con la cabeza.

—Imposible —discute—. Los otros traumas no los olvidé. ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué?

Mi boca se abre.

—¿H-Hay más?

Empalidece, incluso más que yo. Parece darse cuenta de lo que acaba de decir y noto que su aliento se enturbia. Vuelve a discernir con un gesto, como si hubiese dicho algo incorrecto.

—E-Eh… ¿Un trauma es cuando… —Su tono se agudiza y arqueo una ceja: ¿Será que…? ¡No! Sería muy condescendiente de mi parte sospechar que no sabe lo que es un trauma. Es conocimiento general—… te pasa algo muy malo de pequeño y eso hace que… estés triste y…?

Iván & Even: Nuestro eterno error Where stories live. Discover now