Capítulo 32

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   -¿Y bien, que quería Potter? –pregunto Blaise cuando Draco regresó.

-No sé a ciencia cierta –respondio comenzando a desvestirse para ponerse su pijama- creo que quería que fuésemos amigos.

-Pues no te veo muy contento.

-Es que le dije que no.

-¿Y eso?

-No tiene caso ser amigo de alguien a quien quieres Blaise, eso es masoquismo y yo no soy bueno para eso, además cuando me curen, estas preferencias raras desaparecerán.

-¿Y tú quieres que desaparezcan?

-¿Por qué no habría de querer?... solo complican mi vida y la de mis padres, además...

-Además... -completo al verlo quedarse callado mientras se sentaba en la cama.

-Además será más fácil para mí mantenerlo a distancia, además si me curan, yo lo olvidaré.

-Ay Draco... te ves hecho una mierda –exclamó Blaise aventándole un cojín a Crabbe para interrumpir un fuerte ronquido- creo que esta vez Crabbe se tragó el expreso a Hogwarts.

Draco rió por la ocurrencia de su amigo para luego volver a ponerse serio otra vez.

-Me dijo que quería ser mi amigo... pero yo no quiero otro amigo –Blaise suspiró suavemente mientras lo veía- lo que yo quiero es olvidarlo.



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Caminando de regreso, Harry iba ensimismado en sus pensamientos, intentando discernir qué tipo de sentimientos se revolvían en su pecho pues esa reunión no salió como esperaba ¿pero que esperaba exactamente?

-Pues no que me rechazara –pensó mordiéndose un labio en actitud pensativa.

Exhaló un suspiro pensando en que ya no volvería a tener esas divertidas conversaciones con el Slytherin, que ya no lo haría rabiar con sus ocurrencias y opiniones tan opuestas a las suyas.

-Creo que eso lo hacía tan divertido –pensó sonriendo.

Lo que le hizo pensar en los motivos de su rechazo y uno de ellos había sido su forma de tratarlo en esa ocasión.

-Mierda... -masculló sintiéndose avergonzado de sí mismo, dándose cuenta de que se había desquitado de Lucius en su hijo y que a pesar de haberlo ayudado con la poción de Chloe de nueva cuenta, el rubio no había olvidado su actitud.

Aunque era cierto que el alejarse era lo más conveniente, que el no volverse a hablar les ahorraría muchos problemas, pero también era cierto que Draco no era lo que esperaba, que lo que había descubierto en ese chico rubio realmente le había gustado... era divertido y sensual, pues aunque en un principio nunca se le habría ocurrido verlo de otra manera, era cierto que sus ojos grises eran hermosos, que tenía un cuerpo muy apetecible debajo de esa ropa y que esos labios sonrosados formaban una sonrisa muy linda cuando se lo proponía.

-Zabini dijo que yo le gustaba –pensó llegando a su casa- "Buñuelos de plátano"

La señora gorda abrió el cuadro para dejarlo pasar.

Una cuestión de pelosWhere stories live. Discover now