capítulo once

481 74 6
                                    

—¿Se masturbaron juntos? —Los ojos café oscuro de Rosen, se agrandaron y su boca roja se abrió. Su pelo estaba retorcido en uno de sus recogidos ingeniosos, y llevaba una camiseta salpicada de pintura, mientras preparaba un lienzo para otra de sus "expresiones", como llamaba al arte que producía cuando no enseñaba en la universidad o jugaba a ser chef.

JungKook suspiró, se frotó su cara sin afeitar y caminó de un lado a otro por el desordenado garaje cerca del departamento de Rosen y Yosef. Rosen lo alquilaba para usarlo como estudio. El suelo estaba pegajoso con pintura de óleo medio seca y aguarrás derramado, y el olor astringente del lugar, llenaba por completo sus fosas nasales a pesar de las ventanas abiertas. Lienzos de colores cubrían las paredes mientras que otros estaban recargados en pequeños montones de más o menos medio metro de profundidad. Y frascos de vidrio embarrados de pintura, estaban apilados en un mesón.

—Fue un error —dijo finalmente.

—Uhm.

Frunció el ceño y se detuvo en seco junto a Rosen, quien estaba mezclando un color azul muy similar a su tono favorito, en una gran paleta de madera.

—¿Qué quieres decir con "uhm"? Tu expresión lo dijo todo sobre cuán desastroso era.

Rosen se encogió de hombros. —Ya está hecho. ¿A quién le importa si fue un error? Yo digo que le sigas.

—¿Le siga a qué? Esa es la verdadera cuestión. Ahora le he dado esperanza. —A él y a sí mismo. Y en realidad eso era lo peor de todo. JiMin era un niño; sus padres podrían destrozarlo fácilmente. Era su propio corazón al que había arriesgado estúpidamente.

—¿Estuvo bueno?

—No seas ridículo.

—Increíble, entonces —murmuró Rosen—. Me lo habrías dicho todo si hubiera sido malo. De haberlo odiado, ni siquiera sería un problema. Sólo decidirías que no quieres emparejarte con un alfa que no puede ni abstenerse de tener sexo por teléfono, lo obligarías a escoger un sustituto, y terminarías con él.

—Dios Lobo, eres casi tan imposible como Urho.

—No se lo contaste a él, ¿o sí?

—No. Es demasiado anticuado. Lo encontraría "impropio".

Rosen sonrió. —Eres tan cruel con él.

—No puedo hacer nada acerca de sus sentimientos por mí.

—Al menos no niegas que tú también los tienes por él.

JungKook gruñó. —Estás perdiendo el punto de lo que vine a hablar. ¿Cuándo estará Yosef de vuelta? Él entenderá.

—Fue a ver a su papá. No ha estado bien desde que el padre de Yosef falleció.

—Sufrimiento Érosgápe —murmuró JungKook, cruzándose de brazos e imaginando un futuro en el que JiMin se enfrentaría a tantos años de soledad. Como Urho—. Me moriré mucho antes que JiMin. Otra razón por la que él estaría mejor con un sustituto de su misma edad.

Rosen puso los ojos en blanco. —Puedes decirte todo lo que quieras, pero no lo convierte en verdad. Al igual que comer sándwiches de queso con moho, no lo hace una cena decente.

—Hablando de eso, necesitas darme de comer antes de que me vaya a casa. Se me acabó todo. Esta mañana casi como comida de Zephyr antes de encontrar un trozo de queso en la parte inferior del refrigerador.

—Estaba enmohecido, ¿verdad?

—Lo raspé.

Rosen suspiró. —Yo estaría mucho más preocupado por cómo vas a alimentar a tu alfa, que por si él estaría mejor o no con un sustituto.

𝘀𝗹𝗼𝘄 𝗵𝗲𝗮𝘁  ᡴꪫ‎ jikookWhere stories live. Discover now