Capitulo III

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La mañana del día sábado después de la asamblea, donde la mayoría de los asistentes fueron representantes de la periferia norte de Paris, donde se había mayor pobreza en la ciudad, ninguno de ellos de clase noble. La asamblea se hizo con el único fin de escuchar las peticiones y necesidades de los menos afortunados. Alice, después de escuchar la situación tan denigrante que presentaban algunos, se sintió muy triste, hasta ese momento desconocía que existía tanta miseria en ese sector de la ciudad.

Esa mañana, Su tristeza era mayor, por la ausencia de su madre y de Maria. La reina salió de viaje muy temprano, tanto que Alice no alcanzó a despedirse, se había quedado dormida, ya que la noche anterior, tuvo que ir a la cama muy tarde, por motivo de la asamblea.

Por otro lado Lord Fontaine, la observaba detenidamente, en ocasiones Alice lo veía observarla de una manera que cualquiera diría que era lastima, y eso le molestaba, detestaba despertar ese sentimiento de lástima en él, obviamente cuando Lord Fontaine, se sentía observado apartaba la mirada. Él estaba seguro de que la tristeza que embriagaba a la joven princesa se debía a la ausencia de Maria, así que se le ocurrió una idea.

–Alteza,– saludó acercándose a ella,–me gustaría ir a los campos Elíseos, hace tanto tiempo que no tengo el placer de contemplar tan bellos jardines...– una vez consiguió obtener la atención de la jovencita, continuó.– ...Ayer, cuando la señorita Bonnet lo mencionó, sentí la necesidad de visitar dicho lugar...– Alice volvió la mirada a la ventana,–...y ya que tengo conocimiento de que a usted también le agrada mucho contemplar los precios jardines, me gustaría invitarla a dar un paseo.– A Alice le sorprendió la invitación,– ¿le gustaría acompañarme?.

Alice lo miro sorprendida, no tenía idea de que un hombre tan estirado como él, le gustará dejar a un lado los deberes y tomar un tiempo para relajarse.

–Y dígame, Alteza, ¿acepta mi invitación?.– insistió.

Alice frecuentaba cada sábado los campos Elíseos, le gustaba correr por los prados, contemplar los bellísimos jardines, recolectar flores, conversar y reír con su amiga Maria. En palacio la persona que más frecuentaba ese lugar era Alice, puesto que de todos los días de la semana, el sábado era el día en que solía estar mas ociosa, así que lo dedicaba para dar un paseíto y salir de la aburrida rutina. Inclusive en los días de invierno no dejaba de ir al lugar, claro, no era tan frecuente, pero ahora que l primavera había llegado, no iba a desaprovechar ni una sol oportunidad para ir.

Alice no quería aceptar la invitación por parte de Lord Fontaine, pensó que un paisaje tan preciso se vería arruinado por la desagradable presencia de él. Sin embargo, tampoco quería quedarse encerrada en el palacio todo el día, saber que tenía  la oportunidad de salir de esa cárcel le emocionó un poco, aunque fuera con tan mala compañía. Antes de decir algo, comenzó a imaginar cómo sería aquel lugar sin la compañía de Maria, y se preguntó, ¿con quién tendría una conversación?, ¿quién le ayudaría a recolectar flores?, por supuesto que no seria Lord Fontaine, si su sola presencia le fastidiaba.

Después de pensarlo mejorar durante un rato,–Acepto.–contestó fingiendo indiferencia.

Lord Fontaine ladeo una pequeña sonrisa Cortez, sentía que había dado un gran paso. La realidad era totalmente opuesta, la princesa había aceptado, pero eso no garantizaba ningún avance, Alice había decidido ignorarlo durante todo el paseó, para poder así disfrutar mejor.

–Alteza, me alegra escuchar esa respuesta,– expuso el joven,–le informare a su Majestad el rey.

Debía obtener el permiso del rey Antoine, para poder salir con la princesa lejos del palacio. Tenía entendido que el rey le concedía a la princesa permiso de salir siempre que fuera día sábado, pero desconocía la posibilidad de que esta vez se lo permitirá, ya que lo haría en su compañía.

PEONÍA Where stories live. Discover now