13. You have not been a good father.

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— ¡Yeji, ábreme! — dijeron al otro lado de la puerta, la chica retrocedió unos pasos lejos de Jeno.

— Es mi padre. — susurró. Jeno estaba sin saber que hacer o decir. Yeji abrió la puerta del armario y tomó por sorpresa al castaño cuando le tomó del brazo y lo arrastró en el interior de este. — Si mi padre te ve, me matará. — empujó a Jeno y cerró la puerta. Limpió sus manos sudadas sobre el pantalón antes de abrir la puerta.

— ¿Por qué tardabas tanto? — su padre entró después de dirigirle una mirada de desprecio, antea de cerrar la puerta detrás de ella.

— Estaba arriba. — contestó secamente cruzandose de brazos. — ¿A qué vienes?

— Vine a ver a tu madre. Necesito que me preste dinero. — se volteó hacia ella.

— Ella no está, regresa hasta tarde. — explicó. — ¿Y para qué quieres dinero, si por ti es que no tenemos nada? — reprendió con amargura.

— Tal vez si hubieras hecho lo que te dije, tú y tu madre no estarían en esta situación.

— ¿Quieres decir que es mi culpa? ¿Qué fácil es para ti justificar tus errores, no? — su padre ya no respondió nada por lo que evadió la mirada. Yeji se sentía molesta pero se contuvo solo para no armar una escena.

— ¿Qué es eso? — apuntó a la mesa y encima de ella estaba el trabajo que ella y Jeno habían estado haciendo.

— Un trabajo de la Universidad. — su padre pronto soltó una risa por debajo, haciendola confundirse.

— ¿Enserio? ¿Y quién le pediste que lo hiciera por ti? ¿Algún chico que yo debería saber?

— ¿Por qué te interesa tanto si tú aquí ya no vives? No deberías estar aquí de todos modos. Ya viste que no está mi madre.

— No tienes ningún derecho de correrme, que esta sigue siendo mi casa. — le apuntó con un dedo amenzante.

— ¿Y qué con eso? Tú deciste irte de aquí solo porque no soportaste la idea de que yo quisiera estudiar. Nadie te corrió, tú te fuíste.

— ¿Y qué con eso? Tú y la pobre de tu madre han terminado así, por tu culpa. — volvió apuntarle y esta vez Yeji no resistió.

— Hemos estado así porque tú nos abandonaste, nos quitaste todo lo que teníamos, te llevaste todo, y aun así ¿Vienes a pedirle dinero a mi madre? ¡Qué descarado eres, Papá!

— ¡Descarada tú. Yo solo quise a una hija de bien como a su madre, y miráte. — alzó los brazos al aire con furor. — Mira lo que tengo, me das vergüenza.

— De quien me avergüenzo es de ti. ¡Tú tampoco has sido un buen padre! — un escozor sintió en su mejilla luego de que él le diera una bofetada. Su mano tocó su cara mientras se volteaba para verlo, sus ojos dejaron caer varias lágrimas de impotencia.

Su padre se quedó allí, mirándola con desdén. Ni siquiera podía creer que siendo su propio padre, fuera la persona más inhumana del mundo. Su pasó por su lado y cerró la puerta de un azote. Yeji permaneció con su mejilla en mano, secando sus ojos y sorbiendo su nariz antes de abrir el armario y ver a Jeno salir de este.

— ¿Estás bien? — sus manos tocaron sua brazos al ver su mejilla roja. Yeji no respondió a su pregunta porque el llanto no la dejaba hablar, ni siquiera podía abrir sus ojos acumulados por las lágrimas. Jeno trató de calmarla subiendo y bajando sus manos por sus brazos, pero aun así no funcionó. Aunque siguió haciendolo por unos minutos hasta que Yeji dejó de llorar.

—¿Puedes ir a la cocina por hielo? —  Jeno asintió aunque ella no pudiera verlo. Fue hacia la cocina y del cogelador sacó una bandeja con hielos, tomó una bolsa de plástico que había en la mesa y metió unos cuantos cubos de hielos. Cerró la bolsa haciendo un nudo y regresó con Yeji. Ella estaba sentada en uno de los sillones y cuando Jeno se sentó a su lado, puso el hielo con cuidado en su mejilla y con su otra mano sostuvo su cabeza.

𝖥𝗋𝖾𝖺𝗄𝗒 ➸ 𝖩𝖾𝗇𝗈Where stories live. Discover now