Capítulo II

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El rey Antoine, y la reina Charlotte se disculparon con Alexandre Fontaine por el vergonzoso comportamiento de su hija.

Lord Fontaine pensó que el comportamiento de la princesa mas que vergonzoso era rotundamente reprobable, sin embargo, prefirió no dar mucha importancia al asunto, por respeto al rey y a la reina. Además después de todo la princesa aún era una adolescente, y de alguna forma su conducta rebelde era falta madurez.

–Majestad, no hay porqué disculparse, la princesa aún es muy joven.– comentó modesto.

–La edad no la justifica, le pido, Lord, no comente con nadie sobre esto.

–Majestad, puede estar tranquilo, no haré ningún comentario al respecto.

–Agradecemos su discreción, Lord Fontaine.– agregó la reina.

–Querida, déjanos a solas, necesito platicar sobre temas importantes con Lord Fontaine,–pidió el rey.

–Por supuesto, querido. Con permiso, Lord Fontaine.– hizo un gesto y se retiró del lugar.

Una vez quedaron solos, El rey expuso los problemas que tenia con su hija, consecuencia de la rebeldía. Por primera vez comentaba con alguien sobre la mala conducta de Alice, conocía muy poco al joven, pero había algo en él que le daba mucha confianza, además se sentía muy avergonzado por lo ocurrido.

En poco tiempo el rey Antoine y Lord Fontaine habían trabado amistad, ambos descubrieron que tenía una forma muy similar de pensar, y a eso se sumaba el interés por querer lo mejor para el reino.

–Su Majestad, no debe alarmarse, tal vez es la edad, seguramente es  más adelante adquiera madurez, ¿no lo cree usted así?.– comentó Lord Fontaine.

–Probablemente.– pensó el rey en voz alta – Mientras eso sucede, ¿Qué debo hacer?, La institutriz declaró no poder controlar su desacato, y para mí es prácticamente imposible poner mano firme, no cuento con suficiente tiempo para hacerlo. He pensado que la mejor solución es ampliar sus horas de estudio, para de alguna forma lograr corregir su pésima conducta. Y en ocasiones pienso que lo mejor sería enviarla a Londres, hay la formación es más estricta.

–Majestad, entiendo su desespero, pero no creo conveniente adicionar más horas a la educación de la princesa, tampoco sería bueno alejarla de su hogar. Su Plan es bueno, por supuesto, sin embargo, temo que no sea el más indicado, me explico...– tomo un respiro,–...la princesa, puede llegar a sentirse muy agobiada, por lo tanto, agravaría más la situación.

–Tiene mucha lógica, Lord Fontaine, entonces ¿Qué sugiere usted?.

–No soy el indicado para sugerir algo a su Majestad. Soy joven, seguro usted requiera un el consejo de una persona con más experiencia.– comentó decoroso.

–Oh! Por favor, Lord Fontaine, insisto. No tengo duda de que usted me dará una buena solución.– replicó su majestad.

–Quizá sería bueno para la princesa otras amistades.

–¿Qué quiere decir con otras amistades?.– preguntó confundido el rey.

–Me refiero a que la princesa debería tener una doncella mucho más responsable y madura. Además, sería bueno que su Majestad dispusiera de una persona idónea para que entable amistad con la princesa, ¡claro!, me refiero a una persona con un buen referente.

–Su plan es bueno.– contestó el Rey.– Pero dudo que Alice deje la amistad que tiene con María Bonnet, incluso dudo que haya alguien que esté dispuesto a soportar el mal comportamiento de mi hija, y dudo mucho más que a Alice le agrade entablar amistad con una persona de excelente conducta, los considera son muy aburridos, incluyéndome.

PEONÍA Where stories live. Discover now