capítulo veinte

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—¿NO vas a firmar el contrato con él? —repitió Yosef las palabras que dijo JungKook, mirándolo directamente a los ojos—. ¿Has perdido la cabeza?

Estaban solos en la parte trasera de un auto alquilado que se dirigía a la casa de JiMin para la reunión de la negociación final. El chofer había puesto la división, así que tenían algo de privacidad. No tenía tiempo que perder; necesitaba que Yosef estuviera de acuerdo en hacer lo que le pedía, antes de que llegaran a la residencia Park.

El dolor era un ruido hueco. Era difícil de creer que renunciar a la tenue esperanza que se había permitido disfrutar errónea y peligrosamente, podría dejarlo tan vacío y en carne viva.

—Entré en sensatez —susurró JungKook.

Yosef gruñó.

—¿Qué pasó? ¿Qué cambió? Hasta ahora habías estado conforme en dejar que ellos fueran los que concluyeran que un sustituto sería lo mejor, y pensé o esperé en todo caso, que estuvieras dispuesto a estar con él si se retractaban en el requisito del hijo. ¿No fue así?

—Sí, pero las cosas han cambiado.

—¿Qué cosas? —Las espesas cejas de Yosef saltaron.

JungKook vaciló. No podía explicar cómo es que le cayó el veinte mientras abrazaba al dormido cuerpo de JiMin durante la noche anterior. Cómo había entendido con una certeza implacable, que no importaba lo que él anhelara, no importaba cuánto deseara que fuera diferente, nunca iba a ser el omega que Park JiMin se merecía. Ya lo había pensado, había sabido que esa era la verdad, pero tontamente había esperado estar equivocado y se permitió imaginar que podría haber alguna manera...

Sin embargo, ayer por la noche lo había sentido en sus huesos: JiMin era bueno, tenía un alma buena, y JungKook estaba arruinado, no podía dejar que la vida de JiMin se contaminara por ello.

—¿Qué cambió, JungKook? Ayúdame a entender por qué estás saboteándolo.

—Ayer por la noche, nosotros... —se calló.

La dicha que había caído sobre y a través de él mientras consumaban el vínculo, era difícil de explicar. No sabía si alguna vez sería capaz de escribir un poema que capturara esos tiernos y perfectos sentimientos. Probablemente nunca lo intentaría. Recordar tanta alegría pura una vez que hubiera destruido para siempre el afecto de JiMin hacia él y rechazara su vínculo, sería enfermizo.

—Consumamos la imprimación.

Las cejas blancas de Yosef se torcieron mientras parpadeaba en estado de shock.

—No pude detenerme. Perdí el control.

—¿Delirio de feromonas?

—Sí, y... —Bajó la voz—. Estoy por entrar en celo. No me queda mucho tiempo.

—Dios Lobo, JungKook, entonces firma el contrato con JiMin y termina con ello.

—No. Tengo que poner fin a esta farsa antes de que arruine su vida.

—¿Qué farsa? Eres su Érosgápe. No hay nada falso al respecto. — Yosef tomó su mano y dijo con urgencia—: Escúchame. Te conozco. Quieres a JiMin. No importa lo que digas y cuáles sean las mentiras que te estés diciendo a ti mismo, sé cuánto anhelas que él te ame incondicionalmente.

—¿Por qué estás torturándome, Yosef? ¿No entiendes que no importa lo que yo anhele? No puedo tenerlo.

—Sí puedes. ¡Es un buen hombre! Podrías ser feliz con él.

—¡Nunca podría ser feliz con él! —exclamó JungKook, ardiéndole la garganta por el nudo en ella—. Me odiará cuando descubra la verdad sobre ese segundo resurgimiento de celo. Me detestará cuando entienda que no puede tener hijos con su Érosgápe porque fui egoísta y estúpido.

𝘀𝗹𝗼𝘄 𝗵𝗲𝗮𝘁  ᡴꪫ‎ jikookNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ