★» 10. Papá

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Chan apresuró el paso para salir lo antes posible de aquella universidad. No había vuelto a hablar con Hyunjin ese día y tampoco era como si quisiera ver al omega junto al rubio alfa.

Ah, ver a ellos tan juntos era la peor parte para el peligris.

Había sido un mal día para él, como casi siempre, y pues saber aquello, no lo hacía sentir para nada mejor.

Tomó el autobús en su ya tan conocido paradero y se sentó en los asientos de al fondo, esperando todo el largo transcurso que le quedaba hasta poder llegar a casa.

(...)

Metió la llave y quitó el seguro de la puerta, abrió con lentitud y sintió más calma al estar en la calidez de su hogar. Dejó la mochila en el sofá y vio el reloj en la pared. Tan solo faltaba media hora para que su papá regresara del trabajo.

Se dirigió a la cocina y lavándose las manos, decidió preparar el arroz para el almuerzo. Se esmeró en hacerlo bien y luego de aquel tiempo transcurrido, sonrió levemente al escuchar que la puerta principal era nuevamente abierta.

Los pasos fueron más sonoros y aquel aroma que tanto adora se hizo más fuerte.

—Hola, cariño —habló su padre, con una deslumbrante sonrisa que iluminaba toda la soledad de la casa.

—Papá —susurró, corriendo para después abrazarlo con mucha fuerza.

Nadie podía saber cuán grande e inmenso era el amor que tenía por su padre omega. Nadie quien no fuera él, sabían de la adoración pura y el gran respeto que tenía por su papá Heechul.

Absolutamente nadie sabía de la admiración que albergaba Chan al saber lo duro y arduo que trabajaba su padre para poder sacarlo adelante desde que era un pequeño cachorro.

—Oh, mi pequeño —comentó Heechul con dulzura, su instinto de omega maternal salía más a la luz y correspondió el abrazo de inmediato.

Chan ocultó su nariz en el cuello del omega mayor, necesitado de la calidez y el aroma de su padre. Había tenido un día desastroso y tan solo a veces anhelaba ser un cachorro otra vez para que el omega volviera a acurrucarlo entre sus brazos.

Pero nadie tenía que saber aquello.

Nadie tenía por qué saber que en realidad poseía un corazón muy frágil, un corazón que sufrió la separación de sus padres y vio la etapa de sufrimiento que su progenitor omega pasó por un buen lapso de tiempo.

—¿Qué pasó, cariño? —preguntó Heechul, estaba empezando a alarmarse. — ¿Todo bien?

Comenzó a darle suaves caricias en la espalda, tratando de tranquilizarlo al sentir que su pequeño cachorro estaba abrumado y triste.

Heechul estaba seguro de ello, su lobo lo presentía.

—No... no, casi nunca tengo un buen día —soltó un pequeño sollozo. Se sentía tan desorientado.

—Vamos, Chan, puedes confiar en papá. ¿Qué es lo que te está abrumando? —el omega tomó los brazos de su hijo para separarlo de él. Acunó aquel suave rostro entre sus manos y le dio un casto beso en la frente, tratando de calmarlo, aunque sea un poco.

El peligris suspiró gustoso ante la muestra de cariño y se esforzó para poder hablar con coherencia.

—Hace unos días conocí a un omega —susurró—. Papá, yo no quiero sentirme así.

—¿Un omega? —Heechul evitó a toda costa emocionarse tal cual su lobo hizo dentro de él. Y es que para el omega mayor era más que sabido que su hijo era un tanto áspero y frío con los demás.

Pero ahora, el tema de conversación lo estaba poniendo ansioso. ¿Sería posible darse la ilusión de que su pequeño pudiera darse una oportunidad?

—Bueno, este es un tema muy importante. ¿Sí? —el joven alfa asintió levemente—. Así que por hoy déjame preparar el almuerzo y tú descansa al menos un rato.

—Pero... —fue interrumpido.

—Nada de peros. Descansa y trata de ordenar tus pensamientos un poco. Almorzamos algo ligero y después hablamos con toda la calma del mundo. ¿Está bien? — sugirió con suavidad.

Chan relamió sus labios y decidió asentir nuevamente. Heechul le dio un corto abrazo y después de acariciar suavemente su mejilla, le dejó que se recostara en el sofá.

El omega trató de cocinar lo más rápido posible, y es que anhelaba poder escuchar todo lo que su hijo tenía que decirle.

Además, que él también tenía que darle una noticia y, realmente no sabía si a Chan le agradaría del todo.

Además, que él también tenía que darle una noticia y, realmente no sabía si a Chan le agradaría del todo

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El príncipe y el plebeyo ☘ ChanInWhere stories live. Discover now