Capítulo 7 - Una Bonita Coincidencia

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Parte I

Es curioso como me cuesta escribir sobre este tema, creo que aún no he desbloqueado esta parte de mi historia, pues para mi las personas que han pasado por mi vida en el ámbito sentimental me han regalado grandes lecciones, de las cuales he aprendido, he llorado, he reído, y también he renegado, pero en realidad no es hasta ahora que me doy cuenta de que antes me atrevía a sentir, a darme oportunidades o regalarme tiempo de conocer a alguien.

Y es que ciertamente en la adolescencia te permites muchas cosas, quieres experimentar y no existen los arrepentimientos. Para esa etapa yo ya había leído muchos libros de romance adolescente, había escuchado muchas historias también, pero nunca había vivido una tan bonita como la que me tocó. La verdad es que siempre pensé que las mariposas en el estómago que dicen en las películas que se sienten eran falsas, que el nerviosismo que genuinamente existe cuando esperas a esa persona era mentira, o que sonreír al acordarte de él no pasaba o al menos no me pasaría a mi, hasta que me pasó. Por eso me parecería injusto no hablarte sobre mi primer romance adolescente o como le puse a este capítulo "mi primera bonita coincidencia".

Lo recuerdo más alto que yo, y delgado. Que me hacía reír, que "discutíamos" porque se ponía una gorra que según él se llamaba chullo cuando claramente no era así. Podíamos hablar de todo y de nada a la vez, no le gustaba leer, es por eso que le escribí una carta muy extensa, también recuerdo que esa persona logró sacar mi lado cursi, que fueron ocho meses de relación y algo más conociéndonos, los suficientes como para saber que era una buena persona. Si bien es cierto mis recuerdos sobre toda la historia no son claros, y cronológicamente tampoco lo tengo muy marcado, espero que sean los suficientes o los correctos como para contarlo.

Nuestra historia comenzó así:

Yo estaba en 5to de secundaria, y recuerdo que mi amiga a la cual llamaremos Gabriela me dijo que vaya a su casa para conversar o estar ahí haciendo, nada. Cuando llegué entramos a Facebook, creo que subimos una foto mía en mi perfil y me fui a mi casa. Esa foto fue comentada por un chico que la verdad no conocía pero por alguna razón ya tenía agregado. Sin embargo, yo no contaba con un buen celular, por ende no tenía WhatsApp y solo me podían contactar cuando me conectaba por esa red social. Más tarde, cuando llegué a mi casa, entré a la computadora y encontré un sin fin de mensajes de Gabriela, en donde decía que le gustaba a su amigo, que quería hablar conmigo pero le daba vergüenza, yo sólo le respondí que no tenía problema con que conversemos, sin embargo no podía creer que le gustaba a alguien que ni siquiera me conocía.

Tiempo después recibí su mensaje, el cual respondí preguntando si tenía intenciones de secuestrarme o vender mis órganos, es así como empezamos a conversar, casi todo el día, excepto la semana de exámenes, también cuando estaba en el colegio o cuando el iba a la academia, ya que se estaba preparando para la universidad, así que era un año mayor que yo.

Pasó el tiempo y nos queríamos ver, sin embargo tengo que reconocer que me daba miedo, pues las redes sociales también pueden ser peligrosas. Un día mi amiga me dijo que iba a pasar por mi casa para ir al colegio, algo que nunca hacía, pero accedí a ir con ella. Cuando llegó a recogerme, vi en la reja de mi edificio a alguien parado, era él, enseguida me puse nerviosa. Subimos caminando hasta el colegio, fuimos a la cafetería y solo recuerdo que fue raro. Cuando nos despedimos me dio unos chocolates, los primeros que me habían regalado, mi amiga era la más emocionada.

Después de eso, seguimos conversando, yo aún no me daba cuenta si me gustaba, solo sabía que hablar con él era fácil, que me sentía cómoda y a salvo. Con el transcurrir de los días, nos hicimos cercanos, hasta que llegó un momento en donde ya no se conectaba o ya no hablábamos tanto, es ahí cuando me di cuenta que me gustaba, pero también sabía que si no llegaba a nada seria bueno tenerlo como amigo.

Curiosidad.

Continuará...

25 años, 25 emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora