★» 31. Valor

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—Han pasado apenas un par de días, pero ya lo decidí —interrumpió el tema de conversación, mientras reforzaba el agarre que tenía sobre la mano del omega.

—¿A qué te refieres?

—Que tenemos que ir a ver tus padres —los ojos de Jeongin se abrieron en máxima sorpresa—. Quiero pedirles permiso para cortejarte oficialmente.

—¿Ha-hablas en serio? —murmuró bajito, con timidez—. ¿No estás jugando? —intentó calmar la conmoción y el fuerte choque que aquellas palabras le habían causado. Sabía muy bien que Chan era su pareja destinada, pero es que le parecía irreal lo que estaba sucediendo. Era algo que nunca había experimentado y de cierta manera le hacía sentir bien consigo mismo, se sentía hermosamente valorado. Incluso su lobo se regocijaba con alegría y orgullo al tener un alfa dispuesto a todo por él.

Chan se detuvo abruptamente, quedando frente al castaño e importándole muy poco que las miradas de los demás cayeran sobre ellos.

—¿Por qué estaría jugando? —intentó ser suave, observando como el omega mordía su labio inferior y no le respondía—. Es obvio que no, Innie. Es algo muy importante que incluso ya estoy muriendo de nervios.

Intentó bromear, sonriendo de lado al ver que una de las comisuras del omega se alzaban livianamente.

—Uh, es que yo... —intentó hablar, pero de inmediato fue abrazado por el alfa. Su pequeña nariz topándose con el cuello adverso e inhalando el cálido aroma a menta y canela, mientras que los brazos de Chan lo apretujaban haciéndole sentir seguro y mimado.

—Tranquilo, si no puedes no respondas —contestó mientras acunaba el rostro de Jeongin. —Solo intenta no decir cosas como esas. ¿Por qué bromearía con el cortejo hacia un omega tan bonito como tú? —ambos se miraron fijamente, el alfa quería decir lo que sentía y pensaba con sinceridad—. Eres más valioso que cualquier otra persona que intente dañarte; más que esos omegas que solo intentan ser el centro de atención sin nada bueno en el corazón, sin nada racional en la cabeza y que solo se dejan llevar por cómo se ven físicamente. No se trata solo lo que tú piensas, Innie. Tienes todo lo que alguien pueda querer y si no lo ves, no te preocupes, yo lo veo en ti y me encargaré que poco a poco te des cuenta. Total, tenemos toda una vida por recorrer. ¿Cierto?

El omega sonrió delicadamente, con la sensibilidad a flor de piel luego de haber escuchado a Chan. Su corazón latía con emoción e internamente agradecía a la Diosa Luna por haberle hecho coincidir con alguien tan dulce como solo el alfa podía ser.

Sus pensamientos fueron instantáneamente borrados cuando sintió los gruesos labios de Chan tocar los suyos con calidez y sutileza. Un solo movimiento en donde encajaron perfectamente sus belfos, un toque casto y frágilmente profundo que podía hacerle sentir en las nubes.

—Te quiero y estoy empezando a amarte con lentitud, sin prisa —susurró luego de separarse mínimamente de la boca del castaño—. No importa lo que el resto diga, solo apoyémonos y confiemos en nosotros. ¿Sí?

Jeongin sonrió, asintiendo con efusividad y rodeando el cuello del alfa con ambos brazos. Lo quería con él, formando una vida juntos. Y si eso significaba empezar a dar los primeros pasos, estaba totalmente dispuesto.

La campana interrumpió el momento, indicando que el receso había culminado -para el disgusto de la pareja— y tenían que volver a clases.

—Nos vemos a la salida. Te esperaré en nuestra pequeña zona del campus.

—Está bien, hasta luego —y justo cuando el alfa iba a dar media vuelta, lo sostuvo de la muñeca.

—Yo también te quiero —murmuró apenado, dándole un corto beso en la mejilla para luego correr hasta su respectiva aula.

Chan sonrió embobado, llevando su mano a la zona en donde los labios de su omega habían estado efímeramente. Era suave, un toque puro que lograba enamorarlo cada vez más y hacer saltar a su lobo por todos lados. Negó con la cabeza sintiéndose alguien diferente, Jeongin sacaba una mejor versión de él y se sentía complacido.

(...)

—Vaya, entonces... ¿Es cierto que el egocéntrico de Bang te está tomando como algo serio?

Una voz poco amigable sonó detrás del castaño, quien ya estaba dispuesto a irse en busca de Chan. El otro omega la sentirse ignorado, caminó apresuradamente hasta estar frente a frente con el más bajo.

Jeongin suspiró, tomando valor, aquel que el alfa estaba poniendo en él de forma inconsciente.

—No sé quién eres y no tienes por qué hablar sobre temas que no te incumben. Así que... —intentó pasar, pero fue halado para atrás nuevamente.

—Mira —lo miró despectivamente de arriba hacia abajo, con desprecio—, Jeongin, si no sabes sobre quien soy es porque andas de estúpido por los pasillos. Soy Kim BaekHyo, uno de los omegas más populares por aquí. De verdad es que no entiendo cómo es que realmente no sabes de mí —soltó una risa burlona—. En fin, solo quería comprobar si es cierto lo que estuvieron diciendo.

El castaño frunció el ceño. Los rumores sobre la vida personal de los demás corrían a una velocidad más rápida que el de la luz.

—Pues no sé de qué hablas. Sigo buscando a quien te cuente sobre vidas ajenas, por lo que veo no tienes otras cosas mejores que hacer.

—Ten mucho cuidado con la forma en que me hablas, omega de pacotilla —gruñó, intentando tomarlo del brazo—. Ambos sabemos muy bien con quien encaja mejor Bang y ese obviamente no eres tú. Estás perdiendo el tiempo, no creo que vaya en serio como dice.

—¿Y cuál es tu problema? —le gruñó de regreso, zafándose del desagradable toque de Baek—. Han pasado años y él no se ha tomado ni la molestia de verte siquiera. ¿Crees que ahora va a dejarme para saber al menos tu nombre? Es a mí a quien busca y, si va a cortejarme o no, pues preocúpate, quizás tus métodos para rebajarte y coquetear no están funcionando.

BaekHyo emitió un sonido agudo de indignación, tocándose dramática y exageradamente el pecho. Jeongin pasó a su lado, empujándolo en el proceso.

—Permiso, iré a ver a mi alfa —habló con seguridad, dejándole en claro que la charla había terminado.

—Estúpido.

—Sí, lo que digas. Seré el estúpido que andará con el alfa más cotizado de toda esta universidad —le sonrió con inocencia, para luego caminar con rapidez hacia la salida.

Al sentir el aire fresco, soltó un suspiro de alivio. Cubriendo su boca con ambas manos y sin creer lo acababa de suceder.

—Lo hice, realmente lo hice —susurró, con un pequeña mueca victoriosa y orgullosa.

Por primera vez se había atrevido a darse su lugar y no había nada mejor que la sensación de saber que pudo ser capaz de ello.

—¡Hey, Innie! —el grito de Chan lo distrajo.

Y el omega lo miró, apreciando al alfa que estaba animándolo a mostrarse con sinceridad y haciendo de él, alguien seguro de sí mismo.

Y el omega lo miró, apreciando al alfa que estaba animándolo a mostrarse con sinceridad y haciendo de él, alguien seguro de sí mismo

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El príncipe y el plebeyo ☘ ChanInWhere stories live. Discover now