6. Hoy no puedo pero mañana si

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A la mañana siguiente, los chicos habían quedado en salir a jugar al baloncesto. Pensé en irme con ellos para así, tener la excusa perfecta para no tener que ir a verle, su madre estaba en casa, tampoco es que me necesitaran, pero en el fondo sabía que me engañaba a mi misma. Nick si me necesitaba, como no iba a hacerlo. Estaba todo el día en la cama, sin tener nada que hacer y lo que es peor sin poder hacerlo.

Me salí al porche y senté en el mismo lugar donde estuve hablando con él unos días atrás sentía que habían pasado años de eso. Permanecí allí sentada no sé el tiempo mirando las luces que el sol reflejaba en la piscina. Vero apareció de repente por la valla de la entrada.
- ¿Estás aquí?
- Hola Vero, ¿Cómo lo lleva? - le pregunté. Pero no me respondió. En su lugar me hizo una pregunta
- Bea, ¿tu quieres a mi hermano?
- ¿Y esa pregunta?
- Mi hermano lleva llorando desde las ocho de la mañana.
- ¿Qué le pasa?
- Nick, no puede hacer nada y se pasa todo el día dándole vueltas a la coco. Me ha pedido que no te diga nada pero creo que debo hacerlo. No puedo verle llorar todo el día y no hacer nada.
- ¿Es por mi? ¿He hecho algo que le haya molestado?
- Más bien todo lo contrarío. Nick cree que después de lo que te dijo el sábado, estás muy fría con él. Que no le has dado ni un abrazo, ni un beso. Me ha dicho que ayer intentó cogerte la mano y se la retiraste.
- Es posible que no sean imaginaciones suyas, pero tampoco es algo que haga conscientemente. - le respondí mientras enterraba la cabeza entre las rodillas
- Entiendo, que estés dolida. Yo lo estaría. No sé en que diablos piensa mi hermano a veces. Lo que más desea en este mundo es estar contigo.
- Sé que he estado un poco rara, estos dos días, pero es que tampoco se como tratarle. No quiere que estemos juntos, pero cuando le trato como amigo...
- Lo sé. ¿Puedo darte un consejo?
- Claro
- Yo creo que debes de tratarle como te salga, si te apetece darle un beso o un abrazo o coger de la mano o tocarle, hazlo. Tampoco vayas a..., ya sabes, pero dentro de unos límites. Nick está asustado, muy asustado, no sabe ni lo que quiere. Mi hermano está llorando desde que te fuiste ayer. Deja de llorar cinco minutos y al rato vuelve a empezar.
- Hablaré con él, para que no se preocupe. Voy a hacer todo lo que pueda porque se sienta mejor, pero tampoco voy a poder hacer un milagro.
- ¿Qué no puedes hacer milagros? ¡¡Bea!!, no puedes hacerte una idea de lo difícil que es hacerle reír. Y tu solo con cogerle la mano, lo consigues.
- Eso no es verdad. Es posible que le haga olvidarse de los problemas un ratito, pero no puedo hacerlo desaparecer.
- Nadie espera que lo hagas. Tú dale un beso, un abrazo y dile que estarás ahí. Y con eso es suficiente.
- Ok
- Te lo pido como favor personal, ven a casa, le hará mucha ilusión verte. Necesito que deje de llorar. No puedo soportarlo. Mi madre esta hecha polvo. Tiene que ponerle la inyección y no se atreve ni a insinuárselo. - hizo una pausa y le hice un gesto con la cabeza de afirmación. - Bea, él ya te ha dicho lo que siente por ti. Él te quiere y tú le quieres, que más da como llaméis a vuestra relación.
- Cierto. - le devolví un sonrisa.
- Pues ale, ve a verle, os dejo solos, yo me encargo de que mi madre no os moleste.
- Tu madre no molesta.
- Ya, me entiendes lo que quiero decir.

Después del rapapolvo, me sentía como si hubiera pasado una semana en un monasterio, en el que dejas todo lo malo y vuelves como nueva.

Cuando entre en su habitación y estaba tumbado de lado, acurrucado sobre la almohada. Con la cabeza tapada por la sábanas. Se le oían los sollozos.
- Os he dicho que me dejéis solo. - estaba en mitad de la habitación. ¿Qué tenía que hacer? Me acerqué hasta él y le puse la mano en el hombro.
- ¿De verdad, quieres que me vaya? - le pregunté, se quedó callado, decidí tomármelo como un no.
Me puse de pie.
- No, - me fui hacia el otro lado de la cama. -no te vayas, por favor.
- No me voy - me tumbe a su lado. Le pase el brazo por debajo del suyo y le abrace con todas mis fuerzas, apoyando mi mano sobre su pecho. Se le empezaron a caer unos lagrimones y su pecho, estaba agitado.
- Tranquilo Nicky, estoy aquí. - le susurre al oído
Le di un besito en la mejilla y me quedé a su lado acariciándolo durante un buen rato, hasta que dejo de llorar.
- ¿mejor? - le pregunte
- Un poco.
Nick se dejó caer hacía atrás y se quedó tumbado boca arriba en la cama. Yo me tumbe bocabajo a su lado.
- ¿Por qué me ha tenido que pasar esto? - me dijo
- Has tenido suerte. - le dije intentado animarle
- ¿suerte? Bea, estoy paralítico - volvía a llorar de nuevo
- Lo sé, Nick. Se que es duro, pero no todos los que están paralíticos, les dicen que van a recuperar, que van a volver a andar. Ahora no lo ves, porque lo ves todo negro, pero cuando la semana que viene,llegues a la clínica te vas a dar cuenta de la suerte que has tenido. - Nick permanecía callado. - Nick tienes que espabilar, pasarte el día llorando no va a hacer que te cures. Así que deja de compadecerte de ti mismo y empieza ha hacer algo, dejar de estarlo..

Te esperaré al final del camino [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora