Capítulo 4 - El lado bueno de mi vida

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A veces me es difícil recordar los instantes bonitos de mi vida, a veces me centro en las cosas malas que me sucedieron, pero siempre llega el momento en donde me canso y decido recordar que la vida también me ha demostrado su amor con situaciones especiales. Creo fielmente en que de las cosas malas también sacas las buenas, que la vida es una montaña rusa de emociones, que depende de una aprovechar y sacar lo mejor de cada etapa o historia. Es por eso que decidí contarte también el lado bueno, mis experiencias más bonitas, lo feliz que soy con lo más sencillo que tengo, como disfrute de mis etapas, y como fue mi proceso.

Cuando era niña, recuerdo que nos mudamos por fin de la casa de mis abuelos, sencillamente se sentía increíble ser solo nosotros. Poder sentir que ese lugar era mi hogar, y desplazarme sin que me miren o seguir reglas absurdas. En ese departamento, en donde comenzamos a ser una familia, tuve uno de los primeros momentos en donde me sentí feliz, y fue cuando tuvimos nuestra primera cena en familia, en donde teníamos como mesa la caja de una refrigeradora que mis papás compraron, recuerdo que no teníamos sillas y tocaba comer en el suelo, pero sabes una cosa, las risas nunca faltaron. Ahí entendí que los momentos más bonitos eran los más sencillos, que la vida te regala situaciones que tienes que aprovecharlas al máximo, porque no se volverá a repetir.

Ese lugar era pequeño, pero tenía suficiente espacio para una familia de cuatro, ya que ya había nacido mi hermano. Y ese fue mi segundo momento más bonito, cuando él llegó a enseñarme que el amor incondicional si existe, que la paciencia es mi mejor virtud, que no estaba sola o que siempre estaremos el uno para el otro. Por otro lado, no te voy a mentir, ese departamento era una locura, con dos niños y un perro que terminamos adoptando, el caos era de todos los días, pero todo lo valía. Ahí pasamos y aprendimos muchas cosas como por ejemplo mi papá me enseñó a patinar, jugar carnavales, vóley, o futbol.

No te podría decir el tiempo exacto que vivimos en ese departamento, lo que sí recuerdo es que después de un tiempo nos ofrecieron cuidar y vivir en una casa más grande, con la condición de arreglarla, ya que hace años nadie habitaba ese lugar. Es por ello, que decidimos mudarnos. Esa casa tenía tres pisos, varios cuartos y baños, a decir verdad fue el lugar más bonito y grande en donde estuvimos.
Ahí pasaron más situaciones en donde reíamos mucho, ahí celebramos cumpleaños, navidades en familia, carnavales, año nuevo, y mis papás invitaban a amigos a pasar todas esas festividades. Sin embargo, el tercer momento en donde me sentí verdaderamente feliz, fue cuando llegó mi hermana a mi vida. En ese lugar la conocí, recuerdo que llegaba del colegio y la estaban bañando por primera vez, en seguida sentí que la amaba, que la quería proteger. Con ella aprendí a escuchar, aprendí que ser su lugar seguro era importante, con ella entendí que se merecía la mejor versión de mi, que así como yo la escucho ella también lo hace, aprendí a ser mejor persona, porque comprendí que para ella yo era, para ella yo soy alguien a la cual sigue, ama y respeta.

Mi cuarto momento en donde me sentí muy feliz, comenzó de más chica. Para mis papás era importante mantenerme ocupada en las vacaciones de verano, entonces me metían a realizar cualquier actividad. Sin embargo, todo empezó años atrás cuando lleve clases de marinera, y entre a un concurso en el cual quede en 2do lugar, creo que ahí se pusieron las pilas, a pesar de ello también ayudó el hecho de que en inicial había llevado danza como curso, ahí mi mamá conoció a un profesor super buena gente, pasaron los años y se enteró de que este profesor tenía un grupo de baile y teatro, ellos se presentaban en un lugar llamado " Piscina Municipal", es ahí donde comenzó mi amor por el baile y el teatro.

Siempre creí que estaba yendo solo porque mi mamá me llevaba, pero luego me di cuenta de que en verdad me gustaba. Cuando llegué con ellos era muy tímida, ya te conté que casi no hablaba y con ellos no era distinto, pero se me iba totalmente la timidez cuando salía a escena. Recuerdo que vendíamos pan con pollo para poder comprar los disfraces y caracterizarlos, y que casi siempre nos tocaba presentar la obra de "Jesucristo superstar", "Chiquititas" u otros musicales. Era muy divertido y cómodo estar tras escena y vivir la locura de ultimar detalles, la adrenalina de salir a la presentación, luego entrar nuevamente a cambiarte en dos segundos para de nuevo volver a salir, o juntar las manos con todas las personas del equipo como si fuera una sola, para que todo salga bien. Mi profesor se llamaba Jhon, él no lo sabe pero tengo tanto que agradecerle, porque encontré algo que por fin me gustaba y me definía, siento que me dio la oportunidad de sonreír mucho en esos años de mi vida.

Por último, escribir se volvió en mi quinta actividad en donde me sentí yo nuevamente. No te puedo describir cuando lo descubrí, porque no es solo un momento, es siempre. Lo que sí te puedo explicar es que cuando estuve en mis momentos más tristes, recuerdo agarrar un cuaderno, empezar a redactar como me sentía y liberarme aunque sea un poco. Para mí es como terapia, es mostrar mis emociones, es abrirme y dejar que todo lo que siento fluya.

Existieron momentos en donde recuerdo escribirle cartas a mi papá, porque no podía decirle todo lo que quería, supongo que como no era buena expresándome de manera oral, descubrí una mejor forma de hacerlo. Luego de eso empecé a escribir cartas a personas que en su momento fueron importantes, ahí les redactaba todo lo que pensaba, sentía pero no decía.

Mi familia, el baile, la actuación, la escritura, formaron y forman parte del lado bueno de mi vida, sin embargo en algún momento de mi proceso olvidé pensar en mí, y en las cosas que me hacían feliz, me concentré en vivir para otras personas. Siento que la vida me ha dado tantos momentos buenos como malos, que siempre podemos volver a conectarnos con nuestra verdadera identidad, que empezar con lo más mínimo ya es prueba de que quieres mejorar, de que cuando quieres puedes, por eso ahora se que estoy por buen camino, aún con miedo de volver a experimentar ciertas cosas, pero más decidida, y vaya que me ha costado volver a encontrarme.
Ciertamente estas líneas son un recordatorio de todo lo que en algún momento amé, de todo lo que amo y de todo lo que estoy tratando de recuperar, esta vez por mi, porque encontré que el lado bueno de mi vida soy yo, y que no pienso volver a perderme.

Amor.

25 años, 25 emocionesWhere stories live. Discover now