Primer intento.

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Izuku y Denki decidieron salir por fin del cuarto en busca de su primer objetivo. O sea, el guardia pelirrojo con dientes tan filosos que tal vez podrían arrancarles la vida, de nuevo.

Y justamente, el pelirrojo de torso desnudo iba directo hacia ellos, a lo que suponían iba a su habitación. 

—No, no, Denki, esto fue una mala idea. —Dijo Midoriya asustado porque les fueran a regañar. 

—Oye, tranquilo, yo me encargo. —Dijo Denki guiñando su ojo.

Izuku se escondió detrás de un muro mientras que el rubio fue directo hacia el amable guardia.

—¡Hola! No nos presentamos, soy Denki. —Saludó el chico tomando la mano del más alto.

—¿E-eh? Ah, Eijiro Kirishima. ¿Qué haces fuera de tu habitación? —Cuestionó haciendo el papel de guardia responsable. 

—Ah, Izu se durmió y me aburrí. —Mintió ligeramente. Al menos ya estaban en el infierno. Se acercó al pelirrojo. —¿No quieres distraerme un rato? —Habló casi gimiendo en el oído del guardia.

—O-oh, si quieres te hago compañía. —Tembló por la cercanía y sensualidad que tenía el chico. "Dios, ayuda", suplicó Kirishima.

Kaminari lo jaló hacia otra de las habitaciones para platicar y así.

Izuku salió de su escondite y baja hacia el trono en donde estuvieron en un inicio. Imaginaba que ahí estaría el Diablo, sin embargo, no había nadie en aquel cuarto.

Al no encontrarlo, comenzó a recorrer el castillo, aunque sólo la planta baja que se resumía en una gran mesa, una sala de estar y un cuarto de lavado. Ah, y una cocina.

Se adentró y ahí estaba, aún con su torso desnudo y un pantalón negro que hacía que se marcaran sus glúteos y su enorme miembro. 

"Ni siquiera está duro.", pensó el peliverde al quedar hipnotizado con tan gran pene.

—¿Se te ofrece algo? —Preguntó el rubio cenizo al ver que el pequeño peliverde le miraba con una cara que había visto miles de veces, aunque nunca hacia él.

—Sí... quiero decir... no, yo... —Estaba jodidamente nervioso por la gran mirada llena de dureza y tensión que le dedicaba el Diablo.

El chico salió corriendo entrando al primer cuarto que encontró pensando que era su habitación.

Vio una enorme cama con cobijas negras en vez de dos camas y se dio cuenta que no era su habitación. 

Y también recordó la razón de su increíble huida.

Miró hacia abajo encontrando con su ligera, pero notable erección. Suspiró enojado y excitado.

No evitó el impulso de recostarse en la suave y cómoda cama y comenzar a tocarse levemente sobre la tela de su short para dormir. 

—¡Mhh! Ahh. —Comenzó a gemir ligeramente al aumentar la presión. 

Bajó su short dejando relucir su miembro, comenzó a subir y a bajar.

—¡Ahh! Mhhhh Ahhhh. —Sentía como poco a poco el clímax llegaba, por lo que aumentó la velocidad. —¡Ohhh! Mhh... ¡Ahhhh! —Gimió soltando su semen en las cobijas manchándolas.

Esperaba que la habitación no le perteneciera a nadie.

Subió su ropa rápidamente al escuchar la puerta siendo abierta. Tapó como pudo la mancha usando una almohada para esparcirla ahí.

—Maldito idiota, huyes de mí y terminas en mi jodida habitación. —Dijo con un poco de enojo de que alguien hubiera entrado a su habitación sin permiso.

Seduciendo al Diablo |Katsudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora