Capítulo IX

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–¿De dónde dices que eres?.– preguntó el joven, le dio un último mordisco a lo que quedaba de la manzana.

–¿Ya lo has olvidado?.– preguntó con incredulidad.

–Tengo mala memoria.– el Joven pasó la mano por la cabeza, desmelenando sus cabellos rubios.

–El rin.– contestó, mientras observaba la melena del joven.

–¡La frontera, eh!,– exclamó,– ¡vaya!, las cosas se ponen feas por esos lados.

–Te acostumbras con el tiempo.

–Entonces, ¿Qué es lo que te trae por aquí?.– interrogó fingiendo una postura autoritaria.

–Ya te lo dije, hay cosas de las que prefiero no hablar.– se limitó a contestar.

–Si, entiendo.– observó pensativo.– Sabes algo, Alexandre, soy muy comprensivo, sin embargo hay gente aquí que no lo es.

–¿Qué quieres decir con eso?.– preguntó Fontaine, mientras pelaba su manzana con una pequeña navaja.

–Eres nuevo en el lugar, debes saber que, la gente de aquí no les agrada las personas nuevas.– habló a media voz, mientras observaba la navaja de Alexandre.

–Entonces, Francisco. Lo que intentas decir es que, estoy metido en problemas por ser nuevo en un lugar.

–No, de ninguna mane... o bueno, quizá si, la verdad no lo sé.– arrojó con fuerza lo que le quedaba de la manzana.– Es que se escuchan cosas.

–¿Qué cosas?.– interrogó Alexandre de inmediato.

–Cosas... – Alexandre levantó el ceño,–por ejemplo, tu navaja,– señaló con el dedo pulgar,–es muy bonita y parece de gran valor.

Alexandre sonrió,– ¿la gente supone cosas por una simple navaja?.

–Bueno, la navaja de un hombre dice mucho sobre él. Lo que quiero decir es, no saben nada sobre ti, a mi no me importa, como ya lo mencioné antes, pareces buena persona. Pero en este lugar vive gente desconfiada y poco amigable, ¿entiendes?.

–Por supuesto, vengó del Rin, y como lo dices, las cosas no son fáciles, también ahí la gente desconfiada.

–Bueno, ya que tienes experiencia en ese tipo de lugares, entonces no te importaría decir algo más sobre ti, solo para clamar las cosas.

–Francisco, dime una cosa, ¿eres mensajero de las personas desconfiadas y poco amigables de este lugar?.

–No me llamaría exactamente un mensajero. Mejor Digamos que, soy la persona que ha evitado que te corten el cuello. Eso suena más a un intercesor que a un mensajero, ¿no lo crees?.–se acercó a Alexandre quedando a solo dos pasos de él.– por alguna extraña razón me caíste bien desde el primer momento que te conocí.

–¡Vaya!, tengo un ángel guardián. Entonces debo agradecer a ti el que aún conservar mi cuello en buen estado.

–Exactamente, entiendes rápido, eso es bueno. Creo que vas a sobrevivir al menos un día más.– bromeó.

–Eso suena bastante alentador.

–Amigo, el que lleves más de dos semanas con vida en este lugar ya es bastante alentador.

–Y dime, francisco, ¿qué es lo que quieren saber sobre mi?.

–Pues, cosas bastante sencillas, como ¿Quién eres?, ¿familia?, ¿y qué te trae a la periferia?.

–Bien, soy Alexandre Foster, mis padre y yo solíamos ganarnos la vida labrando la tierra, se puede decir que llevábamos una vida normal, y estable, hasta que....– se le cerró la voz, guardo silencio. Debía esforzarse en que su historia fuera creíble.– Bueno, es difícil.– dijo retomando el aire. –Mi familia murió en medio de un enfrentamiento, y luego... solo quise alejarme del lugar que me trae recuerdos dolorosos, quiero rehacer mi vida.

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⏰ Última actualización: Jun 11 ⏰

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