Capítulo 8

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Después de desayunar Draco decidió pasar un rato a solas y para hacer eso fue a caminar por los campos de Quidditch en donde el equipo de Hufflepuff practicaba un rato; con la capucha subida se sentó en las gradas viendo a los chicos volar y hacer piruetas, observó a Marcus Flint de su propio equipo sentarse tres bancas abajo con un grupo de amigos a observar el juego y de inmediato pensó que el chico era feo y antipático, no así con Cédric Diggory que paso cerca de su grada como una ráfaga, pensó en la manera tan distinta en la que ambos chicos portaban el uniforme de Quidditch y entonces cayó en cuenta con espanto de lo que estaba pensando.

-¿Qué diablos me sucede? –pensó con angustia, sin moverse de su lugar y solamente estrujándose las manos- ¿Qué hago aquí viéndoles las piernas a los jugadores?... ¿me estoy volviendo un anormal como Potter?... ¿Cómo es eso posible si me gustan las mujeres?... o al menos así era hasta que comenzó esto ¿será también un efecto del hechizo?... no, no puede ser –Rectificó mentalmente sacudiendo la cabeza con firmeza- Eso no puede ser, yo soy normal, soy un sangre pura y el único invertido aquí es Potter y claro, los que no han salido del armario... yo soy normal, yo soy normal...

Siendo domingo decidió pasar el resto de la mañana en su habitación, hasta que a medio día fue mandado llamar a la dirección.

-¿Llegaron mis padres?

-No lo sé –respondio Goyle- la profesora McGonagall solo me dijo que fueras.

Muy a su pesar se levantó de la cama y salió de Slytherin para dirigirse a la oficina del director, iba preparado para lo peor pero grande fue su alivio cuando solo vio a su madre.

-Mamá.

Narcisa le bajó la capucha y miró en silencio el par de orejitas blancas que curiosamente estaban agachadas hacia adelante para luego mirar a Dumbledore.

-Usted me ha explicado lo que le ha pasado a mi hijo, pero no me ha dicho que va a hacer al respecto.

-Señora Malfoy, usted es una magnifica bruja y por lo tanto sabe los alcances de las pociones de sangre, sabe que lo único que podemos hacer es tratar de averiguar quién está detrás de todo esto y para lograr eso necesitamos la total colaboración de Draco.

-Pero es que no puedo imaginar quien fue –exclamó viéndolos alternativamente.

-Mi hijo está bajo su cuidado y lo menos que espero es que este a salvo en este lugar; afortunadamente mi esposo está de viaje y él no es tan comprensivo como yo, espero que para cuando él regrese este penoso asunto ya esté solucionado y que la persona que hizo esto sea castigada como se debe –concluyó levantándose haciendo que Draco hiciera lo mismo.

Ninguno dijo nada en lo que salían de la oficina de Dumbledore, pero cuando estuvieron lo suficientemente lejos...

-Mamá yo...

-¿Cómo es posible que el director me mande llamar para esto? –exclamó molesta- la situación allá afuera esta tornándose cada vez más difícil por los rumores que circulan cada vez con mayor intensidad del regreso de quien tu sabes, tu padre está en Francia ocupándose de unos negocios, lo menos que espero Draco es que tú te portes bien.

-¿Pero yo que hice? ¡Aquí lo victima soy yo!

-Es cierto que le exigí a Dumbledore la solución a este problema, pero también es tu responsabilidad arreglar esto y no me importa que hagas pero óyelo bien Draco, cuando tu padre regrese espero que estás... cosas -dijo señalándole las orejas- hayan desaparecido, porque si no es así él no estará para nada contento.

Una cuestión de pelosWhere stories live. Discover now