Capítulo 14 - Jueves 15

167 3 0
                                    

A veces, me siento a ver el atardecer, respiro profundo y agradezco por tan bonita portada. A veces, solo disfruto de un café, o voy a observar el mar, para calmar mi corazón. Cuando estoy buscando respuestas suelo hacerlo, cuando me siento inquieta, necesito mirar lo bonito de la vida, entender que aun en mis momentos más bajos hay una luz que siempre me va a alumbrar.

Hoy es un día de esos, en los que no encuentro respuestas a mis preguntas, la verdad hay muchas cosas que no entiendo en mi vida, tengo muchas dudas, estoy en un punto en donde lloro mucho y río poco. Decidí hace unos meses abrirme al mundo, expresar lo que siento, y aunque hay cosas que no te cuento, por lo menos escribiendo, puedo sanar un poco toda la confusión en mi mente.

La verdad es que a menudo, me despierto con dolores de cabeza, o simplemente no quiero hacerlo, otras veces mi corazón late rápido, siento una presión en el pecho, mi garganta se seca, me duele el estómago, mi mente empieza a trabajar, y no puedo parar de llorar, es ahí cuando entiendo que posiblemente me está dando una crisis de ansiedad. Si has tenido uno de esos, sabrás que es terrible luchar contra tu cabeza, que pensar todo el tiempo en el futuro es agotador, que sentirte responsable por cada situación que pase es casi inevitable; no obstante, sé que he progresado mucho, pues ahora son menos frecuentes; sin embargo, como ya sabrás, hay un problema en mi casa que dispara todas mis alarmas; por ende, no sé qué hacer, quisiera que alguien me lo dijera, quisiera saber que será de mi mañana, porque me siento mentalmente agotada, y si te soy sincera, he intentado irme muchas veces, encontrar mi lugar en el mundo, un lugar donde pueda comenzar de nuevo, también pensé en desaparecer de todo, y de todos, que nadie sepa de mí un tiempo, para encontrarme, pues la verdad es que mi casa ya no es más mi lugar seguro, que no descanso, que a veces no duermo bien, ni puedo estar tranquila. La psicóloga me dijo que, si algo o alguien me hace mal, es mejor que me distancie, pero no sé cómo enfriar mi corazón, por otro lado, mi mamá dice que sea fuerte, que no me preocupe, pero cómo hago eso si esa persona es parte de mí, cómo me hago de corazón duro, cuando lloro ella me hace preguntas, siento que quiere entender la razón de que me sienta de esa manera, la verdad es que son muchas cosas, en el momento esas preguntas no sirven de mucho, solo quiero que me abrace y me diga que está para mí, que trata de entenderme, la cuestión es que yo sé que por mucho tiempo fui el bastón de mi familia, siempre he tenido las palabras precisas y el confort para ellos; sin embargo, ellos no han sido así conmigo, en realidad es que nadie ha sido así conmigo. A veces, creo que es muy injusto eso, de estar para todos y que nadie esté para mí, ciertamente tengo a una mejor amiga, quien me escucha o me lee cuando puede, también tengo a mi hermana; sin embargo, no quiero cargarlas con mis cosas, y aún me hago la fuerte.

Tengo que reconocer que recibir ayuda era algo que no permitía porque a menudo era yo la que lo hacía, siento que apenas me estoy conociendo, estoy permitiéndome ser esa persona vulnerable, que no se priva de llorar cuando lo siente, qué se ríe cuando quiere, que se da sus tiempos, quien se detiene a observarse. En algún momento quisiera contarte que estoy estable, que pude, que ya no tengo etiquetas, en algún momento sé que te lo contaré, porque si fui capaz de pasar por todo lo que ya sabrás, soy capaz de superar esto.

Hoy es jueves 15 de junio y la primera vez que escribo con el corazón en la mano, y lágrimas en los ojos, intentando reflejar en palabras todo lo que siento, intentando encontrar un sentido a las cosas que me pasan, ya más tranquila puedo decirte que prometo buscarle el lado bueno a esto, prometo superarlo por mí, y como ya sabrás yo las promesas las cumplo, pero no tienes idea de cuánto me está costando reconstruirme, arreglar algo que yo no rompí.

25 años, 25 emocionesWo Geschichten leben. Entdecke jetzt