Capítulo cuatro.

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LAMENTO LA AUSENCIA

ya estoy de vacaciones,

ahora sí,

Devórenlo(?)

. . .

El dolor y el frío de hace un rato se fueron, incluso las marcas en su piel, la vista difusa, el mareo, las visiones, y demás. Se sentía como nuevo, dispuesto a continuar. Pero antes de cualquier atrevimiento, movió sus brazos con cuidado, cerrando y abriendo los puños mientras balanceaba sus costados. Maldijo internamente al notar una mirada encima, y supo lo que se le venía durante las siguientes horas.

—¿Te estás sintiendo mejor ahora? —cuestionó Luis, en un intento de que suene tan juguetón que Leon ni sospeche que estaba queriendo ocultar su verdadera preocupación.

—Algo así. De todas formas, no te preocupes por mí... Ashley es la prioridad. —insistió, recordándole a Luis su misión.

—Creo que ya está demostrado que sí —alzó las manos, tras haber sido descubierto preocupándose por el rubio. No era como si no tuviera otra escapatoria, no podía excusarse con que el americano fuera su boleto de ida a una mejor vida. Tenía a Ada, que lo ayudaría a toda costa si conseguía cerrar el trato. No había motivo para poner primero a Leon, pero Navarro tenía un muy buen presentimiento—. Y que, aparentemente, no acabo de envenenarte.

Leon le otorgó una mirada escéptica.

—Tal parece —quiso levantarse, y su cuerpo por poco sigue moviéndose en un empujón mal proporcionado. Fue cuando Luis volvió a acercarse en un santiamén y Kennedy enderezó su propio cuerpo entre temblores—. Ya te dije que estoy bien.

—Por si acaso —inclinó su cabeza, con una sonrisa. Supuso que era cuestión de tiempo para que Leon confíe en él un poco más, aunque su actitud se mantuvo firme y distante ante él—. No me dejaste hablarte de los efectos secundarios.

—Sí lo hiciste —aclaró Scott, poniéndose ambos en marcha mientras el agente revisaba el lugar con cuidado—. Y por si no lo notaste, soporté bastante bien la plaga mientras tú no estuviste alrededor.

—Buen punto —respondió—. Pero no me refería solamente a la plaga. también el tratamiento tiene sus... condiciones. Así como esta "cura temporal" será, en el sentido literal de la palabra, algo muy temporal —detalló—. Sólo te ganamos algo de tiempo.

Leon pensó de pronto en que Ashley ahora pasaría más tiempo sin un tratamiento al alcance, como el que pudo recibir él. Debían ponerse en marcha urgentemente.

De cualquier manera, la forma en que Luis se sostenía en una pierna para luego apagar su encendedor parecía estarse llevando su juicio más lejos. Y su mente se forzaba a repetir lo que ya sabía que debió ser su enfoque desde siempre.

Ashley es la prioridad.

Ashley es la prioridad.

Ashley es la prioridad.

Pero puede que pasar un tiempo con Luis, hasta encontrarla... no fuera tan malo como creyó.

—Sobrará tiempo para que me expliques todo sobre el parásito —empezó el americano, moviéndose—. Hay que largarnos de aquí.

—Sí. Y ya sabemos qué hay que hacer —levantó un fierro—. ¡En marcha, Sancho Panza! ¡es hora de rescatar a la princesa Dulcinea! —alzó la voz Luis, posicionándose, sólo para que Leon le quitase el fierro de las manos.

—Te vas a lastimar.

—Oye, esa era mi lanza-... bien, entiendo que hay prisa.

. . .

smoke & gum ☆ serennedyWhere stories live. Discover now