𐐪 capitulo trece

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✰: Regulus psicólogo volado

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✰: Regulus psicólogo volado.

llenen de comentarios este capítulo por ser mi cumpleeeee

sexto año
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      PÁNICO Y MIEDO, ESO SENTÍA REMUS LUPIN. La primera luna llena de Octubre era esa misma noche y en su cabeza todo era un caos a tan solo pensar lo que ocurriría cuando la luna esté en su punto más alto.

Su transformación siempre se sentía como la primera vez, el dolor en todo sus nervios, el sentir como cada hueso se le rompía, la ropa se hacía añicos y largas uñas crecían de sus manos, el como los sonidos se agudizaban al igual que su visión y por último el soltar un aullido al completar su transformación. Pero nada se comparaba con el dolor que sentía, lo humillado y avergonzado que salía por cada centímetro de su persona al verse en un espejo y notar una nueva cicatriz en él.

Ninguno en su círculo social opinaba respecto a sus cicatrices en su rostro o brazos, pero aún así los susurros detrás suyo donde se preguntaban cómo se los hizo le atormentaba.

—¿Lunático? —fue eco para sus oídos cuando la figura de Sirius apareció delante suyo. Pestañeando varias veces dirigió su mirada al azabache, quien tenía el ceño fruncido—. Llegaremos tarde al desayuno.

Efectivamente, apretó los labios cuando vió la hora en el reloj y le dió la razón mentalmente a su amigo. Se levantó con pesar, como si tuviera toneladas y toneladas de pesas sobre sus hombros que lo obligaba a casi arrastrarse sobre el piso.

Estaba vestido, tenía todo para ir al gran comedor, pero sabía que algo le faltaba, no algo material. No. Le faltaba esa sonrisa, por más diminuta que sea, en su rostro faltaba una sonrisa.

—Ten, Lunático. Un chocolate para el camino —sintió a Peter colocarse a un lado mientras le pasaba el dulce—. Lo guardé especialmente para ti.

—Gracias, Colagusano —intentó, Remus realmente intentó darle una sonrisa, pero no pudo.

—Estaremos ahí —la voz gruesa de James lo hizo girar la cabeza hacia su lado izquierdo, notando como él también poseía un rostro serio—. Estaremos ahí contigo, Lunático.

—No tienes que preocuparte, nosotros te cuidamos —le dijo Peter, abrazándolo por los hombros.

—Siempre te cuidaremos —reafirma Sirius, acercándose.

Y Remus Lupin quiso echarse a llorar como un niño chiquito ahí mismo, sintiendo los brazos de sus mejores amigos rodearlo, envolviéndolo en un cálido abrazo que siempre lograba causar que su corazón se achicase y las lágrimas saliesen de forma calmada, pero lo hacía.

𝐁𝐎𝐘𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃𝐒 | 𝐭𝐡𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐚𝐮𝐝𝐞𝐫𝐬Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora