Sipnosis

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Un padre desesperado esperaba en la fila que hacían aquellos que deseaban hablar con el hombre más importante de la familia Uchiha, pues hoy era un día especial, el casamiento de su única hija. La tradición de los padrinos de las mafias debía respetarse para mantener el nombre de su apellido en alto, negarse a cumplir un favor arruinaría la reputación que han mantenido por años, pero a cambio de un favor los familiares, amigos, camaradas, y conocidos, eran obligados a devolver el favor sin importar las consecuencias. Un favor en cambio de otro del mismo valor.

Kizashi conoció al jefe de la familia Uchiha cuando adolescentes, por ello llevaba más de una hora esperando su turno para hablar con Madara Uchiha, mientras los demás invitados disfrutaban de la boda de su única hija. Los hombres a sus costados tenían fintas de gasters, y uno que otro dueño de sus propios negocios. Todos estaban reunidos en ese lugar por un motivo, un favor del jefe de la familia Uchiha.

Unos mantenía la seriedad mientras esperaban su turno, otros lucían nerviosos y practicaban cómo dar un saludo respetuoso a aquella figura omnipotente dentro de su oficina custodiada por escoltas con armas largas de alto calibre bajo sus hombros.

Cuando por fin llego el turno de verse cara a cara con Uchiha Madara, Kizashi tomó un suspiro profundo e ingresó a la oficina. Lo primero que miró fue el escritorio sin documentos, una caja de puros y una copa a mitad con un licor caro que el hombre sentado con los brazos cruzados sobre la madera esperaba continuar con esto rápido para ir a festejar con su querida hija y el resto de su familia. Uchiha Madara, no era el único que ocupaba aquella oficina elegantemente decorada con muebles refinados, a su derecho del omnipotente hombre que con una mirada paralizaba a personas inferiores a él, su mano derecha sostenía una lista con los nombres de los hombres que esperaban su turno fuera del despacho.

—Haruno Kizashi, toma asiento —ordenó Uchiha Obito, el ahijado de Madara.

—¿Qué te trae a la boda de mi hija sin recibir una invitación? —preguntó Madara de lo más neutral inclinándose hacia atrás para descansar su espalda. Con cincuenta años encima solo deseaba descansar antes de sacar a su hija a bailar con su padre.

—Lamento el atrevimiento, Uchiha Madara, pero dado a que celebra la boda de su única hija, tuve el valor de acercarme a usted sin que me negaran la entrada y una reunión privada —respondió Kizashi de la forma más educada sin mostrar lo desesperado que estaba por ayuda.

Madara no quito su vista del Haruno. La última vez que se encontraron jugaron dados en las peligrosas calles cuando adolescentes. No fueron amigos, pero sí fueron camaradas de juegos ilegales. Intentaba leer lo que en realidad lo había traído hasta su despacho tras varios años ausentes. En sus ojos pudo notar desesperación.

—Adelante, dime qué quieres —dio la órden de continuar con lo que sea que lo tenía de aquel modo. Madara supuso que se trataba de una deuda urgente que pagar o de un familiar que corría peligro.

—Quiero pedirle que me ayude a salvar a mi única hija de su secuestrador. Hace dos meses se la llevó y hasta ahora no la liberado pese a mis intentos por arreglarme con él. He vendido todo lo que tengo para pagar una suma de dinero la cual nunca a pedido, pero por más que intenté llegar a un acuerdo no quiere devolver a mi preciosa hija. A puesto a mi hija al teléfono para que me diga que es feliz con él y que no la busque más, pero presiento que recibe amenazas de muerte, por ello ella dice estar bien con él.

Mantenerse calmado no fue perduró por mucho tiempo, en cuanto comenzó a explicar lo que había sucedido con su hija, Kizashi comenzó a derramar lágrimas de importancia.

Pesadilla (Anti-romántico / EN EMISIÓN)Where stories live. Discover now