I.

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Historia dedicada a: Leiviv 

Aclaraciones: Universo alterno ||  Época victoriana || Rated M || Violencia explicita, Romance, Drama, Fantasía || Ambos son adultos || Los nombres de los reinos utilizados son de mi creación.

Aclaraciones: Universo alterno ||  Época victoriana ||  Rated M || Violencia explicita, Romance, Drama, Fantasía || Ambos son adultos || Los nombres de los reinos utilizados son de mi creación

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El sonido de las aves revoloteando en el exterior se filtraban por las ventanas entreabiertas, junto con las voces lejanas del movimiento del lugar. El viento soplaba fuertemente, moviendo el follaje de los árboles y elevando los vestidos a su paso, hasta terminar abriendo su ventana en totalidad.

El sonido de la ventana chocando contra la pared al abrirse, provocó que sus parpados se abrieron de forma abrupta sorprendida por el ruido, pero finalmente, al ver la ventana enfrente suya balanceándose por el aire que seguía entrado, se cerraron de forma perezosa. Se quedó en la cama, bostezando y rascándose el ojo derecho con cierto fastidio. Le hubiera gustado dormir un poco más pero tal parecía que se habían esforzado en levantarla.

Por lo que después de observar detenidamente un espacio en la pared con indiferencia y pesadez, finalmente apartó las sábanas, dejando salir a su cuerpo y sentarse en la cama. Se estiró para trabajar los músculos de sus piernas y sus brazos, siempre le costaba tanto despertarse. Si fuera por ella misma, se quedaría en cama unas horas más. Pero sabía que, si no se movía, si se quedaba en cama, nadie le traería la comida o haría todas las cosas que tenía que hacer. Era la única responsable de sí misma. Suspiró y finalmente se levantó de la cama.

Justo cuando fue al baño para lavarse y arreglarse para el día, lo primero que hacía cada mañana, se dio cuenta que no tenía agua. Había olvidado que ayer había llegado tarde a casa y decidió ignorar ese hecho y dejarlo para la mañana siguiente. Como cada día al amanecer se arrepentía de no hacerlo la noche anterior. Parecía una cadena de nunca acabar esas indecisiones. Por lo que salió de casa con una cubeta de madera, acercándose a la parte trasera de su hogar y extrajo agua del pozo, bombeando en la llave de metal. Una vez que recolectó el agua necesaria regresó a su baño y se aseó adecuadamente. El agua era fría, pero le ayudaba a despertarse.

Cuando vertió el agua fría en su cuerpo para quitarse el jabón restante, una vez que se secó, finalmente se colocó aquel vestido que la representaba. Con la parte superior, con un ligero escote, de color blanco con un cordel en el centro que aseguraba si cintura y la parte inferior de color rosa, que caía hasta cubrir sus zapatos. Aquella falda combinaba con el color de su cabello, por lo cual lo prefería. Se peinó con aquellos dos pequeños atados en el cabello. Comió un poco de pan con un té que tenía, y justo cuando estaba por terminar, el sonido de su puerta la alertó.

Anya no era una persona popular en el buen sentido de la palabra, por lo que si alguien tocaba su puerta solo podía significar dos cosas. Dos posibilidades, una más agradable que la otra. Por lo que animada a descubrir de que se trataba, abrió la puerta de madera, encontrándose con un hombre con un sombrero y una expresión seria. El hombre simplemente le entregó el papel que tenía entre sus manos y sin decir nada, se dio la vuelta y desapareció.

Corazón de hierro y cenizas || Damianya week 2023Where stories live. Discover now