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Parte 2/2

***

La música estaba alta y Cellbit ya había conocido a la mitad de las personas en la fiesta gracias al entusiasmo de Roier. El cantante lo había arrastrado de un lado al otro presentándolo y, sinceramente, para Cellbit era divertido.

Mariana les preparó bebidas a ambos y, aunque Cellbit no quería realmente separarse de Roier, cuando Aldo y Mariana se lo llevaron hacia la multitud, no hubo mucho que hacer.

Tomó un sorbo de su bebida, que era solo refresco con ron, y se mantuvo cerca de la mesa de las bebidas mientras observaba a las personas. Estaban en la sala, el comedor y los pasillos, incluso había algunas en el patio trasero donde una piscina inmensa estaba en todo su esplendor.

Cellbit no quería comenzar a hacer demasiado con el miedo de cometer alguna estupidez y avergonzar a Roier, por eso se había mantenido en su lugar tranquilo.

—¿Ya te aburriste?

La voz de Rivers lo sacó de sus pensamientos y lo hizo girar la cabeza para ver a la chica, quien le sonreía de forma amistosa.

—Solo no quiero que Roier se avergüence de mí.

Rivers soltó una risa nasal y negó con la cabeza.

—¿Roier? Ni lo pienses. En unos vasos más va a perderse más que tú, te lo aseguro. No es tan resistente al alcohol.

—¿No?

Rivers volvió a negar y Cellbit observó el vaso en su mano un momento antes de dejarlo sobre la mesa. La chica seguía mirando a sus tres amigos bailar con una expresión algo confundida, por lo que le dio tiempo a Cellbit para servirse un vaso de solo refresco.

—Se ve divertido —dijo el piloto.

—Ellos siempre. Verlos es la mejor parte de mi día.

Mariana ahora estaba intentando cargar a Aldo en su espalda, pero ambos estaban fallando estrepitosamente. Roier solo los miraba mientras reía, lo cual eventualmente contagió a Cellbit, haciéndolo reír también.

—¿Vas a quedarte mucho en Mónaco? —Rivers preguntó con curiosidad.

Ambos debían subir la voz gracias a la música, pero no parecían molestos al respecto.

—No, probablemente me vaya poco después de la carrera.

—Que hueva. Deberían quedarse una semana más.

Cellbit se encogió de hombros.

—Mi manager toma esas decisiones.

La boxeadora asintió con comprensión y llevó la plática por una ruta un poco distinta. Sus carreras profesionales no tenían nada que ver la una con la otra, pero sus deportes definitivamente se hicieron un tema de conversación interesante.

Eso sí, Cellbit daba vistazos hacia Roier de vez en cuando, asegurándose de que estuviera bien. Siempre que lo miraba parecía estar bailando y divirtiéndose con el resto, así que se permitía relajarse un poco. La multitud era menos llamativa con la conversación en la que estaba envuelto, así que solía olvidarse de lo que pasaba.

Había admirado a Rivers y a su fuerza desde que comenzó a mirar sus peleas. Cada vez que la veía en televisión se detenía para observarla en el ring o en entrevistas, por lo que verla ahí fue realmente sorprendente. Hablar con ella era otro nivel de incredulidad.

—Honestamente he puesto todas mis apuestas en ti para la temporada, neta no me puedes fallar cabrón —le advirtió mientras bebía un poco.

—Créeme que lo estoy intentando. Pero a veces los neumáticos explotan, no puedo hacer mucho.

Speed of Sound [Guapoduo]Where stories live. Discover now