★» 32. Cortejo

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Les dije a mis padres que tenía algo muy importante que decirles esta noche.

El omega hizo un mohín.

Creo que soy el más nervioso entre los dos.

No tienes porqué, omega. Yo estoy tratando de tomar toda la seguridad posible y ah, ve bajando porque me faltan pocos segundos para llegar a tu casa. Prefiero que me recibas tú primero.

Ambos soltaron risitas suaves, las largas manos de Jeongin sudaban en clara muestra de ansiedad y sintió que su corazón se aceleraba cuando escuchó el timbre de su casa sonar. Colgó rápidamente la llamada y bajó a toda prisa por las escaleras.

—¡Voy yo, voy yo! —avisó en medio del camino, abriendo la puerta al instante que tocó la perilla.

—Hola, bonito —susurró el peligris, intentando besar al más bajo.

—No, espera, aquí no —evitó el contacto, poniendo sus manos en el abdomen contrario—. Mis padres ya están por aquí.

Chan bufó, a veces el omega era muy desasosegado con ciertos temas.

—Está bien, pero al menos le dijiste que invitarías a alguien. ¿Cierto?

—Uh, sí. Algo así.

El alfa asintió poco convencido. Mostrando en el aire el arreglo de flores que había traído consigo para la familia Yang.

—No sabía cuál escoger con exactitud así que traje esto tratando de hacerla ver bonita y colorida.

—Gracias, Channie —el omega realmente no podía soportarlo y estuvo a punto de abrazar al peligris, lo hubiera hecho de no ser porque escuchó la voz de su madre.

—¿Quién es, Jeongin? —de inmediato el aludido se alejó dos pasos más, exagerando la situación.

—Muy buenas noches, señora Yang. Mi nombre es Bang Chan, soy el...

—¡Amigo! Es mi amigo de la universidad —dijo casi entrando en pánico, tomando al alfa del brazo para dirigirlo a la sala.

—¿Y esas flores?

—Oh, es un regalo para usted siendo una mamá muy hermosa y teniendo también un hijo dulce y precioso —respondió con cómoda seguridad, haciendo una leve venia en muestra de respeto—. Tómelas, por favor.

—Es un lindo detalle —sonrió levemente mientras agarraba el arreglo floral—. Muchas gracias, Chan.

Y claro que para la madre de Jeongin no pasaba desapercibido el rubor efusivo de su cachorro. Ella recordaba al alfa con claridad, era el mismo que vio semanas atrás abrazando a su hijo afuera de la casa. Ahora solo esperaría a que los chicos le dijeran lo que prácticamente, por obviedad, ella estaba asumiendo.

—Ven a cenar con nosotros. Mi esposo ya está en la sala, de seguro luego nos explicas el porqué de tu visita —comentó amablemente, haciendo un ademán para que ellos avanzaran primero.

Chan tomó el aire con fuerza, reteniéndolo por unos instantes en sus pulmones para luego soltarlo lentamente. Se irguió más y al cruzar la entrada, se encontró con la vista del alfa mayor, quien dudoso dejó el libro en la superficie de la mesa y los miró fijamente.

—Papá, hoy invité a mi amigo, del que les conté días atrás —decidió hablar Jeongin, intentando calmarse al ver que el mayor se levantaba para dirigirse hacia ellos.

—Buenas noches, señor Yang. Realmente es un gusto conocerlo —hizo una reverencia, tratando de verse tranquilo y neutral—. Soy Bang Chan.

—El joven trajo un bonito arreglo floral como obsequio para nuestra familia, cariño — agregó Sunmi.

—¿Amigo dices? —se cruzó de brazos, fijándose solamente en Chan—. Mi hijo no es de traer amigos y en especial alfas a la casa. ¿Qué hay con todo esto? —arqueó una ceja, mostrando su aura de dominante mayor—. Odio las mentiras.

—P-papá, bueno nosotros...

—Está bien, señor Yang —carraspeó ásperamente, era el momento—. En realidad, yo vengo a pedirle algo muy importante y que tiene que ver con Jeongin.

—Un momento, tomemos asiento. ¿Sí? —interrumpió el castaño, haciendo que su padre se sentara lejos de Chan por si se le ocurría reaccionar de manera diferente.

—Bueno ya, necesito escucharlo —dijo JongSuk una vez que todos, con la cena plasmada en la mesa, estuvieron sentados.

—Vengo a... —tomó la mano del omega bajo la atenta mirada del mayor—, pedirle permiso para cortejar a su hijo como mi omega, señor.

El silencio inundó la sala. Chaerin esperaba escuchar algo antes de salvar el momento.

—¿Ya conocías a este muchacho, Jeongin?

El aludido mordió su labio inferior, el aire se notaba denso.

—Nos conocemos desde hace meses atrás y con todo el respeto que se merece, estoy realmente enamorado de su hijo —explicó con lentitud—. Por lo que intentando hacer las cosas de manera correcta, quisiera de su permiso para poder cortejarlo y que con el tiempo, seamos una pareja estable.

—Entonces... ¿Esto va en serio? —cuestionó nuevamente, cruzando sus manos y dejándolas en la mesa—. Serías el primer alfa llegando a mi casa para pedirme tal cosa importante.

—Sí, señor Yang —afirmó—. Seré el primero y también quiero ser el último en la vida de Jeongin.

JongSuk asintió brevemente y con calma. Observando esta vez a su hijo mientras que su esposa le daba un ligero apretón en su hombro derecho, una clara muestra de afecto.

—Cachorro —llamó al joven castaño, incluso su mirada y tono de voz fue cálida al referirse a su único hijo omega—. ¿Qué opinas de todo esto?

—Yo también lo quiero, papá —le sonrió delicadamente, sintiendo las caricias que la mano de Chan le daba en la suya—. Hemos estado conociéndonos y me siento muy feliz con él.

—De acuerdo —suspiró pesadamente—. Si mi hijo dice que está bien con tu compañía, no me veo en la necesidad de negártelo y sacarte a patadas.

—¡Papá~! —se quejó avergonzado.

—Ok, lo siento —rio suave, sacando efímeras sonrisas en los demás—. Pero, Bang —se detuvo a mirarlo—, si te atreves a lastimarlo y hacerlo llorar, por más que solo sea una lágrima, ten por seguro que te buscaré para cumplir con lo que dije.

—No se preocupe, señor...

—JongSuk —concluyó la frase.

—Señor JongSuk —repitió—, cuidaré y respetaré a Jeongin como lo más preciado y especial que tengo y tendré en esta vida.

Chan se atrevió a besar la mano de Jeongin, con la mirada de adoración por parte de Chaerin y el gesto de advertencia por parte del alfa mayor.

—Bien, en parte general de nuestro hogar, aceptamos tu cortejo hacia mi hijo y te nombramos nuevo miembro de mi familia. Pero eso sí, sin nada de andar besando a mi pequeño mientras yo esté presente.

—¡Maravilloso! —exclamó la omega mayor—. Jeongin bebé, te has tardado mucho en decirlo. Ese día yo los había visto afuera y...

—¡¿Qué?!

JongSuk se detuvo de todo movimiento, al parecer la noche sería larga en medio de explicaciones y nuevas charlas.

JongSuk se detuvo de todo movimiento, al parecer la noche sería larga en medio de explicaciones y nuevas charlas

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El príncipe y el plebeyo ☘ ChanInWhere stories live. Discover now