Capítulo seis.

442 49 13
                                    

. . .

—Si otra estructura se cae a pedazos antes de que crucemos, juro que voy a perder la cabeza. -se quejó Luis, antes de subir unas últimas escaleras y dar con el ascensor.

—Esperemos que sea la última.

—Cuidado con lo que deseas. —bromeó. Y Leon seguía preocupado en el fondo; algunas cosas eran bromas, y otras no tanto. Por mucho que Luis adornase la situación con chistes y él los siguiera aceptando de forma despreocupada, nada cambiaba los hechos. Y mientras el ascensor cerraba, recordó que Serra pensaba separarse dentro de poco. Incluso su broma respecto a "cortar con él" fue agradable, y Scott detestaba empezar a acostumbrarse. 

Pero se sentía cómodo, a gusto. Y no le agradaba la idea de acostumbrarse a nada, ni siquiera a una persona, pero las últimas horas se sintió inclusive a salvo. Luis sabía guiarse, y se estaban comprometiendo de a poco a un plan de escape. Si las cosas salían según lo planeado, puede que pudieran salir los tres con vida.

Todavía tenía miles de preguntas. 

—Estoy destruido.

—Ni lo menciones. Se agradece esta tecnología.

—sigo sin entenderte —respondió abruptamente—. Arriesgando así tu vida.

—Me acompaña Leon Scott Kennedy —mantuvo su tono, lejos de la seriedad—, ¿qué va a ocurrirme?

—Bueno, hasta ahora... esa condición solamente te perjudicó. Míralo en retrospectiva. 

—Sobreviviste a Racoon City. Deberíamos dejar un poco el pesimismo —llevó una mano a su costado, apoyándola y volviendo a ser igual o más persistente que antes—. Me hace sentir mejor saber que... los ayudo a ambos.

—Necesito sinceridad. 

—Bueno... llegamos a ése punto —comprendió—. Yo trabajé para los Iluminados durante un tiempo. 

—Lo sabía.

—Sé que no cambia nada si los ayudo —mencionó—. Pero la chica merece salir, no tiene que pagar por todo ésto. Mucho menos tú. Y ya no quiero herir a nadie más.

Kennedy soltó una risa, interrumpiendo la especie de interrogatorio que estaba imponiéndole al español. Éste lo miró extrañado, pues su rostro de seriedad de hace unos segundos lo volvía extraño en ese contexto.

—Luis... no eres tan mal tipo —se detuvo a reflexionar—. Puede que en otras circunstancias... no lo sé. —dudó—. No sé lo que digo. 

—Es normal frente a mí. Descuida, suele ocurrir —le guiñó un ojo. El rubio se detuvo a unos pasos, y luego tembló. No fue una buena sorpresa para él haber notado cuánto dudaba de sí mismo, y cuánto tiempo llevaba haciéndolo; al punto en que no lo recordaba. Luis estaba rodeado de expectativas e interrogantes, desde que lo había conocido. Y puede que así se fuera a quedar si no hacía algo al respecto—. A mi también me agradas. Pero quizá en otra vida podamos ir a tomar una cerveza.

A Leon no le gustaba nada la idea de que las cosas no pudieran ser. Se sentía inmaduro e ingenuo. Frustrado, incluso.

—Suena bien.

Y sin embargo, en el fondo se conocía tan bien. Sabía que no tenía un ápice de valor para cambiar algo por su cuenta.

—Lo siento.

Por eso, fue Luis quien decidió dar el paso.

—No te disculpes conmigo —aclaró—. Pero... aún así, si realmente quieres que mejore... más te vale ir en serio.

—¿Qué tan en serio? —bromeó ante la mirada seria de Leon—. Estoy jugando, aunque no podemos relajarnos. Debes pensar que soy un idiota.

—Se acerca bastante a mi perspectiva.

—Oh, ya veo... ¿qué me faltó?

—Bueno... —dudó, frotando sus brazos en un intento de aliviar el esfuerzo de hace un rato. Cuando frenó ese gesto nervioso, se encontró con una mirada profunda de parte de Luis. No pudo evitar relamerse los labios, ya que la sequedad inundó hasta su garganta. Tragó, y la molestia era suficiente como para conseguir que hable de más—. Es un desperdicio que alguien así esté en tu situación.

—¿"Alguien así"? -cuestionó.

—De vez en cuando, tienes tu encanto. Si te hubiese conocido en otro lado, quizás...

—Te mueres por mí, rubio. Admítelo —dió un paso en frente hacia Leon. Y como tantas personas hacen luego de perder un debate, se limitó a reír, al menos soltar dos risas frente a la manera en la que Serra asumía las cosas. Pero apenas se detuvo a considerarlo, se percató de que le había dado el gusto de decir que tenía su encanto. Y no, Luis no lo dejaría vivir en paz si salían de ahí, no luego de eso—. Te molesta que haya sido de "los malos", porque sino...

—¿Sino qué?

—Harías algo como ésto —mencionó, tomando la camisa negra del rubio y estampándolo contra la pared del ascensor, antes de acercarse a sus labios y tomar aire—. Más o menos.

—Sí —murmuró, formando una sonrisa—. Muy bueno adivinando... demasiado —acabó susurrando, antes de ceder a un beso sutil, y luego uno con más cuerpo; Luis se encargó de frenar sus brazos, y Leon mantuvo el contacto lo más prolongado que fuera posible. Pudo divisar una sonrisa apenas entrecerró los ojos, y volvió a hablar—. Eres irritante... tanto, y lo sabes.

—Y eso te encanta —tomó el rostro del contrario con ambas manos, y Kennedy se dedicó a presionar en contra, atrayendo ambos cuerpos y presionando la nuca del español; enredando sus dedos en los rizos del contrario, al mismo tiempo en que humedecía sus labios con los ajenos. Serra tuvo que responder al chirrido del ascensor, y se distanció, rozando sus propios labios con sus dedos. Sus pasos en retroceso fueron rápidos, para que luego se diera un apagón de tan sólo diez segundos. Las luces titilaron antes de desaparecer por completo, y su voz fue notoria mientras las puertas se abrían—. Salimos de ese infierno... así que aquí me despido.

Leon se quedó con una sensación agridulce. Era horrible tener que esperar, y al mismo tiempo, no podía estar más agradecido de perder la paciencia junto a Luis. 

—Más vale que te cuides. —se despidió con una sonrisa, sintiendo el corazón queriendo salir de su propio pecho como le podría ocurrir a cualquier adolescente enamorada. Y así se sentía Leon después de mucho tiempo; joven, vivo, enamorado. Era tan pronto para asumirlo, que debía ser verdad.

Tan pronto para asumirlo, y justo a tiempo para perderlo todo.

—Mierda... —tosió Luis. Se dió vuelta en dos segundos, encontrándose con su cuerpo en el suelo y varias gotas de sangre apenas la luz se hizo presente de nuevo. 

—¡Luis! —gritó, corriendo hasta donde había caído.

. . .

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 11, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

smoke & gum ☆ serennedyWhere stories live. Discover now