Chapter 11

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Ya en su casa, Aishe se dio un baño y se sentó con sus padres para hablar.

- Mamá, Papá...Espero que estéis bien y lo siento mucho por poneros en peligro.- dice Aishe agarrando las manos de sus padres, aguantando las lágrimas que casi escapan de sus verdes ojos.

- Hija, no es tu culpa. Tú no podías haberlo previsto, tranquila. - dice su madre, Fátima mirándola fijamente a los ojos.

- Tu madre tiene razón Aishe...Pero quiero saber algo ¿De donde conoces a ese tal Hasan?- dice Abdel, su padre.

- Fue hace mucho, el me pidió matrimonio y yo le rechace. Esta obsesionado conmigo desde entonces yo ya me había olvidado de su existencia...- dice Aishe, mirando a su padre. En sus ojos se reflejaba la culpa.

- Entiendo, no te preocupes. Ahora tienes a Suleiman y no te pasará nada malo con el a tu lado. - Dice Fátima con una sonrisa cálida, que no se imaginaba lo fría que era la relaciones entre Aishe y su prometido.

- Claro. Bueno, ahora me iré a dormir, Mañana tengo que trabajar. Buenas noches. - dice Aishe, que decide no entristecer a sus padres, les sonríe cálidamente y se levanta del sofá para irse a su casa.

- Buenas noches, Cariño.- dice su padre con una sonrisa.

- Buenas noches, Hija. - dice su madre antes de ver a Aishe salir por la puerta.

Sishe camina por la calle, que estaba bastante oscura. Los callejones le recordaban a la noche cuando conoció a Suleiman. Cuando está caminando, alguien la golpea en la barriga y la tira al suelo, su cabeza choca contra la pared. Aishe mira hacia arriba y ve a un grupo de hombres enmascarados.

- ¿¡Que estáis haciendo?! ¿Quienes sois? - dice Aishe haciendo el intento de levantarse y la vuelven a golpear.

- Callate y escucha. Esto es una advertencia, si sigues con este matrimonio, tu vida acabará muy mal. Nos encargaremos de eso...- dice uno de los hombres que la miraba fijamente.

- ¿Quién os manda? Espero que no sea Hassan. - dice Aishe entre dientes.

- Sea o no, nunca lo sabrás. - dice otro hombre y luego le meten otro golpe, mucho más fuerte que la hace gritar de dolor. Como si Allah tuviera todo perfectamente planeado, alguien la agarra por la muñeca y empieza a correr tirando de ella, al mirar, ers Suleiman que otra vez la estaba salvando.

- ¿Otra vez metida en problemas? - dice Suleiman con una sonrisa ladina antes de reírse entre dientes.- No tienes remedio.

- Si, yo me meto en problemas y tú siempre me sacas de ellos. - dice Aishe mientras corre por el callejón. - Pero esta vez es por culpa de nuestro matrimonio.

- ¿Ah,si? ¿Por qué? - dice Suleiman, su cara se vuelve más seria, sintiéndose responsable.

- si, me dijeron que no siguiera con lo nuestro o si no lo pagaría muy caro. - dice Aishe mientras sigue corriendo y se detienen al ver la moto de Suleiman, la misma con la que escaparon la primera vez que se conocieron.

Suleiman se gira hacia Aishe y la mira fijamente.

- Escúchame...Si alguien te hace daño o te vuelve a amenazar, no te olvides de decírmelo. Puede que esté matrimonio sea una falsa pero no quiero que te pase nada, ¿Entiendes?- dice el mientras la mira fijamente, su voz era sería y casi parecía preocuparse por ella, pero su rostro seguía frío e impasible.

- De acuerdo...- dice ella, mientras lo mira durante unos segundos y luego baja la mirada.

- Entiéndelo, no quiero que me culpen de tu muerte.- dice secamente antes de invitarla a subir a la moto.

Esa frase, mató cualquier esperanza que podría haber tenido de que el se preocupara por ella. Aishe estaba segura de que a Suleiman no le importaba. Aishe sube a la moto, el resto del camino estuvieron en silencio, no fue un silencio incómodo sino uno lleno de pensamientos que no podían decir en voz alta, ni siquiera podían imaginar lo que se ocultaba en la cabeza del otro.

Suleiman se detiene justo enfrente de la casa de Aishe, ella se baja.

- Nos vemos pronto, supongo...- dice ella antes de darse la vuelta para irse, Suleiman se levanta de la moto, la cual cae al suelo , haciendo ruido. Aishe se gira al oír el estruendo.

- ¡Aishe! - dice Suleiman, la mencionada lo mira fijamente, sin saber que decir, como si el planeta hubiera dejado de girar y el tiempo se hubiera detenido.- Lo Siento.

Dice Suleiman, su voz dejaba entrever un rasgo de tristeza, algo que parecía imposible. El hombre se da la vuelta, levanta la moto y se va.

Aishe solo mira fijamente al punto donde antes estaba el, confundida por su extraño comportamiento, sin siquiera imaginarse lo que sucedía en la cabeza de su futuro marido. Porque muchas veces, lo que está a flote no es ni la mitad de las cosas que hay en la profundidad.

Muchas gracias por leer y apoyar está historia. No os olvidéis de votar y comentar, que me motiva a seguir escribiendo. Intentaré no tardar tanto con los siguientes capítulos, nos vemos en el próximo.

Alyssa.



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¿Serás Tú Mi Maktub? Aishe Y Suleiman Where stories live. Discover now