Capítulo 5

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   -Estaré bien, madame Pomfrey ya me dio medicina.

-Baje su capucha –dijo entonces haciendo que toda la clase comenzara a cuchichear.

-¿Por qué?

-¿Qué pasa señor Malfoy?

Draco apretó los labios sabiendo que no podía ponerse a discutir con ella, así que sin más remedio bajó la capucha.

-Válgame Dios...

Los que estaban al frente comenzaron a reír haciendo que los de atrás estiraran el cuello para ver qué pasaba.

-Vaya a su lugar.

-¿Qué pasa? –pregunto Ron a Harry.

-Yo no... ¡carajo! –Exclamó comenzando a reír- ¡Malfoy tiene orejas de gato!

Pasando por entre sus compañeros y sintiendo la cara caliente fue hasta su lugar para sentarse junto a Blaise; todos los chicos reían; en cambio las chicas, unas reían y otras cuchicheaban con sus compañeras.

-¡Es un gatito, se ve lindo!

-¡Silencio!

Toda la clase guardo silencio de inmediato para que la profesora continuara, pero de todo lo que dijo con trabajos entendieron media palabra pues risitas contenidas y uno que otro maullido por ahí hicieron que la clase fuera todo un circo.

-Yo soy un gatito miau miau miau... -canturreó Ron quedamente- de ojos rosados miau miau miau...

Harry hizo ruidos raros con la boca intentando contener la risa, lo mismo que Hermione y todos los que alcanzaron a escucharlo; de poco valieron las miradas estrictas y desaprobatorias de la profesora para que dejaran el alboroto y prestaran atención.

-Toma, te traje un bizcocho –dijo Blaise pasándoselo por debajo de la mesa.

-¡No quiero nada!

-¡Señor Malfoy silencio!

-¡Oh qué carajo!

-¿¡Qué dijo?!

-¡Nada, que ya trabajo!

Volvió subirse la capucha, hecho que valió un soberano grillo pues las risitas continuaron.

-Deja de mecerte, parece que tienes gusanos en el culo –dijo Blaise sin dejar de escribir.

-Es que... me senté sobre mi cola.

-Creo que eso hacemos todos ¿no?

-No tarado, esa no.

-Ah ya... -exclamó entendiendo- pero si así están con solo verte las orejas, imagina si ven que también tienes cola.

Desconsolado pegó su frente en su cuaderno, pero estar sentado sobre su peludo apéndice era muy incomodo, tanto así que discretamente volvió a moverse pero incluso haciendo eso ya era el centro de atención y fue Harry quien dos filas atrás del otro lado del pasillo notó algo blanco en ese mar de ropa negra.

-Epa, epa... hay algo ahí.

-¿Qué cosa?

-No lo sé, vi algo.

Una cuestión de pelosWhere stories live. Discover now